La legalización de la marihuana en algunos estados de Estados Unidos tiene preocupadas a las compañías eléctricas porque un auge del cultivo en interiores puede suponer una sangría crónica de los recursos eléctricos.
En Colorado (EEUU), donde el consumo para ocio se legalizó en enero de este año, la construcción de almacenes para cultivar marihuana empieza a despegar. Las compañía eléctricas de este estado y el de Washington (EEUU), junto con los investigadores académicos, exploran formas de reducir el consumo energético y la emisiones de carbono asociadas con este “cultivo en interiores”. En los almacenes las plantas crecen bajo focos que imitan la intensidad del sol.
Al final, la legalización puede suponer que algunos de los cultivos se trasladen al exterior. Pero los almacenes protegen a las cosechas de los elementos, por no hablar de los ladrones.
Cultivar marihuana ya consume grandes cantidades de energía. Los almacenes que se suelen usar para cultivar plantas en grandes cantidades usan casi la misma cantidad de energía por metro cuadrado que un centro de datos de vanguardia. La tercera parte de la energía que se usa en las operaciones de cultivo se dedica a la luz, y el resto a la ventilación, calefacción, deshumidificación y al aire acondicionado. En su conjunto, la práctica representa 6.000 millones de dólares del consumo eléctrico de Estados Unidos (unos 4.380 millones de euros), según el investigador del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, Evan Mills, que publicó este cálculo en la revista Energy Policy en 2012.
“Es una cantidad impresionante de electricidad”, afirma el profesor de fisiología de las cosechas en la Universidad Estatal de Utah (EEUU), Bruce Bugbee. Y relata cómo representantes de una eléctrica de Washington le han contado que puede que tengan que construir el equivalente a otra presa Grand Coulee sólo para proporcionar energía a los agricultores de marihuana.
Xcel Energy, una de las mayores compañías eléctricas de Colorado, ya está mandando representantes a las instalaciones de cultivo de marihuana para conocer el uso energético de las mismas y elaborar un programa de descuentos que anime a los cultivadores a pasarse a tecnologías de mayor eficiencia energética. “Sabemos que las operaciones en almacenes varían muchísimo en tamaño y alcance, y en cómo gestionan sus operaciones, así que ahora mismo estamos recopilando datos”, explica un portavoz de Xcel, Gabriel Romero.
Mientras que reducir el consumo energético de la iluminación de los hogares es fácil y habitualmente no consiste más que en sustituir las bombillas incandescentes por CFL o LED, los cultivadores profesionales tienen que tener más cosas en cuenta. La investigadora senior del Instituto Politécnico Rensselaer (EEUU) Tessa Pocock cuenta con financiación del estado de Nueva York para investigar cómo afecta al crecimiento de las plantas variar la longitud de onda de las luces LED. Estudiará cómo distintas longitudes de onda pueden cambiar los compuestos activos de lo que el instituto denomina en una nota de prensa “plantas medicinales”.
Hay otros motivos por los que no todos los tipos de LED son una buena opción. Este mes Bugbee ha publicado un estudio en el que halló que algunas luces LED para cultivos, como las que venden Hydrogrow y Lumigrow tienen aproximadamente la mitad de la eficiencia que las mejores LED en lo que respecta a las especificaciones más importantes para las plantas: el flujo de fotones producidos por julio de electricidad. Es más, los LED son caros. Para usos de iluminación de alta intensidad, otros tipos de bombillas proporcionan la misma eficiencia a la mitad del coste.
Con el tiempo, cuando el cultivo de marihuana esté más aceptado, algunos cultivadores acabarán por desechar el cultivo en interiores de almacenes. “He visitado a cultivadores en Colorado que llevan 30 años cultivando cannabis y siempre lo han hecho en interiores”, explica Bugbee. “Los cultivadores más progresistas ya han echado cuentas y en vez de almacenes están empezando a construir invernaderos“. Las plantas seguirán protegidas, pero estarán a la vista y expuestas a la luz natural del sol.
Fuente: Reportaje original de Kevin Bullis publicado en MIT Technology Review | @IQLatino