Mucho o poco se habla de la isla de Puerto Rico en la esfera nacional. De acuerdo a los últimos datos censales hay alrededor de 3.4 millones de ciudadanos americanos que residen en la isla de Puerto Rico y sobre 5 millones que residen en distintos estados incluyendo la Florida, New York, New Jersey, Connecticut, Pennsylvania, entre otros.
Actualmente, Puerto Rico es un territorio no incorporado de Estados Unidos, adquirido de España mediante el tratado de Paris de 1898. Los puertorriqueños son ciudadanos americanos desde 1917 por virtud de la Ley Jones pero no pueden votar por el Presidente de los Estados Unidos mientras residen en la isla. Esto, a pesar de que la enmienda numero 15 de la Constitución de los Estados Unidos establece que: “Ni los Estados Unidos, ni ningún otro Estado, podrán desconocer ni menoscabar el derecho de sufragio (voto) de los ciudadanos de los Estados Unidos por motivo de raza, color o de su condición anterior de esclavos.”
Desde 1917, más de 200,000 ciudadanos americanos de Puerto Rico han servido en cada conflicto en las fuerzas armadas de Estados Unidos desde la Guerra Civil y alrededor de 10,000 ciudadanos de Puerto Rico rinden servicio militar activo alrededor de todas las fuerzas armadas.
La actual relación política de la isla con Estados Unidos es una que pone a los puertorriqueños en una clara desventaja al estar sujetos completamente al Artículo IV, Sección 3, Cláusula 2 de la Constitución de los Estados Unidos se conoce como la Cláusula Territorial, la misma establece que: “El Congreso tendrá facultad para disponer y formular todos los reglamentos y reglas necesarios con respecto al Territorio y otros bienes que pertenezcan a los Estados Unidos.”
Actualmente, la isla enfrente una grave crisis fiscal sumando el erario nacional alrededor de 72 mil millones de dólares en deuda pública. Tanto la Administración Obama, el gobierno local de la isla y múltiples sectores han planteado la importancia de que Washington y el Congreso actué para darle la mano a 3.4 millones de ciudadanos americanos en la isla.
Ante los grandes retos políticos y económicos (crisis fiscal) que atraviesa la isla, presento 5 propuestas para levantar a Puerto Rico:
- A corto (inmediato) plazo la isla necesita desesperadamente un mecanismo jurídico que le permita reestructurar su deuda mediante el Capitulo 9 de la Ley de Quiebras Federal como pueden hacer otros estados, jurisdicciones e incluso territorios como las Islas Vírgenes. Esta medida permitirá comenzar un proceso justo para que tanto los puertorriqueños en isla como los acreedores no pierdan en esta grave crisis fiscal y humanitaria. Dicha aprobación de la reestructuración de la deuda debe ir de la mano de un proceso de Supervisión Federal para asegurar que el Gobierno de Puerto Rico mantenga un presupuesto balanceado y cumpla con sus obligaciones con los acreedores.
- La isla necesita que el Congreso provea paridad de fondos en programas de salud como medicaid, medicare y tri-care (para los veteranos). Esta medida es una que el Congreso mediante legislación puede aprobar inmediatamente si tuviese la voluntad mejorando la calidad de vida y humana de los puertorriqueños en un tema tan importante como lo es la salud.
- Restablecer la Sección 936 del Código de Rentas Internas. Dicha sección fue eliminada por el Congreso en la década de los 90’. La misma incentivaba a empresas a establecerse en Puerto Rico generando miles de empleos para la economía local. Restablecer una medida similar ayudaría de inmediato a inyectar inversión y la economía de la isla
- Eximir a la isla de las leyes de cabotaje. Esta ley federal, parte de la Ley Jones obliga a transportar en la marina mercante estadounidense toda la mercancía que llega o sale de Puerto Rico por vía marítima. La marina mercante de Estados Unidos es una de las más costosas del mundo, por dicha razón se encarecen y resultan más costosos los servicios en la isla afectando la economía directamente la economía local.
- Resolver el centenario problema del Status Político de la Isla. Por último y no menos, sino el temas más relevante para los ciudadanos americanos en la isla debe ser resolver su condición política territorial. Ninguna discusión futura sobre Puerto Rico debe de estar desligada de este importante asunto. El estatus actual de la isla priva a los puertorriqueños de tener representación plena en el Congreso con un miembro con voz pero sin voto para defender los asuntos de la Puerto Rico en Washington y además no les permite votar por el Presidente de los Estados Unidos. Son tratados además, aun siendo ciudadanos americanos, como unos de segunda clase y de manera desigual en cientos de programas federales incluyendo, salud, educación, seguridad, entre otros. El 6 de noviembre del 2012 por primera vez en la historia de la isla una mayoría de electores (937,955) representando un 54% de los votos derroto al estatus político actual y un 61% favoreció la igualdad de Puerto Rico a través de la estadidad. Dichos resultados fueron reconocidos por la Administración Obama y por la precandidata Presidencial Hillary Clinton. En una movida histórica posterior al plebiscito el Presidente asigno un presupuesto especial el cual paso el cedazo del Congreso Republicano para resolver este centenario dilema mediante una consulta adicional con aval de Washington. Lamentablemente no ha habido acción posterior de las partes para celebrar dicha consulta. Para realizar cualquier cambio al estatus actual de la isla los puertorriqueños necesitaran contar con el apoyo y el aval de una actual mayoría republicana en el Congreso que al día de hoy se niega a actuar en prácticamente todos los asuntos de Puerto Rico (incluyendo la reestructuración de la deuda) y quienes tienen la última palabra, la obligación moral, jurídica y Constitucional de resolver en definitiva la raíz principal y el mayor de los problemas de los puertorriqueños, su estatus político territorial.
Esta en las manos de Washington, particularmente en el Congreso de los Estados Unidos si deciden darle la mano a 3.4 millones de ciudadanos americanos en la isla que merecen ser tratados de manera justa y como lo que son, ciudadanos americanos.