Profesionales y líderes pertenecientes al ecosistema de innovación de Medellín y de Colombia participaron en un simposio denominado ‘La innovación social y tecnológica’, realizado en la Universidad Pontificia Boliviariana con el propósito de reflexionar sobre los avances y cambios sociales y tecnológicos como motor para generar transformaciones colectivas y humanas, y articular las reflexiones del sector público, el sector privado y la academia.
En el evento se expusieron los avances en innovación social de Ruta N y la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema –ANSPE-, entre otros.
El concepto de innovación social depende de la perspectiva de quién aborda la definición. Por lo menos así lo considera Ana María Rojas, directora del Centro de Innovación Social de la ANSPE. “Para nosotros, innovación social es una solución novedosa que lleva, en términos de costo-eficiencia, a una estructura mejor frente lo que había antes, y que va dirigida a impactar positivamente a las familias de pobreza extrema”, afirma Rojas.
El Centro de Innovación Social se encarga de apoyar, desde lo técnico y financiero, proyectos o personas cuyo objetivo sea brindar soluciones a los problemas de las poblaciones más pobres del país. “Aquí tenemos unas mentes brillantes, una comunidad innovadora creciendo, unas personas muy creativas y sociales que están pensando en la pobreza extrema, por eso somos el único centro de innovación social en Latinoamérica”.
Para Sandra Porras, directora del área de Plataformas de Innovación de Ruta N, la innovación social no es un resultado sino un proceso, y por eso se debe buscar cómo se puede generar, de manera participativa, soluciones eficientes a necesidades sociales para y desde la comunidad.
Ella fue la encargada de contarles a los asistentes el trabajo de Ruta N en innovación social, y los retos que tiene la ciudad después de haber sido elegida como la más innovadora del mundo: “En Ruta N vimos que este logro respondía más a un proceso de inclusión social, a muchas estrategias de diferentes administraciones, y no precisamente desde la innovación misma que estábamos planteando desde la corporación. Por eso decidimos pensar en la parte social, mientras seguimos generando programas muy interesantes a nivel tecnológico”.
Es por esto que en Ruta N se está organizando un laboratorio de innovación social, con la asesoría del Boston College, que busca, según Porras, “desarrollar capacidades en torno a la práctica de innovación social y buscar soluciones a las necesidades sociales que vemos en Medellín”.
La ponencia central del evento estuvo a cargo de Patricio Belloy Kauak, investigador del Instituto de Economía de la Universidad Austral de Chile. Según Belloy, Chile cuenta con una experiencia que puede ser útil para Colombia, ya que se inspira en la filosofía propuesta por Manfred Max-Neef, que bajo el nombre de Desarrollo a Escala Humana planteó la necesidad de promover desarrollo orientado a la satisfacción plena de las necesidades humanas.
“En Chile se ha logrado hacer una evaluación distinta utilizando un tipo de indicadores cualitativos, que buscan darse cuenta cuánto aumenta la felicidad de las personas”, cuenta Belloy, que resalta la importancia de medir este tipo de variables que buscan mejorar la calidad de vida de las personas.
Para Belloy, la apuesta de Medellín por ser la ciudad más innovadora de América Latina es clara: “Creo que en esto Colombia, y especialmente Medellín, está llevando la delantera. Si Ruta N en los próximos años llega a convertirse en un referente regional en innovación social puede contagiarnos a los demás países y que empecemos a replicar estos modelos”.
El simposio permitió que se dieran a conocer iniciativas como Hilando, Saco Recicla y Ecotechos, entre otras, que demuestran que en Colombia se están buscando soluciones innovadoras para reducir los índices de inequidad.
Fuente: Ruta N