Campesinos salvadoreños apuestan por el desarrollo sostenible

En el Bajo Lempa, al oriente de la nación centroamericana, 86 comunidades agrícolas y pesqueras impulsan la diversificación agrícola, el cuidado del ambiente, la producción ecológica, la educación y la cultura

Campesinos de una de las zonas costeras más frágiles de El Salvador impulsan un modelo de crecimiento económico y desarrollo sostenible, basado en el respeto al medio ambiente, la educación y la seguridad a la población, como claves para el despegue de la región.

El plan lo lleva adelante desde hace 14 años la Asociación Mangle, en la zona sur del oriental departamento de Usulután conocida como el Bajo Lempa, e involucra a unas 86 comunidades agrícolas y pesqueras asentadas en la bahía de Jiquilisco. En la zona viven 147.549 personas, según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

“Hemos trabajado con diferentes actores, grupos locales, comités de jóvenes, comité ambiental, guardaparques para sacar adelante esta plataforma de desarrollo sostenible del territorio”, explica la presidenta de la asociación, Carmen Argueta.

El respeto y el cuidado de los recursos naturales es clave para el impulso de este modelo, añadió esta campesina, que lleva sobre sus hombros décadas de trabajo organizativo en las comunidades.

La zona de la bahía abarca 635 kilómetros cuadrados y es uno de los principales ecosistemas del país, hábitat de la mayoría de las aves marino-costeras y lugar de anidación de cuatro de las siete especies de tortugas marinas existentes, en peligro de extinción.

Para impulsar el desarrollo económico, algunas comunidades aportaron a la diversificación agrícola y dejaron atrás el monocultivo.

En algunas parcelas, las familias siembran piña y mango, no solo para el autoconsumo, sino también para generar ingresos, así sean modestos, a la economía familiar.

Paralelamente, conscientes de la protección del ambiente, se desarrollaron proyectos de abonos orgánicos (a base de cáscaras de huevos, ceniza y otros materiales) para que poco a poco se vaya dejando la dependencia de insumos químicos.

Una de las apuestas más rentables para los campesinos aglutinados en seis cooperativas agrícolas es la producción de semillas de maíz certificadas, que desde 2011 el gobierno adquiere cada año para distribuirlas a 400.000 agricultores, como parte del Plan de Agricultura Familiar.

La producción acuícola es otro rubro importante en el Bajo Lempa, sobre todo de camarón.

“Se busca pasar de la producción artesanal de camarón a una semi intensiva, siempre respetando el ambiente”, comenta el alcalde de Jiquilisco, David Barahona, uno de los más involucrados en el plan de desarrollo sostenible de la zona.

En educación, los dirigentes comunitarios establecieron acuerdos con centros de enseñanza, como la Universidad Nacional de El Salvador, y consiguieron becas para jóvenes de la zona. Algunos culminaron sus estudios superiores y volvieron ya al Bajo Lempa a trabajar en la zona.

Fuente: Reportaje publicado en IPS | @IQLatino

Imagen: Edgardo Ayala/IPS