Interno, un restaurante de Cartagena gestionado por reclusas, dentro de la cárcel y abierto al público

En el pleno centro histórico de Cartagena, la ciudad del caribe colombiano, acaba de abrir un restaurante. Nada novedoso excepto que en la puerta hay un guardia que desbloquea un candado desde dentro para que entren los comensales, porque las mujeres que lo atienden están presas. El restaurante Interno, inaugurado en diciembre, está dentro de la Cárcel Distrital de Mujeres de San Diego, con una población de 180 reclusas.

En el menú hay platos típicos de la costa Caribe colombiana, según un artículo de Natalia Guerrero en BBC Mundo: Carimañolas de queso y carne, encocado de camarón, posta cartagenera con arroz con coco, berenjenas gratinadas con tomates de la huerta, pesca del día con vegetales de la huerta: la huerta, en la que crecen berenjenas, perejil, pepinos, tomates, está dentro de la cárcel y la cuidan las presas.

Según el periódico colombiano El Heraldo, asesoraron el menú el cocinero español con una estrella Michelin, Koldo Miranda, con el apoyo de sus colegas colombianos Leonor Espinosa, Harry Sasson, Guillo Vives, Fernando Bernal, Juan Felipe Camacho, Charlie Otero, Vicky Acosta, Leonardo Morzan y Mila, de cuyas recomendaciones han salido también platos como berenjenas gratinadas con tomates de la huerta y ceviche de corvina con tabule andino de quinua.

El menú cuesta cerca de 30 dólares por cabeza –entrada, plato principal, postre, un jugo (carambolo de piña, limonada de patilla, mango de biche con hierbabuena– o una copa de vino, que pueden disfrutar hasta 60 comensales.

Johana Bahamón es la directora y creadora del proyecto en Cartagena, una réplica del restaurante InGalera de Milán, Italia, dice la nota de BBC Mundo. Bahamón, actriz y activista de los Derechos Humanos, escuchó sobre él en un programa de radio y viajó a Milán para enterarse al detalle de cómo funcionaba. De regreso en Cartagena, capacitaron a las presas y a los cuatro meses abrieron Interno.

No era la primera vez que trabajaba con las presas: hace cuatro años fundó la Fundación Teatro Interno, para la defensa de los derechos de los presos en Colombia. “Los presos me transformaron”, le dijo la actriz a la revista Credencial.

La fundación considera a este restaurante como un emprendimiento social “que demuestra el poder de la inclusión en vez de la inclusión”, y como una vía para la reconciliación entre la población carcelaria y la que está en libertad.

“El día que inauguramos les dimos a cada una de las 180 presas camarotes y colchones nuevos. Muchas de ellas tenían que dormir en el piso y la idea con este proyecto es que se mejoren sus condiciones de vida”, comentó a BBC Mundo. El proyecto cuenta con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo y la alcaldía de Cartagena.

Otro artículo de Infobae agrega que para la apertura del restaurante, unas 110 reclusas aprendieron aspectos básicos de cocina, atención al cliente, emprendimiento, panadería, huerta productiva y adecuación de espacios.

Y aunque son 25 de ellas las que trabajan de forma activa en el restaurante, el hecho de que todas hayan recibido el entrenamiento es clave para su resocialización una vez que salgan de la cárcel. De hecho, asumieron ellas mismas la reforma de un sector de la cárcel, desde las paredes y el techo, hasta el sistema de tuberías y la electricidad, para convertirlo en el restaurante Interno.

El entrenamiento les enseñó también sobre el manejo de los alimentos, el etiquetado, y el cultivo en la huerta que provee las verduras de su menú. Otras reclusas se encargan también de la panadería y otras de la atención al cliente.

“El proyecto las despertó de ese sueño físico y mental, que era después del desayuno, salir al patio, lavar su ropa, tal vez fumar y volverse a dormir, para más tarde, comer y dormir de nuevo”, comentó Luz Adriana Díaz, administradora del restaurante y entrenadora de las mujeres, a BBC Mundo.

“Ellas (las reclusas) son muy positivas, nos han apoyado con el proyecto; han estado en pie, trabajando en favor de ellas mismas, porque con este proyecto se redime condena, porque todas las horas trabajadas cuentan a su favor. Esto ha sido una de las motivación principales para que nos respondan”,  cita a Días la nota de Infobae.

En efecto, trabajar en el restaurante les otorga la redención de la pena, un día menos por cada día trabajado. Y además reciben un pago con los ingresos que recibe el restaurante, que además sirve para mejorar ciertas condiciones de la cárcel. Y pagar el sueldo del chef profesional de Interno.

“No sólo son ahora mujeres productivas, que aplican sus conocimientos sino que la violencia dentro de la cárcel ha disminuido en un 50%”, concluye Díaz.

En apenas dos meses desde su apertura, el éxito del restaurante es inocultable. En uno solo de los cuatro días del reciente Hay Festival de Cartagena de finales de enero, hicieron 3 mil dólares de caja. Las reservas de Interno están llenas.

Imagen tomada de Jet Set