Un profesor de la Universidad de Oriente de Venezuela, biólogo y oceanógrafo emigró a Pamplona, Navarra –al norte de España–en 2013, con su esposa y sus tres hijos. La pareja montó un café en el pleno centro de la ciudad, en la plaza del Ayuntamiento. En la barra, sirviendo café y arepas, comenzó a hablar del proyecto con el que soñaba desde la adolescencia con sus dos amigos: purificar el agua subterránea y el agua superficial (dulce y del mar) con la luz solar para obtener agua potable y generar energía.
Él se llama Mikel Elguezabal y el proyecto, Egura Project, que del vasco se traduce como Sol y Agua. En euskera (la lengua vasca), eguzki es sol y ura es agua..
La tecnología que usa la energía del sol ya se conoce y se utiliza hace siglos, comenta Elguezabal a Iq Latino, pero el foco de Egura Project es expandir y mejorar estas formas de obtener agua para consumo humano, riego y energía eléctrica, a escala global, en “las regiones tropicales y subtropicales del planeta” —aprovechando el mucho sol y sus largas horas de exposición en estas zonas durante todo el año–.
Elguezabal proyecta comenzar con una fase inicial de cooperación en pueblos costeros, llamada Egura Cooperation Trials, entre 2020 y 2023, de manera que se pueda bombear agua de sus mares, a través de una planta piloto de Egura. Una manera de generar energía propia, “tipo molinos de viento mecánicos, o bombas eléctricas alimentadas con paneles solares y/o aerogeneradores”, explica Elguezabal a IQ Latino.
En esto consiste: una vez se extrae el agua marina, se lleva a tanques de filtrados de los plancton que luego alimentarían a otras especies de sus laboratorios de una futura Unidad de Acuicultura de Egura Plants, que funcionaría en simultáneo. El agua filtrada, continúa Elguezabal, pasa a unos destiladores termosolares que separarán las sales y las enviarán a cubas de salmuera. Una parte de esa agua va a una caldera principal de mil litros que está conectada a una turbina. La energía para calentar esa caldera se producirá con unos reflectores de metal que rodearán su arco y lupas grandes que la cubrirán. El agua queda esterilizada.
La idea es que el proyecto pueda trasladarse luego a zonas de interior –no costeras– para aplicarla en acuíferos, pozos y ríos contaminados.
El sueño está en la cabeza de Elguezabal y sus amigos de infancia César Augusto Dommar Valerio y Juan Carlos Rapffensperger López, desde la adolescencia. Era 1995 y frente al golfo de Cariaco, en el estado Sucre (en la costa nororiental de Venezuela) se imaginaban “inyectar” agua de mar al subsuelo para obtener agua dulce obtener agua dulce del vapor recondensado y ese vapor aprovecharlo para mover turbinas electrógenas” que construirían sus amigos. Pero las sales se perdían, recuerda Elguezabal, y eso es algo que también quieren aprovechar.
El sueño comenzó a concretarse en 2013, en la biblioteca del pueblo de Uharte, donde viven, a las afueras de la ciudad, cuando hacía un posgrado en agrobiología ambiental. El mismo año de su mudanza a esa ciudad. Allí surgió el nombre de Egura.
Egura Project está todavía en su fase muy inicial: la búsqueda de los recursos para que se concrete.
Harán un crowdfunding en Navarra, País Vasco y Aquitania (del lado francés). Quieren producir un trailer de calidad como el punto más atractivo de esta colecta y para eso quieren convocar un concurso audiovisual para seleccionar al mejor. Elguezabal dice a IQ Latino que buscan convencer a 20 empresas que financien este concurso (premio para el ganador, jurado, comité organizador y producción del propio trailer).
Una vez se haga el trailer, se lanzarán este y otros crowdfundings nacionales en cada país donde se comenzarán a implementar el Egura Cooperation Trial en los pueblos costeros de Latinoamérica (quisieran usar el primer crowdfunding para comenzar en Venezuela, pero eso dependerá de la situación allí, o en Colombia), África, Asia, el Mediterráneo, océanos Indico y Pacífico. Para ello contratarían un ingeniero y un biólogo de cada país donde funcione esa planta piloto de Egura, que pongan en funcionamiento todo el proceso.
Elguezabal dice a IQ Latino que ha recibido llamadas desde sus embajadas en Madrid de las autoridades de Costa Rica, República Dominicana, Omán y Líbano. También ha presentado el proyecto a a varias empresas para sus programas de responsabilidad social empresarial.
En fases posteriores a los Egura Cooperation Trials, a través del ensayo y error, Egura Project buscaría replicar estas plantas a escalas más pequeñas: hogares, localidades con pocos habitantes, hospitales, escuelas, bibliotecas y alimentos.
Y, entonces, otorgarían las patentes de Egura, a través de una plataforma online, a pequeñas y medianas empresas de los países donde se hayan hecho los Egura Cooperation Trials que ya trabajen con una perspectiva de economía circular, con el reciclado del material que utilizan.
Además de sus dos amigos, a Elguezabal lo acompañan en este proyecto, su esposa Yaile Acosta Núñez, abogada promotora de los derechos humanos, su madre Elizabeth Méndez Rodulfo, bióloga marina, y un consejo asesor ad honorem compuesto fundamentalmente por personas de la diáspora venezolana.