Kytabu –que en swahili significa “libro”- es una aplicación que contiene textos escolares que está cambiando el modo en que los estudiantes africanos aprenden. Lanzada en Kenya en 2012 por su fundador Tonee Ndungu y el CEO Paul Mugambi, la aplicación provee una suscripción de bajo costo tanto para Android como para Windows que les permite a los alumnos “alquilar” contenidos educativos digitales de manera fragmentada.
Sterio.me es una plataforma digital con una filosofía similar. El programa habilita a los docentes a pre-grabar lecciones interactivas para sus alumnos –que pueden acceder a ellas desde cualquier parte del mundo. Sterio.me se fundó en Chile.
¿Que tienen en común estas historias? Ambas fueron destacadas por WISE Accelerator, una de los tantas iniciativas lideradas incluidas en la Cumbre Mundial de Innovación Educativa (WISE, por sus siglas en ingles) que tiene lugar desde 2009 en Doha, Qatar. Este año, el foro se desarrolló los días 4 y 5 de noviembre y reunió a más de 1.500 expertos, funcionarios, emprendedores y líderes.
WISE nació hace cinco años como una conferencia para debatir temas de educación e innovación –que al reunir a referentes de más de 90 países rápidamente se convirtió en una plataforma global y una entidad de referencia. Sus iniciativas incluyen la aceleradora WISE, becas para proyectos alrededor del mundo, una impactante publicación online, y el WISE Learner’s Voice, programa que involucra a los alumnos en estos debates de política pública. WISE ha apoyado ya a más de 36 proyectos educativos, incluyendo a la disruptiva Escuela Nueva de Colombia y Camfed –la Campaña para la Educación Femenina-, que ha educado a más de tres millones de jóvenes mujeres en Zimbabwe, Zambia, Ghana, Tanzania, y Malawi.
La cumbre de este año se enfocó en la creatividad y la imaginación –dos habilidades altamente demandadas en el siglo 21, en la medida en que los trabajos de alto valor agregado se centran en la innovación y la orientación a la resolución de problemas. Decenas de paneles, talleres y sesiones plenarias analizaron cómo y por qué se puede introducir más creatividad en las aulas y a lo ancho de todo el sistema educativo. Las sesiones en sí mismas tuvieron un enfoque innovador –incluyendo apps para la discusión online y tecnologías interactivas que permitieron una participación en tiempo real de los delegados en Doha y en todo el mundo.
Las conferencias también convocaron a figuras destacadas de la política y la innovación educativa. Expertos como Tony Wagner de Harvard, el escritor Paul Tough (“How Children Succeed”), Rebecca Winthrop (directora del Centro para la Educación Universal de Brookings), o Wendy Kopp, fundadora de Teach for America, son habituales participantes.
Kopp, cuyo programa global Teach for All se expandió por 34 países, llamó especialmente la atención –quizás debido a ese espíritu que halagó Nicolas Kristof en una columna reciente del New York Times: “los estudiantes… no se están apoyando en la política sino más bien en los emprendedores sociales, en organizaciones sin fines de lucro, en las empresas, en la militancia. Ellos ven que Wendy Kopp, quien fundó Teach for America mientras estaba en la universidad, ha tenido más impacto en el sistema educativo que cualquier senador en ejercicio”.
Todos parecen concordar con que el sector está cambiando –y rápidamente. En preparación para la Cumbre, WISE consulto a 645 expertos en educación provenientes del sector académico, político y empresarial acerca de su visión de las escuelas en 2030. El 75% de ellos dijo que las escuelas necesitarán enfocarse más y más en un conjunto de habilidades que trascienden lo meramente académico –lo que el secretario de Educación de Bogotá, Oscar Sánchez, que participó de WISE definió como “habilidades para la vida”.
Cerca de la mitad de los participantes también anticipó grandes cambios en la estructura escolar. En particular, indicaron la necesidad de actualizar el sistema de acreditación y de enfocar el proceso en capacidades concretas antes que en cuestiones como el presentismo, o el número de horas cátedra dedicadas a algún tema. En palabras de Tony Wagner, “eventualmente, los estudiantes serán evaluados por la evidencia de su manejo de ciertas competencias claves”.
Quizás la cumbre podría haber reunido un mayor aporte del sector privado. Los debates no incluyeron las contribuciones de muchos emprendedores, inversores y otros líderes empresariales que se involucran cada vez más en educación apoyando o lanzando modelos novedosos para hacer frente a los desafíos de las aulas.
En suma, la cumbre fue un paso más en la amplificación de la conversación sobre como renovar a nuestros sistemas educativos. Y no hay tiempo que perder. Al igual que América Latina, Medio Oriente enfrenta una expansión demográfica –más del 28% de la población regional tiene entre 18 y 29 años de edad, y constituye más de la mitad de la población desempleada. Mejorar la educación, conectando con los valores del emprendedorismo y del sector privado, será clave para esta generación –algo que la comunidad WISE entendió bien.