Cooperativa financia proyectos sociales en Ecuador

Jardín Azuayo opera en zonas rurales donde ha impulsado proyectos de desarrollo con más de 270 préstamos blandos a comunidades y organizaciones

El modelo desarrollado por la cooperativa de ahorro Jardín Azuayo está ayudando a promover el desarrollo económico en zonas rurales de Ecuador donde las autoridades cuentan por lo general con pocos recursos debido a que la base de contribuyentes es baja.

Desde 2011, la cooperativa de ahorro ha concedido cerca de 270 préstamos por un total de US$ 9 millones para financiar actividades de desarrollo comunitario en las provincias de Azuay, Cañar, Loja, El Oro, Guayas, Santa Elena y Morona Santiago. Los prestatarios son organizaciones de la sociedad civil, asociaciones comunitarias, pequeños agricultores y microempresarios.

cooperativa Jardín Azuayo
Clientes de la cooperativa Jardín Azuayo, en Cuenca

Los proyectos han beneficiado a casi 260.000 personas en la región, la tercera parte de las cuales vive en la pobreza extrema. Más de la mitad de los préstamos se usaron para aumentar la productividad de los pequeños agricultores financiando la construcción de invernaderos y viveros, la compra de maquinaria agrícola y la construcción de sistemas de riego. Otro 30% se utilizó para financiar infraestructura comunitaria básica, lo que incluye la pavimentación de vías, la remodelación y dotación de escuelas técnicas, y la renovación de plazas municipales, instalaciones deportivas y centros comunitarios para promover las artes y las artesanías locales. Los préstamos restantes financiaron una gran variedad de pequeños proyectos, incluida la adquisición de equipos médicos y computadoras.

Una de las beneficiada del proyecto de esta cooperativa es Alicia López, hija de una familia de artesanos de la ciudad de ciudad de Chordeleg, en la provincia de Azuayo, Ecuador, donde 60% de los 1,95 millones de habitantes vive con menos de US$ 100 al mes. Alicia aprobó con honores el examen de ingreso para estudiar bioquímica y farmacia, y es la primera de su familia en lograr entrar a la universidad.

Este resultado positivo tuvo mucho que ver con el esfuerzo, el sacrificio y la dedicación de Alicia y su padre Ramiro López. Pero también por la donación de un préstamo de la cooperativa Jardín Azuayo por US$ 30.000 para la construcción y equipamiento de un laboratorio de química, física y computación en la escuela Santa María de la Esperanza donde estudió la muchacha.

La cooperativa recibe financiamiento del BID y de un grupo de inversionistas de impacto, con lo cual puede conceder  créditos asequibles con períodos flexibles de amortización para pequeños proyectos de infraestructura e iniciativas empresariales.

La iniciativa también promueve la participación de la comunidad y de los diversos actores contabilizando las contribuciones en mano de obra local e incorporando acuerdos de contrapartida en virtud de los cuales las comunidades u organizaciones aportan recursos adicionales.

Mediante la ampliación del acceso a crédito en pequeñas comunidades apartadas, la cooperativa Jardín Azuayo está dando una mano a las autoridades locales que no disponen de recursos en efectivo. Es así como esta institución financiera crea condiciones favorables de largo plazo para estimular las economías de tales zonas y mejorar la calidad de vida de los segmentos más vulnerables.

Fuente: Reportaje original publicado por el BID | @IQLatino