De acuerdo con el Banco Mundial, cada vez más jóvenes profesionales son atraídos por trabajos agrícolas bien remunerados y alejados de las presiones de la ciudad. Al contrario que sus padres, para quienes el campo fue un destino fatal- estos jóvenes han conseguido en la agricultura una verdadera vocación, tienen buenos ingresos, manejan sus propios negocios y no sufren el estrés de las grandes ciudades. Actualmente, 3 de cada 10 latinoamericanos dependen de la tierra para sobrevivir. En países como México y Perú, se estima que el 20% de los jóvenes trabajan en el campo. En Brasil, más de una cuarta parte de la población rural (8 millones) tiene entre 15 y 29 años. También los datos del Banco Mundial muestran que la inversión en la agricultura no es cara si se toman en cuenta los beneficios para los agricultores: un aumento en los ingresos asociados con esta actividad es de entre 2 y 4 veces más eficaz en la reducción de la pobreza que el crecimiento en otros sectores. Ya son muchos los jóvenes profesionales brasileños que están descubriendo los placeres de vivir, trabajar y tener una profesión lejos de las grandes ciudades.
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