En los Estados Unidos, concentrados en el estado de la Florida, hay cerca de 150 mil venezolanos cuyo estatus migratorio en este momento es vulnerable. Incluso una buena parte de ellos ya se encuentran indocumentados; otros están a la espera de la resolución de una petición de asilo.
Hace dos años ya se escuchaba una petición para extenderle el TPS (o estatus de protección temporal) a los venezolanos. El Demócrata Bill Nelson, en ese entonces senador representando Florida, en su momento fue el primero que lo planteó. Como eso no ha tenido apoyo en la Casa Blanca de Trump, se ha convertido en un proyecto de ley en el Congreso que tampoco ha encontrado apoyo Republicano.
En realidad, Trump no necesita aprobación del Congreso para extender las protecciones del TPS a los venezolanos. Él lo puede hacer mañana con una firma en una orden ejecutiva. ¿Cómo se explica esto?
En el fondo existe una postura anti-inmigrante en la Casa Blanca. Esta ve la migración Hispana como un problema para los Estados Unidos en vez de un factor de enriquecimiento. Pero en el caso de la situación de los venezolanos, resulta contradictoria. Ese desplazamiento de venezolanos que se encuentran indocumentados o a la espera de una resolución a su estatus migratorio en los EEUU es una consecuencia de la crisis humanitaria que se vive en Venezuela.
Así como hay venezolanos que se han desplazado a la frontera con Colombia—y se están invirtiendo millones de dólares bien invertidos en apoyar a los venezolanos y al gobierno de Colombia en la atención de estos inmigrantes—, los venezolanos que están aquí en Florida no están pidiendo otra cosa que prohibición de ser deportados y un permiso de trabajo. Su deseo es, con sus propias manos y capacidades, continuar su vida mientras se resuelve el conflicto en Venezuela.