Mientras el gobierno de Donald Trump muestra una participación activa en esta etapa del proceso venezolano, aumenta las sanciones contra individualidades del oficialismo de ese país y contra las operaciones de Petróleos de Venezuela e insta a otros países a hacerlo, en su propio territorio niega visas y solicitudes de asilo –o las dilata— y deporta a cientos de nacionales de ese país.
Una medida de protección temporal (TPS en inglés) para los venezolanos ayudaría a aliviar la situación de este colectivo. Venambar, la Asociación Venezolana Americana, citada por Manuel Madrid en The American Prospect, estima que unos 150,000 venezolanos podrían acogerse de este amparo.
En manos de los legisladores de Estados Unidos están ahora iniciativas bipartidistas para convertir en leyes esta protección migratoria temporal para los venezolanos, durante al menos 18 meses. En diciembre, empezó el senador demócrata Bob Menéndez y se le unió el senador republicano Marco Rubio. En el Congreso –la Cámara de Representantes—, el diputado demócrata Darren Soto, con el apoyo de los también diputados demócratas Debbie Mucarsel, Debbie Wasserman Shultz y Donna Shalala, además del representante republicano Mario Díaz-Balart, introdujeron otra en enero de 2019.
“La situación de Venezuela es única (…), la situación de Venezuela es causada por una situación política (…). Creemos que los venezolanos necesitan este estatus especial temporal”, dijo el propio Díaz-Balart, como reseñó el Miami Herald.
Los senadores Bob Menéndez y Marco Rubio coincidieron en sus apreciaciones sobre la situación de los venezolanos.
Menéndez dijo que otorgar esta protección migratoria a venezolanos que califiquen para ello y que estén impedidos de volver a su país “es moral y humanitariamente responsable”. Rubio agregó que, dadas las “serias amenazas a su seguridad y a su sustento”, está claro que esas condiciones garantizan que a los venezolanos que viven en Estados Unidos les sea otorgado el estatus de protección temporal.
De cualquier forma, a legislación migratoria en Estados Unidos permite al gobierno de Donald Trump la aprobación de un TPS para los venezolanos, recuerda Leopoldo Martínez en un artículo de Al Navío (reproducido en inglés para IQ Latino). Martínez es venezolano estadounidense, fundador de IQ Latino y miembro nacional del Partido Demócrata.
Manuel Madrid detalla en su artículo de The American Prospect que el departamento de Seguridad del Territorio Nacional tiene el poder de designar los países cuyos desplazados pueden recibir el amparo de TPS. Eso, “si las condiciones en el terreno son muy peligrosas para que quienes ya viven en Estados Unidos regresen o si el propio país [de origen] es incapaz de manejar la afluencia de quienes serían deportados. Esa designación daría un estatus legal y permisos de trabajo a quienes califiquen [para recibirlo]”.
Sin embargo, como recuerda Madrid, el gobierno de Trump ya intentó quitar la protección temporal a más de 300,000 personas provenientes de Haití, Nicaragua, El Salvador y Sudán, en 2017 y en 2018.
Para los venezolanos no ha habido, entonces, una política de acogida por parte del gobierno de Estados Unidos. Los datos son clarísimos:
- Los venezolanos continúan siendo los solicitantes de asilo más numerosos de Estados Unidos, desde hace tres años. La tendencia crece exponencialmente. En 2015 se hicieron 5,603 peticiones, según el artículo de Manuel Madrid. En 2018, superaron las 26,000.
- Según los registros de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados, entre 2014 y el 30 de junio de 2018, hay 72,722 solicitudes de venezolanos buscando asilo en Estados Unidos, un 17,8% de los 408,561 venezolanos solicitantes de esta medida en más de 17 países del mundo. Y una investigación de Univision indica que 70,000 de esas peticiones tienen retraso, sin ninguna respuesta, al menos desde 2015. Se estima que ese retraso afecta a 200,000 personas, porque en las solicitudes de asilo se incluyen familias completas.
- En una declaración registrada por EFE este 25 de febrero, la organización Venezuela Awareness Foundation informó de estos datos, que provienen de fuentes oficiales: en 2018, hubo 26,032 peticiones venezolanas de asilo en Estados Unidos y, apenas en enero de 2019, 2,064.
- Las estadísticas de la Universidad de Syracuse sobre los Transactional Records Access Clearinghouse (TRAC) indican que los tribunales estadounidenses fallaron órdenes de deportación para 193 venezolanos, entre octubre de 2018 y enero de 2019. Manuel Madrid cita “registros gubernamentales” para argumentar que desde 2013 Estados Unidos no ha recibido a ningún venezolano como refugiado, ni tiene planes de hacerlo en el futuro.
- Los jueces de inmigración han negado prácticamente el “50% de todas las solicitudes de asilo hechas por venezolanos en los últimos cinco años fiscales”, reportó, además, Madrid, citando datos de TRAC. Con estos datos coinciden los representantes demócratas que introdujeron el proyecto de ley de TPS. “En cambio, las solicitudes de chinos y sirios han tenido una tasa de denegación de 19% y 14% respectivamente”, recuerda Madrid.
- El número de visas para turistas otorgadas por Estados Unidos a venezolanos también se desploma, según las estadísticas del Departamento de Estado. En 2017, se aprobaron 56,720 visas y en 2018 prácticamente la mitad, 28,540. En 2015 y 2016 las aprobaciones fueron 237,926 y 156,361 visas, respectivamente.
Los venezolanos son ahora parte de ese colectivo de migrantes en tierra de nadie, con visas de turismo vencidas, sin papeles renovados, con solicitudes de asilo negadas, deportados. También son Dreamers. De muchos de ellos dependen los familiares que dejaron en Venezuela. Muchos otros llegaron a Estados Unidos para seguir un tratamiento médico que en su país no era posible, o requieren que pronto lo hagan sus familiares enfermos allí. Son también jóvenes recién graduados en la universidad que buscan oportunidades de trabajo en Estados Unidos porque en Venezuela les están negadas.
“El asunto migratorio es también un drama humanitario”, observa Martínez en su artículo.
Manuel Madrid estima, por su parte, que las negaciones de asilo a los venezolanos podrían aumentar, debido a los cambios en las leyes correspondientes que ha realizado el gobierno de Trump. Se refiere a la revocación de una decisión del gobierno anterior de Obama que permitía el asilo a solicitantes cuya seguridad estuviera amenazada por parte de actores no estatales, como pandillas, criminales callejeros (Centroamérica) y , en el caso de Venezuela, los grupos paramilitares a los que llaman “colectivos.”
Hace apenas una semana, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Internacional para la Migración informaron que el número de refugiados y migrantes venezolanos en todo el mundo ya llega a los 3,4 millones de personas. El observatorio “La voz de la diáspora venezolana”, coordinado por Tomás Páez, beneficiario de IQ Latino para este proyecto, ya estima que hasta 4 millones de sus paisanos viven en el exterior, en 300 ciudades de 90 países.
El gobierno de Estados Unidos tiene en sus manos ser coherente en el ámbito doméstico con lo que pregona y actúa en su política exterior, y beneficiar a los venezolanos que viven en su territorio. El presidente Trump dedicó su mitin en La Florida a Venezuela con gran despliegue, pero no hizo mención alguna sobre la situación migratoria de los venezolanos en Estados Unidos.