1. Toda transformación individual o colectiva tiene dos formas de emprenderse: por compulsión (cuando se asume cuando ya no hay más remedio que asumirla) o por convicción (cuando se asume porque se cree que es lo mejor que puede hacerse)
2. Los elementos clave de los proyectos e iniciativas de innovación social son: sentido (responde a la pregunta, ¿para qué sirve?), vocación (sale del corazón), socios (no clientes), comunidad, transparencia, democracia, participación, autenticidad, apertura, intersectorialidad, organización en red, viralidad, cooperación, nuevos formatos de financiación, rentabilidad económica y social.
3. Para innovar socialmente, se necesita: fuerza interior, esperanza, resiliencia (capacidad de un individuo, entorno u organización de reponerse a los traumas) y longanimidad (constancia de ánimo en las adversidades).
4. Además de la cadena de valor tradicional, una iniciativa de innovación social debe tener una cadena de sentido, que incluye parámetros como pertenencia, utilidad social, transparencia, compromiso, simetría y ecología social y natural.
5. Si queremos ser innovadores sociales, tenemos que tener principios, consciencia, trabajo, carácter, ética y compromiso. Y tenemos que pensar bien, actuar bien y amar bien. Confiar en uno mismo, confiar en el otro y tener esperanza en la vida.
6. Existen herramientas digitales que nos permiten organizarnos socialmente, alrededor de conceptos como corresponsabilidad, retorno social y bien común.
7. Está muy bien hablar de valores, pero hay que aplicarlos y vivir con ellos, y esto no es tan fácil.
8. Cuando llega una oportunidad de hacer un proyecto con sentido, la pregunta es ¿con quién puedo colaborar? La endogamia, incluso en las organizaciones, no sirve. Las ideas no son de nadie, son de todos.
9. El concepto de “excedente cognitivo” parte de la base de que las personas despiertas tienen más ideas que tiempo para ponerlas en marcha, se trata de captar esa energía para un fin productivo para la sociedad y para el planeta.
10. La colaboración no es un fenómeno que espontáneamente se sostenga, hay que aprender a provocarla y manejarla.
Y, a partir de las reflexiones, me propongo:
- Hacer lo que creo que tengo que hacer.
- Utilizar las características de las iniciativas de innovación social para ver dónde pongo mi energía, mi tiempo y mi amor.
- Utilizar sistemáticamente los conceptos resiliencia y longanimidad, y mirar a largo plazo, a 100 años vista.
- Reflexionar sobre la cadena de sentido cuando observo una organización.
- Pensar bien. Actuar bien. Amar bien. Confiar en el otro.
- Aprender a utilizar las herramientas digitales, observar los prototipos de las iniciativas de las que aprendo.
- No sólo hablar, también hacer, hacer, hacer. Aceptar mis incoherencias cuando no haya más remedio.
- Colaborar, colaborar, colaborar. Apertura de mente y de corazón, dejar que la Vida me traiga a las personas que me van a ayudar a crecer.
- Dejar que otros utilicen mi excedente cognitivo para que todos vivamos mejor.
- Aprender a provocar y manejar la colaboración, ya que ya no vale con las actitudes individuales, el cambio es tan apremiante que hay que trabajar en equipo.
- Por último, una frase con Wikipedia que creo que podemos generalizar: “El problema con Wikipedia es que sólo funciona en la práctica. En teoría, nunca podría funcionar”. Hagamos que la innovación social funcione en la práctica, qué más nos da, la teoría.