Las máscaras que honran la negritud en Ecuador

Son negras. De Mascarilla, una de las 38 comunidades de origen afro de Valle del Chota, al norte de Ecuador. En ese país, un 7% de la población es afro. Son negras y durante años han vivido segregadas, más o menos sutilmente, solo por serlo. Se asociaron entonces para reivindicar esa negritud, rescatar y resaltar esas raíces, en el Grupo Artesanal Esperanza Negra (GAEN), que ya cumplió 17 años.

Este grupo de mujeres elabora máscaras de barro, además de bisuterías y tejidos, que honran a sus ancestros y cultura. Los de África misma y los de quienes poblaron esta zona como esclavos. Ellas son sus descendientes.

“El Grupo Artesanal Esperanza Negra abrió el camino hace 17 años aprendiendo la técnica de la cerámica. Ahora pueden expresar gestos, personajes, emociones, sentimientos, a través de las máscaras, cada una única y diversa”, cuentan en su página web.

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“A través de las máscaras nos interesó saber de dónde veníamos”, dijo Paquita Acosta, una de las fundadoras, a Jaime Giménez, de El País. “Nos dejamos de enfadar si nos decían ‘negra’, ‘morena’. Antes nos parecía una ofensa, pero luego fuimos asimilando que no era algo malo”.

Paquita Acosta asegura que ninguna de estas mujeres habían visto una máscara africana y sin embargo no tardaron en aprender a elaborarlas como si lo hubieran hecho siempre. “Nos sorprendimos al darnos cuenta de que teníamos un arte escondido que nunca habíamos visto. Lo llevamos en la sangre”.

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Las capacitó un misionero de Bélgica que conoce bien los países de África. “Sin embargo fueron las mujeres las que demostraron mayor interés por su aprendizaje y desarrollo. En la actualidad varias personas del lugar se dedican a esta actividad”.

Allí en la comunidad de Mascarilla, de alrededor de mil habitantes, las exponen y en su taller las venden. El grupo replica en la actualidad la formación y capacitación de estas técnicas a otros, “interesados también en recuperar todo el bagaje cultural afro-ecuatoriano, a través de diversas técnicas creativas, que permitan además sustentar en algo las débiles economías de las comunidades negras de la zona”. Y están aprendiendo a hacer otros artículos de cerámica.

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GAEN dio origen a un proyeto de turismo solidario. Por supuesto, las máscaras son las estrellas. Ofrecen dos casas rurales con capacidad para 18 personas, además de habitaciones en las suyas propias, para que los visitantes convivan con las familias del lugar. También están presentes los platos típicos de la gastronomía afroecuatoriana. “Nuestra comunidad esta abierta a recibir a personas que quieran compartir una experiencia vivencial y cultural con nosotras. Estamos abiertos a aprender y transmitir nuestros valores como pueblo afrodescendiente”.

Jaime Giménez cierra, en su artículo de El País: “Superado el tiempo en que fueron tratadas como animales de carga o de cría, las mujeres de la asociación GAEN continúan moldeando el barro extraído de las montañas andinas para crear figuras que evoquen a sus ancestras africanas”. Y habla de Lucía Lara, una de ellas: “Convencida de la importancia de recuperar y reivindicar la memoria de su pueblo, agarra cuidadosamente la espátula con la que delinea los contornos del rostro de cerámica. ‘Soy artista con manos de negra’, sentencia con orgullo”.

Imágenes tomadas de la página web de GAEN