Un avión solar, el Solar Impulse II, despegó en Sevilla y aterrizó en El Cairo. Pero había salido antes de Abu Dabi donde meses después completó la ruta en la que dio la vuelta al mundo y probó así que puede funcionar con energía limpia. 40 mil kilómetros sin carburantes, movido por cuatro baterías que cargadas de energía solar que hacen funcionar las hélices del avión, de cuatro metros de diámetro “y cuatro motores montados por debajo de las alas, con una potencia media de 15 CV”, según El País.
Pasó por Sevilla, a donde había llegado desde Nueva York, porque una empresa española de innovación, Altran España, ha colaborado con este proyecto desde 2003. ” Los ingenieros de Altran (…) han trabajado durante varias semanas con los meteorólogos y con los equipos del Centro de Control de Misión en Mónaco para calcular la mejor ruta [entre las dos ciudades]”, dice una nota de prensa publicada en su sitio web.
Tal ruta comenzó en Abu Dabi el 9 de marzo de 2015 y continuó hacia Omán, India, Birmania, China, Japón, Hawai –donde tuvo que parar durante 300 días por una avería que se presentó en el recorrido-. Siguió hasta San Francisco y luego a Nueva York, Sevilla y, finalmente, otra vez, Abu Dabi.
Un año y cuatro meses. Cinco días y cinco noches entre Nagoya y Hawai, “un vuelo récord” –como apunta la web de Solar Impulse, un proyecto de dos creadores suizos, André Borschberg y Bertrand Piccard–, que “transmite un mensaje claro: cualquiera podría emplear las mismas tecnologías en la tierra para reducir el consumo de energía a la mitad, ahorrar recursos naturales y mejorar nuestra calidad de vida”.
No es el primer avión solar pero sí el pionero en volar toda la noche con la energía almacenada en las horas del día. Se desplaza con mucha lentitud, a 75 kilómetros por hora. Las alas desplegadas llegan a los 72 metros. Su recorrido más largo fue de 117 horas y 52 minutos. Así lo enumera El País. No tiene la efectividad de los aviones comerciales, desde luego, pero demuestra la amplitud de usos que puede hacerse de la energía limpia a favor del ambiente.
“Que un prototipo de casi 2,5 toneladas de haya sido capaz de mantenerse en el aire durante más de 110 horas sin aterrizar, intercambiando de manera autónoma casi 2.500 kilovatios por hora entre el sol, las baterías y sus motores, es todo un símbolo del potencial tecnológico del que disponemos para revertir el cambio climático y no agotar los recursos del planeta”, agrega el diario.
El proyecto comenzó hace 13 años. “Quería una demostración creíble de que la energía renovable puede lograr lo imposible. Lo tenemos ahora”, escribió Piccard en su blog. Y Borschberg dijo, apenas aterrizaron a Sevilla, que escogieron esa ciudad andaluza “por la apuesta que se ha hecho desde aquí a las energías renovables, queríamos que fuera un símbolo“.
Mientras el avión atravesaba el Atlántico, el equipo anunció el lanzamiento del Comité Internacional de Tecnología Limpia, “para continuar impulsando un uso más eficiente de la tecnología y asesorar a las corporaciones y gobiernos”, escribió también Borshcberg en su blog.
Esta fue la primera ronda del Solar Project, dice su web. “Podríamos continuar haciendo vuelos solares en diferentes partes del mundo para difundir el mensaje que podemos usar tecnología limpia no solo en la aviación, sino en tierra también”, concluyó Borschcberg.
Imagen tomada de Solar Impulse