El 3 de Diciembre de 1836, las Cortes del Reino de España autorizan el reconocimiento de la independencia de los nuevos Estados de América. Para esa fecha los procesos independentistas que habían iniciado en Venezuela en 1810 habían avanzado, incluyendo guerras de escala e inmensas consecuencias, en casi todas las antiguas colonias españolas en América.
Para 1836 solo quedaban sometidas a la soberanía de la Corona Española La Española (hoy República Dominicana), Cuba y Puerto Rico, las dos primeras alcanzan independizarse en 1844 y 1902. Puerto Rico hasta la fecha se mantiene como un estado libre asociado a los EEUU, en lo que podríamos considerar un vestigio del colonialismo o una expresión de neo-colonialismo. Texas alcanzó su independencia de México el 4 de Abril de 1936 y se incorporó soberanamente a los EEUU el 29 de Diciembre de 1945.
El Rey Fernando VII se mantuvo firme en sus intenciones de iniciar una reconquista de los nuevos Estados independientes en lo que fueron colonias Españolas, desde la derrota de Ayacucho en 1824, que bajo el comando del Venezolano Mariscal Antonio José de Sucre no solamente selló la independencia del Perú, sino determinó el retiro de España de tierras Americanas con excepción de sus dominios en el Caribe. Tras el fallecimiento del Rey, y bajo la regencia de su viuda la Reina María Cristina, toman cuerpo las opiniones de los hombres de Estado y las Cortes en el sentido de que ya era apremiante dar el paso de reconocer las independencias alcanzadas y establecer lazos diplomático con los nuevos Estados Iberoamericanos. Para los gobiernos de las recién independientes repúblicas hispanoamericanas era un inmenso avance este reconocimiento para consolidar sus proyectos nacionales; para España era fundamental a efecto de restablecer el intercambio comercial y económico mediante la firma de tratados bilaterales. No obstante, el proceso de reconocimientos y firma de tratados se caracteriza por la ausencia por parte de España de proyecto para ejecutar de manera coordinada.
A comienzos de 1834, el gobierno de España presidido por Francisco Martínez de la Rosa (Granada, 1787-Madrid, 1862), con el respaldo de Reino Unido, manifiesta su intención de iniciar las negociaciones. La primera nación con la que se firmó un tratado fue México, cuyo representante en Londres, Lorenzo Zavala (Tecoh, México, 1788-San Jacinto, Estados Unidos, 1836), empezó las negociaciones con el representante español, el Duque de Frías. La firma del Tratado de paz, amistad y comercio con la República de México se llevó a cabo el 28 de diciembre de 1836, después de la autorización por parte de las Cortes el 3 de Diciembre de 1836.
Desde ese año y hasta 1850 se producen los reconocimientos con sus respectivos Tratados con Ecuador (1840), Chile (1844), Venezuela (1845), Bolivia (1847), Costa Rica y Nicaragua (ambos en 1850).
El restablecimiento de relaciones comerciales y económicas reportó beneficios para España, incluyendo la entrada de capital extranjero en la Península Ibérica. El impulso económico de este proceso también trae consigo una política exterior más agresiva, como demuestra la participación de España en la guerra del Pacífico (1863-1866), el imperio mexicano de Maximiliano (1861-1862), la anexión de Santo Domingo (1861-1865) o la guerra cubana de los Diez Años (1868-1878). Durante este período se firmarán los acuerdos con República Dominicana (1855), Argentina y Guatemala (1863), Perú y El Salvador (1865). Cinco años más tarde se firmará con Uruguay (1870).
Con la política de recogimiento llevada a cabo por el presidente Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 1828-Arrasate/Mondragón, Gipuzkoa, 1897) en la Restauración, se firman los tratados con Paraguay (1880), Colombia (1881), Honduras (1894), y finalmente, de Panamá (1904), que se había independizado de Colombia un año antes.
En Abril de 1898 se inicia por unos tres meses la Guerra Hispano-Estadounidense, a raíz de una maniobra o provocación militar de los EEUU que ingresó sin aviso hasta las aguas de la bahía de La Habana con el acorazado USS Maine, bajo protesta de España. El USS Maine explotó dejando sin vida a 254 Marineros y 3 oficiales estadounidenses. Las causas de la explosión y hundimiento nunca quedaron establecidas. EEUU siempre sostuvo que fue causada por un ataque español. Las autoridades hispanas negaron esa versión atribuyéndola a una explosión interna del acorazado.
Así las cosas se inicia una guerra que se libra en los espacios geográficos y especialmente marítimos de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. España es derrotada y suscribe el Tratado de Paris con los Estados Unidos, con base en el cual Cuba se independiza de España bajo el protectorado estadounidense; y los Españoles ceden soberanía a los EEUU sobre Puerto Rico, Guam y las Filipinas por 20 millones de dólares.
Se podría decir que con la Guerra Española-Estadounidense se produce el colapso definitivo del Imperio Español en Iberoamérica, cuyo inicio es aquel 3 de Diciembre de 1836 en el cual el España dió su brazo a torcer ante la realidad irreversible de la independencia de Iberoamérica.