El 11 de diciembre de 1981 en El Salvador ―en el marco de la «Operación Rescate» contra el Frente Farabundo Martí para la Liberación Naciónal (FMLN)― sucede el segundo día de la Masacre de El Mozote: la Fuerza Armada tortura y ejecuta a 900 campesinos civiles (hombres, mujeres y niños) desarmados. Se considera la peor masacre en el hemisferio occidental, en tiempos modernos, ocurrida bajo la Presidencia de José Napoleón Duarte.
El FMLN fue creado el 10 de octubre de 1980. Actuaba como un organismo de coordinación de las cinco organizaciones político-guerrilleras (de inspiración marxista) que participaron en la guerra civil de El Salvador entre 1980 y 1992, que se inicia contra el gobierno militar de la época, las cuales se constituyeron en partido político legal a partir de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.
José Napoleón Duarte fue candidato presidencial por el Partido Demócrata Cristiano (del cual fue uno de sus líderes fundamentales) en 1972 cuando era Alcalde de San Salvador. Ganó las elecciones pero un fraude acompañado por las fuerzas militares lo desconoció, poniendo preso a Duarte, e instalando en el poder al Coronel Arturo Armando Molina quien se mantuvo en férreo y dictatorial control del país hasta 1977. Molina fue sucedido por el General Carlos Humberto Romero, luego de haber sido Ministro de la Defensa, quien se mantuvo en un cruel y puramente represivo gobierno hasta 1979, cuando fue derrocado para dar paso a una Junta Revolucionaria de Gobierno, de carácter militar, liderada por oficiales jóvenes, partiendo Romero al exilio en Guatemala.
Con el asenso al poder de la Junta Revolucionaria de Gobierno se desarrolla un partido militar oficialista que controla a Guatemala “de facto” a través de 3 Juntas. La tercera, ya de carácter cívico-militar, integró en su seno a civiles como José Napoleón Duarte, quien para la fecha había regresado de su exilio en Venezuela hasta 1979, donde alcanzó a ser elegido vicepresidente de la Unión Mundial Demócrata Cristiana, y más tarde, presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América. Duarte, formado en los Estados Unidos, contaba además con un solidario respaldo del Presidente Ronald Reagan. En 1984 Jose Napoleón Duarte logra ganar la elección presidencial en segunda vuelta contra el Mayor Roberto d’Aubuisson Arrieta, luego fundador del partido de derecha ARENA.
Durante todo ese turbulento proceso político se desarrolló una cruenta guerra civil en la cual la problación civil y campesina se vió afectada y desplazada de su país, además de víctima de horrorosas masacres como la de El Mozote.
La Guerra Civil en El Salvador (por 12 años) encontró su final con Acuerdos de Paz de Chapultepec, México firmados entre el Gobierno de El Salvador, presidido por Alfredo Cristiani (del partido ARENA), y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en el Castillo de Chapultepec, México.
Desde las elecciones generales de 1994, las primeras después de la guerra civil, existe un escenario político dominado por dos fuerzas antagónicas: el izquierdista FMLN y la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), surgida en 1981.
El 16 de enero de 2012, el presidente Mauricio Funes -en nombre del Estado y en su calidad de comandante general de la fuerza armada salvadoreña- pidió perdón a los familiares de las víctimas por los hechos ocurridos durante la masacre de El Mozote, en el marco de la celebración del veinte aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepect. En este acto, Funes anunció una serie de medidas para la reparación moral y económica en favor de los habitantes del asentamiento, y su reconocimiento como “Bien Cultural” del país; y, no obstante la incomodidad que todo esto causaba en las Fuerzas Armadas, mencionó como responsables de la matanza al teniente coronel Domingo Monterrosa Barrios, el lugarteniente José Azmitia y el teniente coronel Natividad de Jesús Cáceres. La responsabilidad política del Presidente José Napoleón Duarte (nacido en 1925 y fallecido en 1990), nunca fue señalada o establecida por autoridad alguna.
El día de hoy nos recuerda nuevamente la traumática tensión entre el militarismo, el elitismo, los extremismos ideológicos y la dolorosa violencia, en la lucha por el respeto de los derechos humanos y la democracia en Centroamérica y toda la Latinoamérica.