Los barrios, tugurios, favelas o villa miseria son algunos de los nombres que le damos a la ciudad informal en Latinoamérica. En esa parte de la ciudad que no ha sido planificada formalmente, la gente no tiene acceso (y si lo tienen es muy limitado) a servicios básicos, transporte público, seguridad y espacios públicos. Sin embargo, la mayoría de las viviendas que conforman la trama urbana de la ciudad informal han sido autoconstruidas a través de muchos años, con los ahorros y el esfuerzo familiar. Existe poca información sobre cuales de esas viviendas son seguras, están en terrenos propios o cuantos habitantes tienen. Sin embargo, sin ellas, una gran mayoría de las ciudadanos latinoamericanos no tendría un lugar a donde regresar todas las noches después de la escuela o el trabajo.
Esta columna nace de la necesidad de entender un poco mejor las condiciones de cada una de esas familias que han construido su casa con el esfuerzo diario de su trabajo. Buscamos entender realmente como han sido esos procesos de autoconstrucción tan comunes pero tan poco reconocidos en las ciudades latinoamericanas. Visitaremos un hogar cada quince días para escuchar las historias, las aspiraciones y los sueños de tantas familias latinoamericanas que no tienen acceso a la vivienda formal. Esperamos con esta columna acercar al lector a una realidad que por mas de cincuenta años ha afectado a las grandes ciudades de Latinoamericanas.
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Casa de Neyi e Ismael
Juan Moreno, Municipio Revenga. Estado Aragua, Venezuela
Neyi Adrián conoció a Ismael su pareja hace 19 años. Ella vivía en Sabaneta con su familia y vino a las fiestas del ron organizadas por Santa Teresa en El Consejo. Unos amigos le presentaron a Ismael y desde entonces no se han separado. Ya tienen 6 hijos y dos nietos (uno en camino). Él trabaja como albañil y ella es la jefa de cocina del comedor de una escuela.
Construyeron su casa en un terreno que les cedió su suegra que tiene mas de cuarenta años viviendo en Juan Moreno. Ella cuenta: “Esta casa fue construida con los ahorros de mi esposo Ismael y mi persona. Poco a poco fuimos construyendo, aquí había un árbol de Jobo tuvimos que ir a la alcaldía para que lo talaran. Era un terreno alto. Sacamos un montón de tierra con pico y pala y la mandamos a botar con un camión de la alcaldía. Después fue que pudimos construir la casita con unas tablas que nos regaló la Fiat (Ismael trabajaba allí), pasó un tiempo y empezamos a construir la obra de bloque poco a poco. La madera se la cedimos a una chica de por allá y a una sobrina, y así ellas hicieron sus casas. Eran tablas grandes que hacían una pared completa. Un vecino les vendió unos bloques que no estaba usando. Ahí empezaron a comprar material semanal cuando podían. Hoy, poco a poco ya vamos llegando. Él (Ismael) ha sido el albañil de la casa. Con la ayuda de mis hijos que lo ayudan a batir la mezcla. A Berlín le gusta mucho ayudar a su papá cuando está trabajando la albañilería porque ella se cree ingeniera”.
“Poco a poco ya vamos llegando” porque cada elemento de su casa ha sido un pequeño esfuerzo: la reja de la ventana de la sala, que mide 1.20 por .80 metros, la trajeron en la moto, la franja decorativa de la cocina la pinto a mano y el tope lo recién terminaron de pulir anoche. Hace un año frisaron las paredes internas porque ya no podían ver mas los bloques de ladrillo. Ahora quieren terminar de reparar la fachada, frisarla, pintarla y poner panorámicas para que no se meta el agua a la sala cuando llueve.
Los fines de semana venden perro calientes en un porche que tienen, aunque pronto se va a convertir en la casa de su hijo mayor, quien está esperando su primer hijo. Sus hijos juegan metras en la calle, se llevan bien con los vecinos. Ella está agradecida de ser abuela y de que sus hijas sigan estudiando, eso es lo que mas les desea.
Agradecimientos a Neyi Adrián por concedernos la entrevista y por invitarnos a su casa.
[…] Auto construcción – Como viven el drama los que no tienen acceso a viviendas formales […]
La autoconstruccion es un proceso bastante interesante porque responde a la ausencia de politicas publicas que permitan acomodar a una gran cantidad de personas que migran hacia las ciudades y que no tienen recursos para acceder a una vivienda. Ademas, muchas de estas viviendas autoconstruidas lograr tener altos estandares de habitabilidad despues de muchos anios. Existe ya una cultura de la autoconstruccion que deberia ser aprovechada para generar una politica que ayude a reducir el deficit habitacional que existe en Venezuela y en otros paises del continente. Guiar el proceso de autoconstruccion puede ser una de las mejores herramientas.
Este es un tema que es muy interesante, queria dejarte este PDF sobre cultura constructiva informal que se hizo en Venezuela.
Saludos!
http://issuu.com/sem_proceso_urbanos_informales/docs/03_c-la_cultura_constructiva_informal_y_la_transfo