Anna Luisa Beserra sabía que el sol es letal para los virus y bacterias. Por eso inventó un mecanismo para purificar el agua a través de la pura energía solar, sin químicos.
Tiene 21 años. La Organización de Naciones Unidas acaba de reconocerla, por esta innovación, con el premio Young Champions of the Earth (Campeones jóvenes de la Tierra), que otorga la ONU desde 2017.
La tecnología que Beserra desarrolló se llama Aqualuz y busca atender el campoo de la región semiárida del noreste de Brasil, con un sistema de colecta de agua de lluvia. Con la energía solar, esta agua se vuelve apta para el consumo.
“Esas comunidades rurales necesitan almacenar agua durante la época de lluvias para que no tengan que caminar largas distancias en las estaciones más secas. A veces el agua se infecta con transmisores de enfermedades; no está limpia con frecuencia”, argumenta Beserra en un reportaje de UN Environment
Beserra explicó a la BBC que su tecnología aprovecha la radiación ultravioleta para matar los microorganismos que contaminan el agua. Si los rayos ultravioletas son perjudiciales para la piel de la especie humana, para los virus y bacterias son mortales.
“Mi principal problema era convencer a la gente de que el sol puede desinfectar el agua”, añade Beserra en otro de UN Environment, aunque este es un principio recomendado por la Unicef y la Organización Mundial de la Salud.
Aqualuz parece una pila para lavar los platos. Funciona como un filtro que purifica el agua de lluvia, con un dispositivo que cambia de color cuando esa agua se vuelve potable, un círculo que está al fondo del recipiente que funciona como filtro. El proceso tarda de dos a seis horas.
Beserra detalla en la web del premio Young Champions of the Earth, que otorga UN Environment, que la tecnología es de bajo costo –125 dólares—y tiene una vida útil de 20 años. Sus componentes son reciclables y de fácil higiene, con agua y jabón.
“Solo en Brasil puede atender a más de 1.2 millones de familias con las cisternas que ya existen. No se utiliza ningún componente químico perjudicial para la salud o para la naturaleza. El impacto negativo del uso del cloro en el agua se sustituye por la luz solar. Ya hemos llegado a más de 150 personas con acceso a agua potable y planeamos llegar a 700 personas para finales de 2019”, dice Beserra en la web.
Según la ONU, cada dos minutos un niño o niña mueren por enfermedades derivadas de la contaminación del agua. La diarrea es la más común. La Organización Mundial de la Salud ha identificado otras, desde la legionelosis, causada por contaminantes de aerosoles, hasta la esquistosomiasis, el paludismo y el dengue.
Aqualuz puede ser aplicable en otros países.
Anna Luisa Beserra es de Salvador de Bahía, precisamente en el noreste de Brasil. Tenía 15 años, en 2013, cuando comenzó a trabajar en experimentos para el tratamiento del agua, después de ganar una bolsa para jóvenes científicos que otorgó el Consejo Nacional de Desarrollo Científico del gobierno de ese país.
En 2015 fundó la startup Safe Drinking Water for All (Agua potable segura para todos), que tiene el propósito de desarrollar tecnologías como Aqualuz.
“Estoy haciendo algo que espero que pueda mejorar la vida de las personas y salvar vidas. Mi visión es alcanzar más de un millón de familias en el Brasil. Todos merecen beber agua potable”.