Al terminar de leer The Second Machine Age, de Erik Brynjolfsson y Andrew McAffee del MIT, queda la impresión de que la innovación se está apoderando del mundo, sin importar si la humanidad está preparada o no para tal profundo cambio. Como Kevin Kelly, de la revista Wired lo explica, “la tecnología está transformando la economía mundial, y este libro es la mejor explicación de esta revolución que se haya escrito”.
Este fenómeno no es exclusivo del mundo desarrollado. Brynjolfsson y McAffee lo confirman “hoy, las personas conectadas con smartphones y tablets en cualquier parte del mundo tienen acceso a la mayoría de los recursos comunicativos e informativos que nuestras oficinas en el MIT nos brindan. En pocas palabras, ellos pueden contribuir en la misma medida al mundo de la innovación y creación de conocimiento”.
Su argumento principal es que la actual (segunda) era de las nuevas tecnologías es de naturaleza digital, mientras que la primera fue de naturaleza mecánica. Usando las palabras de los autores “la primera era de las tecnologías expandió nuestros músculos; la segunda, nuestras mentes”. Estos cambios pueden ser profundamente disruptivos para nuestras economías y sociedades.
El internet es una tecnología de impacto y alcance generalizado (GPT, por sus siglas en inglés), como lo fueron el motor de vapor o la electricidad “cuyos efectos tienen un impacto que afecta a todos los sectores de la economía”. Pero las tecnologías digitales difieren de las mecánicas en su capacidad de expandirse y evolucionar con una velocidad vertiginosa. A diferencia del motor de vapor, la tecnología digital “continúa perfeccionándose a una tasa exponencial… creando aún más oportunidades para la innovación”.
Los argumentos del libro son bien interesantes, pero es aún más fascinante cómo los autores los detallan, relatando los casos de compañías jóvenes e innovadoras que personifican “la digitalización de todo”. La sensación de asombro que el libro produce se parece a la ciencia ficción de Isaac Asimov. Sólo que, esta vez, los cambios futurísticos realmente están sucediendo y seguramente sorprenderían hasta al mismo Asimov.
Y las implicaciones se extienden más allá del mundo ultramoderno de Silicon Valley. Las tendencias descritas aquí tienen impacto en todos los niveles no sólo a nivel global sino también regional. Tal es el caso de América Latina. Después de una década de estabilidad económica y crecimiento basado en el sector primario de la economía, la región necesita encontrar formas innovadoras de aumentar la productividad y moverse hacia arriba en la cadena global de valor. En América Latina, la joven generación de innovadores regionales está demandando mayores insumos tecnológicos. A su vez, existe una mayor necesidad de incorporar tecnologías en grandes sectores como la educación, la salud, y los servicios gubernamentales en general.
Esta segunda revolución está también impactando el mercado laboral. Para los trabajadores con el entrenamiento y las habilidades correctas, estas son buenas noticias. Pero para los trabajadores reemplazables por las nuevas tecnologías, es una preocupación, y representa un gran desafío. Reid Hoffman, fundador de LinkedIn, lo explica de esta forma: “En la medida en que una innovación masiva cambia radicalmente la estructura del mundo, tenemos que desarrollar nuevos modelos de negocio, nuevas tecnologías y nuevas políticas públicas que amplifiquen nuestras capacidades humanas. Sólo así garantizaremos la viabilidad económica en una época de automatización”. La pregunta clave es ¿cómo? ¿Cómo nos podemos asegurar que todos participen de los beneficios de esta segunda era de las máquinas?
Al abordar este interrogante, el optimismo de Brynjolfsson y McAfee se reduce. Mientras que “los innovadores, emprendedores, científicos y otros geeks podrán aprovechar el contexto para crear tecnologías que nos sorprendan, nos deleiten y nos sirvan”, muchos otros quedarán fuera del mercado. Por lo tanto, para adaptar a todos los trabajadores al nuevo entorno se necesita una verdadera revolución de capital humano.
A su vez, el libro describe cuatro riesgos adicionales. El primero es que, al integrar más y más sistemas, procesos productivos, redes de logística y de pagos, cualquier falla menor puede expandirse rápidamente, creando un efecto negativo generalizado. Segundo, tal y cómo se ha visto, los sistemas complejos representan oportunidades para los hackers y otro tipo de criminales. Tercero, las tecnologías pueden incrementar la habilidad de regímenes autoritarios para monitorear, controlar y reprimir a su población. Finalmente, un mundo digital e interconectado, presente un desafío en términos de respecto a la privacidad individual.
Brynjolfsson y McAfee concluyen con una provocación de corte filosófico. En un mundo donde las nuevas tecnologías realizan una proporción cada vez mayor del trabajo de las personas, ¿dónde enfocará la humanidad su creatividad, potencial y tiempo? ¿Pasaremos nuestro tiempo explorando ideas, nutriendo nuestra creatividad y disfrutando nuestros seres queridos? Es así que The Second Machine Age nos invita a reflexionar sobre el propósito mismo de la vida, y el lugar que ocupa el trabajo en ella.