El Congreso argentino y la legislatura de Buenos Aires iniciaron el debate de sendos proyectos de ley para prevenir y castigar el acoso sexual callejero, con penas que van desde multas económicas de 10 a 800 dólares a tareas comunitarias. En Argentina, así como en la mayoría de los países latinoamericanos, la igualdad de género afronta muchas dificultades, cuando no profundas contradicciones. Ante la ley, las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres y, al menos en el país austral, hay más mujeres que hombres matriculadas en las universidades. La persona más poderosa del país es mujer, pero la cultura machista es un fenómeno generalizado. Desde taxistas y obreros hasta ejecutivos de traje y corbata silban a las mujeres con frecuencia o les dicen cosas en la calle, lo que constituyen expresiones de acoso sexual callejero. La propia presidenta Cristina Fernández se ha manifestado contra estos piropos. “Hay otras violencias previas, anteriores, que van creando silenciosamente las condiciones del golpe final. Algunas son cotidianas y hasta festejadas: el piropo?”, dijo en su cuenta de Twitter que tiene 3,8 millones de seguidores.
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