En vez de tierra, verdor y cadenas montañosas, en la imagen satelital de ese trozo de América hay cruces amontonadas, rojas, también violetas y azules. Las cruces que denotan muerte: asesinatos. Los feminicidios, acumulados en México y contados durante los últimos tres años. Una mujer hace el conteo por su cuenta, con recursos propios –casi ninguno más que la voluntad–. El trabajo que compete al Estado. Se llama María Salguero.
Salguero es una ingeniera geofísica originaria de Ciudad de México. En 2015 comenzó a testear formatos que le permitieran comprobar lo que ya veía como una tendencia: que los asesinatos de mujeres no sólo ocurrían en el estado de México, sino en todo el territorio. Creció leyendo las páginas rojas de los diarios y los periódicos de sucesos de un país donde la violencia tal y las desapariciones se hicieron cotidianas sobre todo en “guerra contra el narcotráfico” de Felipe Calderón.
Había participado la elaboración del mapa de 8,000 desaparecidos con sus fotografías, en 2014, reporta Buzzfeed, y con ese knowhow se metió en esta empresa que ahora aborda como una forma de activismo. Activó las alertas de google como “Mujer asesinada”, “mujer apuñalada”, “feminicidio”, “restos de mujer”, “cadáver de mujer”, “niña asesinada”, “mujer descuartizada”, como contó a Verne. En enero de 2016 comenzó a elaborar el mapa: comenzó a revisar estas alertas y las páginas rojas de periódicos de todo México. Entonces se puso a contar.
Su primer trabajo quedó plasmado en un mapa que puede verse el sitio Los feminicidios en México y que ella sigue alimentado. Registra 6571 feminicidios en todo el territorio mexicano, en solo tres años, desde enero de 2016 hasta enero de 2019. María Salguero elaboró categorías que hacen difícil obviar la complejidad del problema: que hacen recordar que estas mujeres tenían un cuerpo y una vida; que dejaron hijos huérfanos; que eran niñas o tenían hasta 59 años; que las mataron de las formas más brutales; que las asesinaron para robarles a sus hijos o junto a su pareja como venganza del crimen organizado.
En este mapa, las víctimas tienen nombres y, tras un clic, unas historias, detalladas desde 2010. Montserrat Ángela Salinas o Karina Clara Mendoza, por ejemplo, asesinadas en la región de Veracruz. O Marina Lima Buendía, exterminada en Chimalhuacán en junio de 2010. Si el cuerpo de la mujer no se ha identificado, de todas formas Salgado publica lo mínimo que se conoce de ese cuerpo.
Para ir más al detalle, María Salguero trasladó el trabajo a un mapa de Google, actualizado hasta el primer semestre de 2018. Allí esa imagen de satélite bañada de cruces: las rojas son los 1649 casos de ese tramo del año pasado; las moradas son los 2200 de 2017; las 2100 de 2016 son las cruces azules. Los feminicidios aumentan.
“Lo sigo haciendo con mis recursos el mapa, nada más que lo hago en mis ratos libres, pero cada día mis ratos libres son menos”, dice Salguero a IQ Latino vía telefónica.
Salguero alimentó el mapa cada día, al menos durante cuatro horas. Pero también tiene que trabajar. Tiene un empleo en la Comisión Nacional de Búsqueda de México. Sabe, dice a IQ Latino, que está un poco retrasada en la actualización –la última fue hace un mes–, pero se pondrá al día.
La violencia contra la mujer está tipificada en la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
Con lo cual, el feminicidio no es solo atribuido a la violencia doméstica, tal como lo reconoce la ONU en su Protocolo de Investigación de las Muertes Violentas por Razones de Género: lo llama también femicidio. Y lo define como “la forma más extrema de violencia contra la mujer”. “Ocurre en el ámbito familiar o en el espacio público y puede ser perpetrada por particulares o ejecutada o tolerada por agentes del Estado. Constituye una violación de varios derechos fundamentales de las mujeres, consagrados en los principales instrumentos internacionales de derechos humanos, en especial el derecho a la vida, el derecho a la integridad física y sexual, y/o el derecho a la libertad personal”, se lee.
“También aquí en México los asesinatos de mujeres se han incrementado por el factor del crimen organizado”, apunta Salguero a IQ Latino. Asegura que ese factor se está obviando en los feminicidios. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas, cuenta, la invitó a participar en un proyecto para abundar en este tema.
La tendencia crece en México, de acuerdo con los hallazgos del trabajo de María Salguero. Nueve mujeres son asesinadas al día en México, como dijo a Milenio.
No es extraño, por eso, que María Salguero terminara registrando el asesinato de una mujer conocida. Su vecina, Abigail, asesinada Ciudad de México, en abril de 2017.
“Desgraciadamente no me sabía los apellidos de mi vecina y las notas de prensa no te los dan. No llevaba una relación cercana con ella, ella vendía la bolsa de comida y yo siempre le compraba comida y nos saludábamos y ya. Pero sí es impactante saber que la asesinaron. Fue una ejecución, tipo crimen organizado, pero luego salió la nota que fue una diferencia entre particulares”, cuenta a IQ Latino.
Cuando empezó el mapeo, registrar los asesinatos de tantas mujeres trastocó las emociones de Salguero. Tuvo pesadillas. Ya lo maneja mejor, dice. Mapear otras temas e ir en bicicleta larguísimos kilómetros la ayuda a quemar las huellas del trauma.
“En el facebook no les comparto casi nada de feminicidios a mis amigos y amigas. Yo lo que hago es que subo videos de perritos y gatitos y de animalitos”.