El niño más pobre del planeta se llama Bily, tiene seis años y es de Guatemala.
“Me llamo Bill, solo tengo 6 años pero ya sé lo dura que será mi vida en un futuro. Mi vida será igual que la de mi padre, la de mi abuelo, etc. Todos ellos han sido agricultores y han trabajado muy duro para prosperar en la vida. Sin embargo, la vida en mi comunidad de Guatemala no es fácil, vivimos de la agricultura de subsistencia y el clima condiciona enormemente las cosechas y por tanto nuestros ingresos”.
Apenas acababa de salir la lista de la revista Forbes con los diez hombres más ricos del mundo, un día antes, cuando la Fundación World Vision sacó la suya propia, la Lista Pobres, “la lista de la que todos quieren salir”: el ranking con los diez niños más pobres del mundo, como una muestra de la pobreza global. “Diez niños y niñas reales que representan la pobreza mundial”, dice el comunicado del lanzamiento.
Los nombres de Bily, Amanda, Carlos, Michael están escritos sobre la sombra de los de Bill (Gates), Amancio (Ortega), Carlos (Slim), Michael (Bloomberg), que han estado en la lista Forbes durante años. En la Lista Pobres elaboraron las historias de estos niños, con el formato de los testimonios.
Mientras en la lista Forbes las fortunas de sus integrantes se cuentan en miles de millones de dólares, las de estos niños no llegan a un euro diario, el parámetro usado por el Banco Mundial para categorizar la pobreza extrema. Unos 700 millones de personas en el mundo vive bajo esta categoría y la mitad de ellos son niños.
Javier Ruiz, director general de World Vision España, dijo a la periodista Tiziana Trottal, de El País, que elaborar la Lista Pobres no fue fácil. “Las grandes fortunas de lista Forbes se pueden clasificar, pero en este caso se trata de comparar entre ellos niños que no poseen nada. Hasta es complicado saber cuántos son, ya que muchos de ellos son invisibles y ni se registra su nacimiento”.
En el tercer lugar de la Lista Pobres está Carlos, de 12 años, de Bolivia. En el sexto, séptimo y octavo, Jeferson, Marcos y Laura, los dos de Guatemala y ella de Bolivia, de nueve, siete y tres años.
“Soy Carlos y tengo 4 hermanos, una de ellas es mi hermana gemela Carla Jazmin, de 12 años. En mi comunidad 2 de cada 3 personas vive bajo el umbral de la pobreza. Mis padres eran agricultores y nos iba bastante bien, pero el año pasado se quedaron sin trabajo y entramos a formar parte del grupo de personas pobres de mi comunidad. Ahora yo y mis hermanos tenemos que ayudar en la agricultura familiar para conseguir algo de dinero”, es el testimonio del tercero de la lista.
Jeferson está en tercer grado de primaria, pero son muy altas las probabilidades de que tenga que abandonar a escuela para ponerse a trabajar. Marcos y su familia no tienen dinero para costear la atención médica primaria, a pesar de sus largas jornadas como agricultores. La de Laura, con ella incluida, está expuesta al agua contaminada en su comunidad; sus ingresos no son suficientes para tener acceso a agua potable.
Marita Perceval, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, recordó a El País en otra entrevista, que de la población de 195 millones de niños y adolescentes de la región, 70 millones viven “en condiciones de pobreza multidimensional“.
Los otros niños del ranking son de Zimbabwue y Ghana y sus edades van de los 11 a los 15 años. Las historias son similares –sus familias trabajan duras jornadas en el campo y viven vidas precarias porque los ingresos son deficientes, o están desempleados– y a ellas se les suman las epidemias como el SIDA.
“La desigualdad económica se evidencia de muchas maneras y una de ellas es la publicación anual de la lista Forbes en la que se enumeran las grandes fortunas del planeta”, dice la nota de prensa de World Vision. “En esta lista podemos ver la cantidad de dinero que tiene cada una de las personas más ricas del mundo y se explica su visión, sus sueños y el trabajo que hicieron para obtenerlo”.
“Sin embargo, en otras zonas del mundo, a pesar del esfuerzo y el trabajo que hagan las familias es difícil salir de la situación de pobreza y cumplir los sueños sin ayuda. Conectemos a cada persona solidaria y con capacidad económica, con los niños y niñas de nuestra lista de pobreza y estaremos cambiando el mundo. No se trata de comparación ni de oposición sino de colaboración”, elabora la nota de prensa.
Para Javier Ruiz, hay que hacer un trabajo conjunto, “de alianzas y colaboración”, en atención a las indicaciones del Objetivo de Desarrollo Sostenible 17. “Debemos trabajar todos los actores involucrados de forma conjunta para establecer un modelo justo que ofrezca las mismas oportunidades para todos, comenzando por los niños, que representan el futuro de la economía”