La primera en instrumentar el programa “Cash for grass”, que en castellano significa “Plata por pasto” fue Las Vegas, Estados Unidos, en Estados Unidos, donde la Agencia de Aguas del Desierto de Mojave quiso poner en práctica una respuesta sencilla y fácil de implementar para ahorrar agua con la ayuda de los pobladores.
El estado de Nevada y California comparten el desierto de Mojave, con un clima y régimen de precipitaciones muy similares a la condición semidesértica chilena. Esta situación los somete a serios problemas hídricos, agravados por el efecto acumulativo de una red de embalses que han terminado por sobresalinizar los valles cultivables de los dos estados. Las ciudades se ven en la necesidad de importar su agua desde territorios bastante lejanos.
La iniciativa “Plata por pasto” consistió en pagarle a los propietarios de viviendas particulares un monto de dinero a cambio de retirar los jardines del frente de la vivienda o patio trasero, porque consumen mucha agua. Previamente, el municipio debe aceptar el diseño del paisajismo alternativo al pasto para hacerlo elegible al beneficio.
En 2010, a pocos años de la puesta en marcha de un programa similar en Chile, la Agencia de Aguas de Mojave acreditaba más de 2.050 participantes, con un total de 32,6 hectáreas de pasto reemplazadas por paisajismo de nulo o muy bajo consumo de agua. Esta reducción de superficie regada les permitía a las ciudades participantes ahorrar al año unos 885.000 metros cúbicos de agua.
La autoridad urbana y de la región de Mojave indicaron que considerando el costo completo de la implementación del programa, incluido el pago a los contribuyentes que arrancaban su pasto, éste arrojaba un costo de US$ 2.900 por cada 11.000 m3 de agua (ahorrada). Por otra parte, el costo para ciudades de esta zona, de producir desde nuevas fuentes esa misma cantidad de agua, era de aproximadamente US$ 12.760. La evidencia valida la efectividad económica de la iniciativa Plata por pasto.
Fuente: La Tercera | @IQLatino