El papa Francisco mostrará su preocupación por los pobres y los olvidados de América Latina durante un viaje a su continente de origen a partir de este fin de semana, como lo hizo cuando era un joven jesuita hace varias décadas. En una gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay que durará una semana, se prevé que el primer papa latinoamericano insista en su llamado a una revolución cristiana no violenta contra las “causas estructurales” de la desigualdad y la degradación medioambiental, y que intente revertir el declive de la participación de los feligreses en la iglesia católica en la región. Hasta la elección de los destinos parece simbólica: tres países con grandes poblaciones indígenas que a menudo quedan relegadas a un lugar secundario, aún en América del Sur. De forma significativa, el papa Francisco no visitará su Argentina natal, un país extenso y relativamente próspero.
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