Con la entrada en vigor de una norma que prácticamente prohíbe las grasas trans en los alimentos industriales, Argentina comienza 2015 con buenos augurios de salud para su población. Ahora el desafío es que el sector incorpore las nuevas reglas, en un proceso de adaptación que comenzó hace seis años. La norma, vigente desde el 10 de diciembre dentro del Código Alimentario, restringe el contenido de ácidos grasos trans (AGT) en los alimentos procesados, estipulando que no debe superarse 2% del total de grasas en aceites vegetales y margarinas destinados al consumo directo y 5% del total de grasas en el resto de los alimentos. Basado en diferentes estudios, el Ministerio de Salud asegura que solo con esta medida, Argentina puede llegar a ver reducida en 6% la frecuencia de enfermedades coronarias, tan solo en cuatro o cinco años. Las grasas trans pueden conseguirse en galletas, alfajores, croisant, hojaldres, cremas para café, margarinas, pizzas y productos congelados, papas fritas y snaks entre otros alimentos procesados. La eliminación de las grasas trans de los alimentos procesados en Argentina, se suma a otras políticas públicas destinadas a reducir el consumo de sal y el tabaquismo, además de incrementar la actividad física. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) con solo consumir cinco gramos diarios de ácidos grasos trans, aumenta en 25% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
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