El impacto social que puede tener una empresa a partir del desarrollo de su negocio se relaciona con la aplicación de una estrategia de responsabilidad que inicia al interior de ésta y logra incluir a todos los elementos con los que se relaciona al exterior.
Carlos Ludlow, presidente de la mexicana Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial, comentó que las compañías que no desarrollen un proyecto integral y congruente en RSE no van a avanzar y acabarán perdiendo.
Hacia el exterior, las compañías se enfrentan al reto de alinear su cadena de valor a su línea de responsabilidad, de acuerdo con Argenis Bauza, ejecutivo senior de Accenture. El primer obstáculo de esto es cómo disminuir el abismo que hay entre las grandes empresas y los pequeños proveedores en temas como procesos, tecnología y organización.
Destacó que hay tres procesos de colaboración imprescindible: trabajo en equipo, objetivos comunes y ganar-ganar, pero que en México -según una evaluación de Accenture-, el tercer concepto aparece hasta el octavo sitio; es decir, las empresas no tienen esos procesos de colaboración acabados, sino que están pendientes de cuál va a obtener más.
“Una sola empresa no puede satisfacer las necesidades de los clientes, necesita del apoyo de las pequeñas”, dijo.
Cuando las empresas se acercan a las comunidades donde operan con el objetivo de involucrar a su grupo de interés en su RSE, el proceso diálogo y negociación no es sencillo, pues existe una desconfianza natural hacia la iniciativa privada, advirtió Oscar Tenopala, presidente de la Red Ciudadana para el Desarrollo Empresarial de México, durante su participación en el primer Encuentro de Líderes Agentes de Cambio, convocado por la organización Ashoka.
“La alianza que realiza la empresa debe estar centrada en que la persona proveerá de valor a la compañía, de lo contrario simplemente estarán usando a los productores y se podría repetir una historias más de abuso; en consecuencia, la comunidad dirá que no pueden”, indicó.
Añadió que se tiene que capacitar al productor respecto de las demandas del mercado y así se colaborará en la formación de empresarios, que les redituará en mejores ganancias para su negocio e impactará en la calidad de vida.
Dulce Alejandro Mora, gerente de Negocios Inclusivos de Cemex, enfatizó que si las empresas no logran revertir la desigualdad ni el número de pobres, no habrá a quién vender los productos.
“La visión de la empresa que quiere ser sostenible y sobrevivir debe de centrarse en la inclusión de todos los segmentos, para que todos puedan ganar y exista una redistribución de la riqueza”, mencionó.
El analizar el tipo de negocio de la empresa y cuáles son las áreas en las que puede incidir y captar a posibles clientes puede ser una de las vías, comentó.
Ejemplificó que Cemex, al inicio de su planeación de RSE, buscó incidir en los sectores más pobres de la población a través de la construcción de vivienda, que es su línea de negocio. Encontró que para que la gente se plantee en sus objetivos la construcción de una casa, primero debe tener un ingreso.
La cementera ofertó entonces soluciones para los diferentes segmentos de la población, que les permiten tener ingreso y vivienda.
Reconoció que las alianzas les han permitido ser una empresa más flexible, “aunque al interior se realizaron modificaciones para poder integrar los convenios”, acotó.
Estas alianzas, dijo, han permitido disminuir el tiempo en que una familia construye una casa: de 17 años, en promedio, a tres meses.
Fuente: El Economista