Durante su visita a Cartagena para su charla en el Hay Festival, Leopoldo Martínez, fundador de IQ Latino, habló con la periodista Andrea Bernal, de NTN24, sobre la crisis de la democracia en América Latina, en Estados Unidos y en Europa; la situación venezolana; Donald Trump y sus políticas migratorias y su posible efecto en las elecciones de este año en Estados Unidos.
Martínez, abogado, ex congresista venezolano y miembro de la dirección nacional del Partido Demócrata en Estados Unidos, publicó recientemente su libro 94 paradojas para pensar el siglo XXI, una compilación de los artículos que publicó en 2017 y 2018 en la serie Tendencias, que también pueden leerse como ensayos breves.
La crisis de las democracias
Martínez ha analizado las contradicciones que signan estos tiempos, empezando por las que se suscitan en el corazón de los sistemas democráticos del mundo.
En su propio recorrido hay una paradoja: Martínez salió de Venezuela a Estados Unidos en la primera década de los 2000 y no imaginó que iba a ser testigo de una crisis democrática como la que está en curso en el país que lo recibió.
“La democracia en apariencia esta funcionando pero también se está socavando”, dice Martínez.
El descontento en países como Chile, Ecuador, Colombia, España, es real, afirma Martínez.
“Los sospechosos usuales de todas estas crisis están allí. Siempre va a haber el que va a pescar en río revuelto. Pero las razones de ese malestar van más allá del oportunismo de actores políticos. No leer lo que está pasando es peligroso. Me preocupa que caigamos en la polarización para evitar la discusión de estos temas”.
La polarización, piensa Martínez, que rehúye la claridad y de la reflexión, es precisamente un rasgo distintivo de estos tiempos, el resultado vivir “en el mundo de la post verdad o la mentira deseada”.
Leopoldo Martínez abre el foco y observa que este sacudón de las democracias del mundo está potenciado por lo que él llama dos ansiedades: la de sectores conservadores que se resisten a cambios que amplían el disfrute de los derechos humanos a grupos olvidados y la de sectores desfavorecidos por la economía.
“La apariencia es que íbamos a hacia un mundo mejor en materia económica, en materia de derechos humanos, en los medios de comunicación con la revolución digital. Parecía que entrábamos en una sociedad que nos traía cosas muy positivas. Pero al mismo tiempo, subyacente a esas tendencias, estaban ocurriendo cosas que perdimos de visita y que fueron produciendo una gran ansiedad social en sectores conservadores de la sociedad y una gran ansiedad económica en sectores menos favorecidos de la sociedad”.
Por eso, en su opinión, han surgido por el extremo de la derecha y por el extremo de la izquierda “formas del populismo” que, dice, “utilizan la democracia” para alcanzar el poder y luego la socavan. “Y entramos en una sociedad de expectativas crecientes alrededor de estos liderazgos que no resuelven los problemas, sino que escapan hacia delante, ofreciendo cosas que no son realizables y no son sustentables cuando se empiezan a ejecutar”.
Y estos populismos extremos se potencian precisamente en la polarización.
Aquí viene una de las paradojas que Martínez ha encontrado: mientras se pensó que las redes sociales y la “revolución digital” producirían sociedades más informadas y más participativas, la “industria de las mentiras y las noticias falsas” se ha creado y ha crecido. “Y algo mucho más grave es la capacidad de manipular e influir en la opinión pública a través de las redes sociales, en donde quienes han sido los maestros, los que han optimizado el manejo de estas estrategias comunicacionales a través de las redes sociales son los rusos”, plantea Leopoldo Martínez.
La ecuación es entonces la suma de las dos ansiedades que menciona Martínez con su “manejo psicosocial” a través de las redes sociales por un solo país.
Estados Unidos
Estados Unidos, el país donde Leopoldo Martínez tiene una participación política activa, es un ejemplo muy claro de lo que explica. En concreto “el populismo de derechas de Donald Trump”.
“La conquista de la igualdad en el matrimonio en Estados Unidos produjo en sectores muy conservadores y reaccionarios de la sociedad una incomodidad. El problema de la inmigración lo produce también en sectores que culpan al latino, al hispano de su tragedia económica, cuando realmente no tiene que ver con ella. El discurso populista culpa al latino, a China, a México de una realidad que tiene que ver con informática, robótica, transiciones económicas hacia realidades nuevas”.
Se refiere a la tendencia de la industria a sostenerse más en la tecnología que en el capital humano y, basada en esos cambios tecnológicos, a la reconfiguración de las nuevas capacidades que se necesitan en los puestos de trabajo, aunque las universidades siguen educando bajo paradigmas previos.
