Qué hace la tecnología por mejorar la competencia bilingüe

El mercado de idiomas en la región es enorme y relativamente abierto, y los últimos años han visto un mayor influjo de inversores y emprendedores ofreciendo soluciones educativas

En la economía del conocimiento que impera a nivel global, el manejo del idioma inglés es una habilidad fundamental para el progreso profesional. Desafortunadamente, América Latina aún sigue retrasada en la competencia bilingüe.

De acuerdo con el último reporte Education First English Proficiency Index (EPI), el mayor relevamiento internacional sobre el aprendizaje del inglés, con un alcance de 63 países, la región es uno de los peores alumnos. El EPI revela que la mayoría de los países latinoamericanos obtuvo un rendimiento “bajo” a “muy bajo”, incluidos sus líderes Brasil, México y Chile. Solo Argentina obtuvo puntajes “altos”, ubicándose en el puesto 15.

El Índice EPI se conforma combinando datos desde su primera medición en 2007, con los resultados de los 750.000 adultos evaluados en 2013. Como podría esperarse, los países nórdicos, con sus sistemas educativos de avanzada, ocupan 4 de los primeros 5 puestos. En tanto, Perú, Brasil y México se ubicaron 34, 38 y 39, respectivamente, Chile –con quizás el mejor desempeño educativo regional- 41, y Venezuela, Guatemala, Panamá y El Salvador, aún más abajo.

Las empresas tienen una necesidad creciente de mantenerse competitivas a nivel global; en este contexto el manejo de idiomas es fundamental. Algunos gobiernos lo han asumido, tanto a nivel local como federal, pero según EF “las iniciativas privadas… y las empresas son responsables por gran parte del progreso del inglés a nivel mundial”. En otras palabras, las compañías que más necesitan de estas competencias son también las están empujando su desarrollo en su propia fuerza de trabajo.

El mercado de idiomas en la región es enorme y relativamente abierto, y los últimos años han visto un mayor influjo de inversores y emprendedores ofreciendo soluciones educativas. Junto a los actores tradicionales como BerlitzHarmon Hall, o Wall Street English, han surgido nuevas empresas. Por ejemplo, Open English, una plataforma online que brinda tutorías online con angloparlantes nativos. También está la norteamericana Rosetta Stone, y Voxy, fundada por el emprendedor Paul Gollash en 2010, que ofrece a los usuarios con herramientas móviles interactivas en su lengua. Duolingo, una de las aplicaciones interactivas más populares, fue fundada por el guatemalteco Luis Von Ahn.

Todas estas empresas comparten un uso innovador de la tecnología destinado a hacer el aprendizaje del idioma más intuitivo, interactivo e integrado a la vida cotidiana. Sesiones de video chat pueden alcanzar a estudiantes en lugares remotos, mientras que las aplicaciones que responden a las fortalezas y debilidades del estudiante hacen el aprendizaje más personalizado.

Apenas diez años atrás, estas opciones no existían y hoy ayudan a millones de estudiantes al año. Esto representa un avance pero aun no es suficiente –la región tiene más de 117 millones de niños en edad escolar, el 40% de los cuales no terminó la escuela. Y entre los que sí lo han hecho, muy pocos asisten a instituciones con una buena instrucción de idiomas. En efecto, muchas empresas están poniendo el foco sobre un público adulto, lo que obliga a preguntarnos: si están produciendo resultados, ¿por qué no habría de suceder lo mismo con alumnos de edad escolar?

Aquí es donde la cooperación entre gobiernos y sector privado puede hacer una verdadera diferencia. No solo con las así llamadas “asociaciones público-privadas”, que a menudo toman la forma de estrategias de lobby, sino más bien a través de un modelo en el que los innovadores privados prueben nuevos tecnologías de aprendizaje, que luego puedan ser escalados por gobiernos nacionales y estatales.

De manera similar, los gobiernos pueden ayudar a sobreponer algunas fallas del mercado. “En el sector educativo, la falta de información puede conducir a desinvertir, lo que puede ser uno de los peores escenarios,” afirma Ariel Fiszbein de PREAL. “El retorno financiero de estudiar inglés no siempre está claro para los individuos, especialmente en el nivel escolar”. Por tanto, la demanda de servicios en ingles podría ser menos entre aquellos que más lo necesitan. Las iniciativas gubernamentales pueden agregar valor concientizando sobre la importancia de contar con un segundo idioma en el mercado laboral.

Quienes trabajan en reclutamiento lo saben bien. “Un excelente manejo de inglés es el factor más importante para encontrar trabajo en casi todas las industrias en América Latina”, argumenta Azucena de Benedetti, quien preside Gente Estratégica, una iniciativa de educación técnica que provee entrenamiento a más de diez mil estudiantes en quince industrias.

La información recogida por Education First concuerda –y no solo con respecto a América Latina. “El inglés se está volviendo una habilidad básica para la fuerza de trabajo global… [y es] un elemento cada vez más central para determinar la empleabilidad,” explica el reporte EPI. En esta nueva realidad, encontrar una manera para combinar modelos exitosos de los emprendedores lingüísticos con el poder de la política pública será clave para el desarrollo económico de la región.