En el marco del primer viaje de Cristóbal Colón, luego de descubrir la existencia de tierras americanas tocando suelo el 12 de Octubre de 1492 en la isla de Guanahani (rebautizada como San Salvador, y hoy parte del Archipiélago de Las Bahamas), desde allí continúa su recorrido por el Mar Caribe hasta llegar el 5 de Diciembre a la Isla de Quisqueya, que Colón rebautiza como “La Española” (o también llamada Hispaniola).
En la Isla los exploradores y Colón encuentran establecidos a pobladores Taínos, uno de los grupos lingüísticos que formaban parte del pueblo indígena Arauhuaco. Quisqueya estaba dividida en cinco Cacicazgos donde cada Cacique claramente gobierna un territorio de la Isla: Marién, Maguá, Higüey, Maguana y Jaragua.
En Hispaniola queda establecido el primer asentamiento permanente de origen europeo en suelo Americano denominado por Colón “La Isabela”, al extremo norte de la isla. Para 1500 Villa Isabela estaba totalmente despoblada y ya surgían otros asentamientos de mayor importancia histórica como Santo Domingo, fundada el 5 de Agosto de 1498 al sur de la Isla por Bartolomeo Colón, el hermano menor de Cristóbal Colón.
En 1511 La Corona Española instaló en Hispaniola la Real Audiencia de Santo Domingo, institución de vital importancia en Hispanoamérica, para ese entonces el primer tribunal con jurisdicción sobre los dominios coloniales españoles en América. Con el tiempo se fueron creando nuevas Audiencias Reales o Tribunales con jurisdicción sobre distintos ámbitos territoriales, pero en Santo Domingo siempre residió la jurisdicción de los asuntos relativos a importantes territorios coloniales españoles. Por ejemplo, en 1777 su jurisdicción incluía a la Capitanía General de Venezuela. La Real audiencia estuvo en Santo Domingo hasta su traslado a Cuba en 1795, cuando con ocasión del tratado de Basilea, España cedió control de la Isla a Francia. Hasta ahora todo parece apuntar hacia lo que hoy conocemos como la República Dominicana, pero la historia de geopolítica de Hispaniola es fascinante porque esta isla, que es el vigésimo segundo territorio insular más grande del planeta, es asiento de dos Estados nacionales modernos: Haití (franco-parlante) en el lado occidental, y República Dominicana (hispano-parlante) en el lado oriental.
La conquista Francesa sobre parte de la Isla fue avanzando en la medida que España ponía sus ojos sobre la expansión de sus dominios territoriales al sur del continente. Ya en 1665 la colonización francesa había sido reconocida por el Rey Luis XIV de Francia como parte fundamental de sus dominios americanos, dando origen a Saint-Domingue al oeste de la Isla (en lo que luego dió origen a Haití). El crecimiento y prosperidad de la colonia francesa eclipsó a la colonización española en el resto se la isla. De hecho Port-au-Prince llegó a ser uno de los centros portuarios más importantes del mundo bajo el control de la Corona Francesa, y de una contribución vital a su poderío económico. En 1697 España reconoció los derechos de Francia sobre un tercio de la Isla. Pero como referimos antes, en 1795 (con el Tratado de Basilea) España entegó toda soberanía sobre la isla a Francia.
En Saint-Domingue se produjo la fascinante revolución de la independencia de Haití, precursora del movimiento independentista Latinoamericano en 1804, ademas de un inspirador proceso por haber sido liderizado por afroamericanos, muchos recién emancipados de la esclavitud.
Luego de 22 años de dominio haitiano, incluyendo en ese período el intento de reconquista española de 1809 por parte de los blancos criollos en Santo Domingo, la población hispana retoma su independencia en 1821 de forma que la propia historia denomina como “esfímera”, para luego de un muy complicado y breve período de autogobierno terminar bajo control de Haití en 1822, dando origen al Haití Español, hasta su separación e independencia en 1844. El proceso de independencia dominicana entonces se inspiró en el pensamiento y acción de varios notables entre quienes destacaba Juan Pablo Duarte.
Desde entonces La Española o Quisqueya ha sido el punto territorial de encuentro de dos naciones con varias culturas interactuantes y entremezcladas: la afrodecendiente, los mestizajes, y las de raíz latino-europea (francesa e hispana); todo en un apasionante y muchas veces sufrido o difícil recorrido hasta nuestros tiempos, en el devenir de Haití y la República Dominicana.