Martínez pone sobre la mesa una cifra que derriba los mitos sobre los latinos en Estados Unidos: el 70% de ellos, dice, son ciudadanos nacidos en ese país. “No cruzaron la frontera, la frontera los cruzó a ellos. Estados Unidos es un país iberoamericano. La mitad del territorio era parte de España. Tejas, la independencia de Tejas – no es Texas– la lograron mexicanos que se aliaron con Sam Houston para liberarse de la dictadura de Santana. EEUU esta entreverado con la hispanidad”.
Y sigue con los datos: la migración de mexicanos indocumentados a Estados Unidos ha decrecido como consecuencia del Tratado de Libre Comercio entre los dos países; los mexicanos se están devolviendo a su país “porque hay puestos de trabajo gracias al NAFTA”.
Más cifras: En Estados Unidos viven alrededor de 11,5 millones de hispanos indocumentados, 3,5 millones de los cuales, aproximadamente, son los llamados Dreamers, que además han ido a la universidad. Y esos indocumentados, continúa Martínez, “pagan 23 mil millones de dólares en impuesto federales y 9 mil millones en impuestos de nómina que no van a poder recuperar en servicios sociales porque sus números de seguridad social son falsos, proveídos por el empleador que comete el fraude”.
Con este argumento, Martínez quiere demostrar que los latinos no son una carga publica, “ni siquiera los indocumentados”.
“¿Y qué dijo Donald Trump? No solo dijo que los latinos eran parte del drama, sino que México y el NAFTA eran culpables del drama, cuando gracias al crecimiento económico que generó el NAFTA en México se están devolviendo a México”.
Leopoldo Martínez recuerda que quienes están migrando más a Estados Unidos en la actualidad son los venezolanos y ciudadanos de los países del Triángulo Norte centroamericano, huyendo de la violencia. “Violencia que tiene que ver con los carteles de la droga (…), industrias criminales que existen porque los Estados Unidos consumen”.
“Estados Unidos no puede cerrar los ojos ante esto. Y más inaceptable es agarrar a una madre y a un hijo, separarlos, a veces a un pequeño de tres años, y encarcelarlos en procesos de deportación paralelos (…), para exaltar a estos grupos que cree que los latinos son el problema”.
Qué dijo Donald Trump? Una gran mentira ¿Quién la creyó? Quien quiso creerla basada en su drama ¿Qué la potenció? Las redes sociales”.
La periodista Andrea Bernal preguntó a Martínez si ese argumento sirve todavía para llevar al actual presidente de Estados Unidos a la reelección. Martínez respondió que más bien podría costarle la reelección.
“Lo veo teniendo un problema con la clase trabajadora. En el país se ha tomado mucha conciencia de lo absurdo que resulta que el país decano de los derechos humanos esté encarcelando madres y niños en la frontera. Ha habido muchas cosas que han sacudido la fibra de Estados Unidos”, elaboró.
Según su análisis, el hecho de que en una economía que se mantiene estable (aunque dice Martínez que esa estabilidad todavía es heredada del bienestar económico que dejó Barack Obama) Trump tenga “solo 42% de aprobación en las encuestas” habla de una “posibilidad inmensa de ganarle”.
“En estados como Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, la gente ya se dio cuenta que el salario mínimo no subió y que el sistema de salud pública se ha deteriorado por las reformas que hizo Trump. Y la gente preguntándose, bueno quizás no eran los latinos o China o el acuerdo con México el problema”.
Venezuela
Leopoldo Martínez se reafirma en su análisis sobre Venezuela, a su juicio atrapada en una “cleptocracia militarista”. “Y la lucha contra un régimen como ese es larga, es difícil, es tenaz”.
Martínez ve diferencias entre Hugo Chávez y Nicolás Maduro. En su opinión, en efecto, Chávez es responsable de la deriva actual de Venezuela, pero era “un líder populista, carismático que tenía todos los ingredientes del autoritarismo que hoy en día están presentes”, que además gobernó un país petrolero con un barril de crudo que rozó los 100 dólares y con un gran poder de comunicación. Maduro, por su parte, no tiene a su disposición un precio alto del petróleo y no tiene el carisma ni el poder de comunicación de Chávez, con lo cual se sostiene del “matrimonio que ha hecho con las Fuerzas Armadas”.
