Cualquiera pensaría que después de 60 años, los habitantes de un país en el que la palabra libertad perdió todo significado, ya no tendrían la voluntad ni la motivación para reclamar su derecho a ser libres. Cualquiera pensaría que teniendo a todo el perfectamente engranado aparato represivo del estado, presto a castigar de maneras inimaginables a cualquiera que proteste en contra de la dictadura, nadie se atrevería a salir a las calles a gritar que están hartos, que ya no pueden más, que lo que quieren es libertad.
Pero no, el domingo 11 de Julio de 2021, el pueblo Cubano, cansado, diezmado por la pandemia, agotado de mentiras, hambriento y sin esperanza, salió espontáneamente a las calles de varias ciudades del país-incluyendo zonas rurales-, sin miedo y decididos a exigir sus derechos.
En Cuba, los derechos humanos son una utopía. La sola idea de protestar es castigada como el peor de los delitos. Sin embargo, esta vez, las ansias de libertad han podido más que el miedo a la represión. El hambre, la enfermedad y la profunda crisis económica unieron en solidaridad a una sociedad que hasta ese día se caracterizaba por que cada quien se las arreglaba como pudiese. Esto, como consecuencia de la necesidad de sobrevivir en medio de un estado de terror manejado desde las más altas esferas del poder. Cinco años de una crisis económica cada vez más profunda, han hecho mella en muchos Cubanos, que en otras ocasiones hubiesen permanecido callados y conformes. El mito del “buen sistema de salud Cubano” quedó destrozado frente a la pandemia. Los hospitales están colapsados, no hay suficientes médicos (muchos están fuera en “misiones”en otros países) y a pesar de que existe una vacuna creada por Cuba, solo un 26.4% de la población ha sido vacunada.
Estas protestas no son como las de 1994 – El Maleconazo –. Esta vez, no hay líderes claramente definidos, ciudadanos de todos los sectores sociales se han unido en una sola voz, pidiendo lo que son derechos humanos básicos: libertad, igualdad, derecho a la vida, derecho a no ser perseguido ni torturado por expresar sus opiniones, derecho a la salud, derecho a vivir con dignidad. ¿Qué hizo la diferencia esta vez? Internet y la telefonía celular. Hasta Diciembre de 2018, no existía la internet móvil en Cuba. Después de permitir su entrada a la isla, millones de personas se conectan desde sus teléfonos. Al día de hoy más de 4.4 millones de personas disfrutan de conexión a internet desde sus móviles. Esto permitió que videos de las protestas se publicaran en las redes sociales y recorrieran el mundo entero en tiempo real. También desde hace unos meses, la aparición del Movimiento San Isidro y sus manifestaciones exigiendo que cese la represión en contra de los artistas en la Isla, no ha pasado desapercibida para nadie. Es de allí de donde nace la expresión y la canción “Patria y Vida”, -contraponiéndose al “Patria o Muerte” que acuñó por décadas Fidel Castro- y que se ha convertido en bandera de las protestas dentro y fuera de Cuba.
La respuesta del régimen no sorprendió a nadie. Acusó a USA de estar detrás de las protestas. Lanzó a la calle a sus fuerzas de seguridad y a sus civiles pagados para amedrentar, someter, apresar y castigar a los que consideran “lacayos” y “mercenarios” del imperialismo. La dictadura Cubana sabe como acallar y como aterrorizar a quien ose enfrentársele. Al momento de escribir estas líneas, son cientos los detenidos, golpeados y hasta asesinados, pero la sensación de que ya se perdió el miedo, no cesa. Ahora, el coraje de miles y miles conmueve y emociona a propios y a extraños. ¿Qué va a pasar? Eso nadie lo sabe. La dictadura sigue un libreto que siempre le ha funcionado, infundir terror mediante la represión.
Lo que si es verdad es que ya Cuba no será la misma nunca más. Algo cambió. Los Cubanos ya no quieren más muerte y desesperanza. Los Cubanos quieren PATRIA Y VIDA.