Está a punto de desaparecer el último glaciar de Venezuela, el del Pico Humboldt, el segundo más alto de la cadena montañosa de Los Andes, en el estado Mérida. Uno de los picos prominentes de la Sierra Nevada merideña. Le quedarían 20 años de existencia al glaciar La Corona, según los científicos. Hace tiempo que lo advierten ellos, pero perseveran en su búsqueda: no quieren quedarse sin registrar esa desaparición ni lo que eso significa para el estado climático de esta zona que se conoce como la “de las nieves eternas”, ni para el planeta.
En un país en emergencia como Venezuela, es obvio que esta tarea no cuenta con ningún apoyo estatal o institucional. Estos científicos hacen las investigaciones por su cuenta, en los laboratorios de la facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes, sin luz, ni plantas eléctricas que mantengan el frío de las neveras y congeladores en los que pueden preservar las muestras; hay escasez de gas; no hay papel suficiente para los registros, ni internet, ni fax. Impermeabilizan sus botas con cera de vela. Usan papel reciclado para los registros.
La agencia Associated Press dedicó su segundo episodio de “What Can Be Saved?” (“¿Qué puede salvarse?”), una serie audiovisual sobre cambio climático, a la persistencia de estos científicos venezolanos.
“Venezuela se va a quedar sin glaciares. Hoy solo queda uno el del Humboldt y nosotros tenemos que estar allí cuando desaparezca. El cambio climático es real y hay que documentarlo y hay que estar allí. Esto, además de ser muy trágico, muy triste, muy especial, es una oportunidad única de investigación y de aprendizaje”, dice en el reportaje Alejandra Melfo, profesora de física de la Universidad de los Andes, líder de ese equipo de investigadores.
“(…)Esto es algo que simplemente no puede esperar”, agrega.
En efecto , que los glaciares desaparezcan de un territorio significa que se extingue la oportunidad de estudiar los efectos del veloz cambio climático –el aumento raudo de las temperaturas del planeta– que tiene a la tierra entera en riesgo, como explicó el glaciólogo Jorge Luis Ceballos a CNN, en una nota en la que también hablan de glaciares en vías de extinción en Colombia.
“Los glaciares son una de las mejores alarmas que tenemos para medir lo que está pasando con el cambio climático, son un laboratorio perfecto para medir ese fenómeno”. Perderlos, añadió, sería perder “uno de los mejores laboratorios para estudiar el clima, porque ayudan a explicar las temperaturas del planeta”, Ceballos es experto del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de ese país, que hizo un reporte en 2017 que advirtió que en Colombia los glaciares podrían desaparecer en 30 años.
Con la extinción del glaciar La Corona del pico Humboldt dentro de 20, Venezuela no solo se adelantaría a su vecino, sino que sería el primer país de Suramérica en haber perdido por completo estas masas de hielo.
Por eso los investigadores del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad de Los Andes se apresuran a estudiar qué ocurre y qué especies quedarán una vez el glaciar desaparezca, y sigan aumentado la temperatura.
“La pregunta para nosotros es cómo van a hacer plantas musgos líquenes los para generar nuevos ecosistemas a esas velocidades tan grandes en los que se están generando los cambios hoy en día”, dijo el científico del equipo, Luis Llambí.
“Estamos garantizando que todo ese esfuerzo de años no se pierda”, agrega Alejandra Melfo.
El esfuerzo de años es la investigación que han hecho en la facultad y que sostienen en condiciones más que adversas, con su propia voluntad.
En noviembre de 2018, los periodistas Jeanfreddy Gutiérrez y María Fernanda Rodríguez hicieron un reportaje extenso para Mongabay Latam en el que contaron que los investigadores del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad de los Andes no habían “podido organizar una sola expedición científica hacia los glaciares de Mérida desde 2014.
“Y esto no solo significa que no pueden estudiar la desaparición del último de sus glaciares, sino que no podrán continuar analizando los microorganismos que llevan siglos atrapados bajo la masa glaciar, un mundo fascinante y complejo que puede dar luces, sin exagerar, de la variabilidad climática y los orígenes de la vida en el planeta”, escriben.
En el reportaje de Associated Press muestran sin embargo, que lo lograron. Una misión ha escalado hasta la zona este año, al glaciar y a los páramos que están debajo, para observar sus especies autóctonas y registrar los efectos en ellas de los cambios de temperatura.
Llegar hasta allí no es fácil: son 4940 metros sobre el nivel del mar.
Pero ellos van.
“Hacemos seguimiento a largo plazo de cómo está cambiando la temperatura y la vegetación a lo largo de los años. Si no los documentamos nadie ni siquiera va a saber que muchas de esas especies que son únicas en el planeta pueden estar por desaparecer sin que nadie se entere”, dijo Llambís.
El reportaje de Mongabay Latam registró que solo le quedan al glaciar La Corona 0,2 kilómetros de nieve. Los científicos van a perseverar.
“Muy en el fondo tengo la esperanza de que la situación del país puede mejorar y que podemos seguir haciendo ciencia y que podemos seguir formando jóvenes investigadores. Y esa esperanza es la esperanza que hoy en día me mantiene aquí. Sin embargo, mi margen de espera no es infinito”, añadió Rosibell Pelayo Escalona, de la Universidad de los Andes.