En la Super Bowl –la final de la liga del fútbol americano en Estados Unidos que este año se jugará el 2 de febrero– crece de forma considerable el consumo de guacamole (con nachos de maíz). El guacamole hecho con aguacate de la variedad Hass, la más extendida en el planeta. Enero es el mes, por lo tanto, en el que sube el precio mundial del aguacate, en concreto a partir de la penúltima semana.
México es el primer productor mundial de aguacate, pero el beneficio de este aumento de precios llega también a Málaga, la provincia andaluza, al sur de España: la productora número uno de Europa y vendedora a ese continente –con al menos 6500 hectáreas cultivadas–.
En Málaga, en concreto en la comarca de Auxarquía, se producen 45 mil toneladas al año, con ganancias de alrededor de 120 millones de euros (más de 132 millones de dólares), según un reportaje de Nacho Sánchez para El País.
El aumento de los precios en enero viene ocurriendo desde 2016. Antes de eso, solía ocurrir en primavera, escribe el reportero Fran Extremera para La Opinión de Málaga.
Extremera consultó a un técnico agrícola de una cooperativa de la zona, que le indicó que en enero las importaciones del aguacate hacia allí fueron de 100 mil toneladas en 2018 y de 120 mil en 2019. “Es lógico que el precio en enero se dispare en todo el planeta. Es justo la oferta y la demanda”, le dijo.
A esta prosperidad le siguen también prácticas ilegales.
Si en México los carteles de la droga se están disputando el control del mercado local del aguacate –Michoacán, en ese país, es el principal productor del mundo; vende, al menos, 2 mil 500 millones de dólares a Estados Unidos en aguacates y el negocio ahora está tintado de violencia y sangre–, en Málaga repunta el mercado de aguacates robados que da ganancias altas y rápidas, pues en el precio de venta al público es de al menos cuatro euros (casi cinco dólares) el kilo y el año pasado se compraba a tres euros (casi cuatro dólares) al productor.
Los robos se agravaron en 2019, escribió Nacho Sánchez en el artículo de El País en diciembre. A un productor que tiene una finca de 15 hectáreas de aguacate le robaron 2 mil kilos en un solo fin de semana. A otro que tiene cultivadas 60 hectáreas, le quitaron “varios miles de kilos” en al menos cinco robos en 2019.
Los periodistas Pepe Barahona y Fernando Ruso siguieron para El Español a un ladrón de aguacates, un pensionado por un accidente laboral, que salta las vallas de las fincas con facilidad. “Por solo media hora de trabajo puede ganar más de 100 euros [más de 110 dólares]”, escriben. Cuando cae la noche, va recorriendo las fincas con la mochila al hombre. En cinco minutos puede robar 10 kilos.
“Vende directamente a los pequeños supermercados a la mitad de lo que se paga a los agricultores, las víctimas de sus hurtos”. A dos euros el kilo, la mitad de los al menos cuatro euros a los que se vende el aguacate al público.
“Lo hago solo, no me gusta ir con nadie ni tener compañía, aunque sé que por la parte de la Axarquía hay organizaciones que roban una barbaridad y que son auténticos especialistas”, dice Ramón, el nombre ficticio que se puso, a los dos periodistas.
En efecto, la Guardia Civil detuvo en Auxarquía, en junio de 2019, a una organización de nueve personas especializadas en el robo de aguacate, que habían obtenido ganancias de más de 170 mil euros (más de 187 mil dólares) . Los ladrones venden también a mercadillos callejeros ilegales.
El problema ha crecido tanto, que desde 2018 se activó una unidad de la Guardia Civil llamada grupo Roca (Robos en el campo) para vigilar la zona.
En el negocio millonario donde aparecen la ambición y luego el crimen, México va más adelantado. El estado de Michoacán en ese país es el número uno del mundo. Allí, el cartel Jalisco Nueva Generación no solo quiere dominar el mercado del narcotráfico, sino el del aguacate.
Saeed Kamali Dehghan escribió para eldiario.es que la consultora especializada en análisis de riesgos Verisk Maplecroft advirtió sobre la posibilidad “de que el aguacate mexicano impulse un conflicto en torno a su control y que los aguacates se conviertan en los nuevos “diamantes de sangre” (como sucede en Angola o Sierra Leona) o que suceda lo mismo que con los minerales en la República Democrática del Congo”.
La consultora, escribió Dehghan, determinó además que la intervención de los cárteles produce violencia y que usan trabajo forzado e infantil en la producción del aguacate. Además, deforestan terreno de forma ilegal para ampliar los terrenos de cultivo.
En septiembre, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos amenazó a los productores –legales—de Michoacán con suspender la certificación del aguacate, que es obligatoria para exportarlo a ese país, “si no se toman medidas para garantizar la seguridad de su personal sanitario que opera en las granjas productoras de la región”, reportó el periodista Carlos Salinas Maldonado
Una celebridad de las redes sociales
Varios analistas coinciden en que el aumento descomunal en la demanda del aguacate mundial se debe a la fama de este fruto tropical en las redes sociales: solo en Instagram hay más de 10 millones de post con la etiqueta #avocado. Hass es la variedad más extendida en el mundo. El aguacate está disponible prácticamente todo el año y tiene numerosos beneficios: es un manantial de grasas saludables (monoinsaturadas), vitamina E (que se necesita para proteger las células y prevenir enfermedades como el cáncer), vitamina C (necesaria para la salud de los huesos y la absorción del hierro), y minerales como el potasio, calcio, magnesio, fósforo, hierro, cobre y cinc.
This @Starbucks avocado frappuccino is served in South Korea 🥑 pic.twitter.com/9m62YyOlHk
— Food Insider (@FoodInsider) November 21, 2018
En Axarquía, en Málaga, los agricultores brindan durante la Super Bowl. «Tenemos jóvenes productores que a la vez que venden aguacates a toda Europa, cuando llega la final de la Liga de fútbol americano, brindan por los buenos precios de esta fruta, siguiéndola por televisión aunque empiece pasada la medianoche del domingo al lunes», le comenta Antonio Gómez, un agricultor, a Fran Extremera.