Nadie le paga por lo que está haciendo. Algunos le dan dinero, otros materiales, otros frutas o comida. Rubén Palomino, de 58 años, es un artista urbano independiente de Ciudad de México que se dedica a esculpir árboles muertos. Algunos ya le apodan el escultor de árboles.
En efecto, es escultor de madera y diseñador gráfico, también había hecho una escultura así antes. Sus obras son mujeres, formas figurativas o de la naturaleza.
Palomino autodenomina “escultor poético” y pretende que en su obra “la gente visualice una canción o un poema”, a pesar de que cuenta con muy pocos recursos.
No ve con buenos ojos que los nuevos artistas solo se fijan en el tratamiento de “materiales rápidos”.
“Cuando das el primer trancazo al árbol ya generas un compromiso, hay que terminar la obra”, dice el escultor de árboles.
“A mí trabajar no me molesta porque tengo las manos acostumbradas al trabajo, pero lo que sí me gustaría es tener apoyos para llegar bien comido, porque si no aquí el sol te acaba”, señala Palomino.
Fuente: Artículo originalmente publicado en Yorokobu | versión IQLatino
Imagen: Yorokobu