“En Venezuela gobiernan las Fuerzas Armadas y eso hace que en Venezuela, más que un problema de crisis democrática, haya un sistema cleptocrático y autoritario que se sostiene por poderosísimos intereses que gravitan alrededor de la corrupción no solo en el narcotráfico sino en todos los órdenes”.
Sobre Juan Guaidó, Martínez dice que encarna “un sentimiento, una esperanza”.
“Pudo ser Pedro González. Es el deseo de toda Venezuela, la que está en el país y la que está fuera del país”. Y advierte: “Lo importante es que no nos dejemos atrapar por ese otro escenario de la mentira deseada, otro escenario de postverdad. Vivir en una burbuja donde nos convencemos de que estamos haciendo siempre lo correcto, porque nos acompaña una razón muy poderosa y legítima que es recuperar la democracia”.
En esa burbuja de la que habla Martínez habitan las expectativas de que la salida a la situación tardará apenas horas, días o meses y, “lo más peligroso”: que hay algo que desde afuera puede sustituir el trabajo que Venezuela tiene que hacer ella misma como país.
Un futuro saludable para Venezuela, dice Leopoldo Martínez, es imposible “si no nos reconocemos los unos a los otros”.
“Cualquier intento de construir una Venezuela que esté basado en la nostalgia de lo que fuimos o en la visión de país que tiene uno u otro sector va a fracasar. Maduro no va llegar a ninguna parte con lo que está haciendo, va a seguir empobreciendo a Venezuela (…) Guaidó tampoco puede salir adelante si no se produce una gran negociación que lo permita”.
En opinión de Martínez, la presión de la comunidad internacional a favor de Venezuela sí es importante para inducir al país a una solución “electoral y pacífica”. “Pero todo lo que pueda hacer la comunidad internacional jamás va a sustituir el esfuerzo que tenemos que hacer todos los venezolanos para encontrarnos en una propuesta de país. Ese es el más importante. Ese es el que tenemos lograr. No podemos dejarnos atrapar por los prejuicios y por la expectativa que ha creado el discurso político”.
En la conversación, la periodista Bernal menciona que autoridades estadounidenses han calificado al régimen venezolano como una “narcodictadura” y le pregunta a Martínez si es posible negociar con criminales.
“Ahí esta el problema de los adjetivos”, responde. “No creo que ningún régimen es totalmente monolítico. Tienen tonos, variedades, personalidades con distintas expectativas. Es un tema de saber navegar la contradicciones que tiene el régimen (…) Allí dentro hay posibilidades que hay que salir a encontrar”.
Se refiere no solo al diálogo entre las cúpulas sino al “diálogo social” entre los ciudadanos. Es necesario, afirma, que se creen condiciones para haya encuentros entre venezolanos que respaldaron a Chávez y que han podido hacerlo con Maduro “y la inmensa mayoría de venezolanos que quiere un cambio en el país”.
En su opinión, las sanciones individuales de Estados Unidos a funcionarios del régimen venezolano son importantes porque producen en ellos “una modificación de la conducta”, pero las sanciones económicas “han abierto oportunidades a China, a Rusia y a Turquía para tomar ventaja de la opacidad en la que se encuentra la economía venezolana”. Y el gobierno hasta hoy sigue allí. No podemos confiar ciegamente en que eso es suficiente. Tiene que pasar algo dentro de Venezuela para que las cosas cambien”.
“El cambio en Venezuela tiene que ser a través de unas elecciones. Cualquier persona que utilice una cámara de televisión para proponer una salida que no pase por transitar nuevamente por lo electoral en Venezuela está engañando a los venezolanos”, remata.
Las contradicciones de Trump con Venezuela
Leopoldo Martínez vuelve a las cifras para mostrar la falta de coherencia entre el discurso de Trump y miembros de su gobierno sobre Venezuela, “para agitar a los sectores electorales de Miami”, y la realidad: 150 mil venezolanos que migraron a Estados Unidos no tienen estatus migratorio. Por ello “están desesperados”. Martínez insiste en que necesitan una Protección Migratoria Temporal (TPS) que les permita establecerse en el país, como en el pasado ocurrió con nacionales de Nicaragua, Honduras y Cuba.
“El drama de los Estados Unidos, y esta es una de las paradojas. es que ha terminado practicando una política de asilo que no solo va en contra de toda una tradición de Estados Unidos sino contra todos sus compromisos en materia de derechos humanos. Lo que hacen con los centroamericanos en la frontera sur (…) o lo que le hacen a 72 mil venezolanos que todavía no tienen una respuesta sobre su asilo y el caso de más de 600 deportaciones de venezolanos es una gran contradicción”.