Expertos coinciden en que América Latina ha entrado a una etapa de crecimiento bajo y muchos de los avances cosechados en áreas como la salud, pueden verse amenazados por este periodo de desaceleración. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay casi 15 millones de personas desempleadas, pero la situación de los países es heterogénea, y la desaceleración económica no impacta a todos por igual. “Quienes están desempleados por un largo tiempo tienden a ganar menos una vez que encuentran nuevos puestos de trabajo. Ellos están en peor estado de salud y sus hijos tienen un peor rendimiento académico que quienes no perdieron el empleo” asevera el estudio Consecuencias del desempleo a largo plazo del Urban Institute, que refleja el impacto de la crisis del 2008 en la salud de los norteamericanos. Con o sin empleo, los malos hábitos son ya conocidos por los latinoamericanos: la inactividad física es uno de los factores de riesgo más preponderantes para las enfermedades crónicas no transmisibles como distintos tipos de cáncer, hipertensión y diabetes. El sedentarismo, de hecho, provoca 1 de cada 10 muertes en la región.
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