En 1972 Bunker Roy y un pequeño grupo de colegas fundaron el Barefoot College (“Escuela de descalzos”) en Tilonia, Rajashtan, India. La suya era una visión interesante y catalítica, juntando lo viejo con lo nuevo, lo tradicional con lo radical.
Inspirado en las enseñanzas y filosofía de Mahatma Gandhi —dándole a los pobres y desposeídos los medios para producir sus propias necesidades— el Barefoot College entrenó a los pobres para construir sus propios hogares, convertirse en maestros en sus propias escuelas, y para producir, instalar y operar paneles solares en sus aldeas. Roy y sus colegas también pusieron énfasis en dar poder a las mujeres en general y a las abuelas en particular. Como resultado, la capacidad “profesional” fue depositada en las manos de los más pobres de los pobres y en los más débiles de los débiles: las mujeres de las aldeas.
Por una parte, las innovaciones de Barefoot College fueron profundamente radicales— desafiando las convenciones de la vida aldeana, asociaciones profesionales, y cultura tradicional. Por otra parte, fueron el clásico bricolage, término tomado de los colectores de chatarra en Francia y definido como “hacer uso creativo e ingenioso de cualquier material que esté a la mano (independientemente de su uso original).” En este caso, la yuxtaposición de elementos combinados de manera no convencional destacaron un cúmulo de problemas difíciles de tratar, incluyendo necesidades de salud, desigualdades de género, necesidades energéticas y educacionales en un sur del país en desarrollo.
Barefoot College es claramente una innovación social, y una exitosa, que se ha extendido a través del mundo en desarrollo: Mujeres de aldeas africanas han viajado a India para aprender sobre estas ideas y prácticas, y estudiantes graduados de Norte América están aplicando estos conceptos a comunidades aborígenes en el norte.
Al yuxtaponer lo viejo y lo nuevo, lo tecnológico y lo social, y lo político y lo económico, las innovaciones sociales construyen un sistema ecológico-social resistente. Con la Tierra y sus sistemas ecológicos empujados cerca de los límites del planeta, necesitamos soluciones innovadoras que tomen en cuenta la complejidad de los problemas y que fomenten soluciones que permitan a nuestros sistemas aprender, adaptarse y ocasionalmente transformarse sin colapsar. Más importante aún, necesitamos construir la capacidad de encontrar dichas soluciones una y otra vez.
Parte de construir resistencia en sistemas complejos está en fortalecer las culturas de innovación. Estas son culturas que valoran la diversidad pues, como todo bricoleur sabe, mientras más (y más difíciles) son las partes, mayor es la posibilidad de nuevas y radicales combinaciones. Pero estas culturas también necesitan estimular el tipo de comunicación y compromiso que permite elementos disparejos encontrarse y mezclarse, y que permite la experimentación y el apoyo en vez de culpar. Tales culturas brindan soporte a la innovación social, y la innovación social a su vez crea resistencia.
La teoría de resistencia se está volviendo cada vez más popular como lente para enfocarse en sistemas social-ecológicos ligados a toda escala, desde el individuo, a la organización, a la comunidad, a la región, y hasta el globo. Como teoría, es profundamente interdisciplinaria, representando la intersección de la psicología, ecología, teoría de organización, estudios comunitarios, y economía. Es similar a la ciencia de sustentabilidad en que es un enfoque de sistema integral que plantea vínculos inextricables entre Norte y Sur y entre la economía y el ambiente. Pero difiere en que se enfoca en el balance entre la continuidad y el cambio, un continuo (o infinito) ciclo de liberación, reorganización, crecimiento y consolidación que caracteriza a todos los sistemas vivientes resistentes.
En las fases de liberación y reorganización, nuevos elementos pueden ser combinados de nuevas formas. En las fases de crecimiento y consolidación, estas nuevas combinaciones atraen recursos y capital y proporcionan vueltos en energía, biomasa o productividad, de lo cual el sistema depende y sobre lo cual prospera. Para entender este concepto, podemos pensar en un bosque maduro, con energía y capital físico almacenado en biomasa. Un incendio forestal detona una liberación de energía y recursos. Nuevas formas de vida surgen en el suelo fértil, absorbiendo rápidamente los nutrientes. Algunas de estas formas son especies que han vivido en ese bosque antes, otras son nuevas. No todas pueden sobrevivir, por lo que un patrón de dominación resulta en que algunas especies mueran y otras acumulen biomasa para crecer como un bosque maduro. La teoría de resistencia sugiere que una pérdida seria de un sistema de resistencia ocurre sólo cuando el sistema queda atrapado en algún punto del ciclo: La resistencia del sistema radica en el continuo movimiento a través del ciclo, causando que el sistema se adapte o transforme en el proceso.
Ahora consideremos este ciclo aplicado a la innovación, sea tecnológica o social. Como Joseph Schumpeter delineó en Capitalismo, Socialismo y Democracia, los empresarios tienen nuevas ideas al usar los recursos que están disponibles. Algunas ideas fallan, pero otras toman vuelo y se convierten en nuevos productos, programas, procesos o diseños que atraen recursos y se vuelven parte del sistema establecido.
También aquí vemos un patrón similar: la asociación de viejas y nuevas ideas en la fase generadora; una reestructuración de ideas competitivas y organizaciones a favor de aquellas capaces de atraer la mayor cantidad de recursos; un patrón de dominación y consolidación de ideas y organizaciones exitosas; y la institucionalización de la innovaciones para que se conviertan en negocios como siempre.
La similitud entre el ciclo de innovación y el ciclo de liberación y renovación de ecosistemas resistentes es sorprendente. Pero la teoría de resistencia sugiere que para que el sistema en general (la organización, la comunidad o la sociedad en general) sea resistente, no es suficiente con innovar. La sociedad necesita construir la capacidad para repetición—una y otra vez, por siempre. Además, a pesar de que muchas innovaciones permiten la adaptación (tal como casas portátiles para las personas sin hogar que les permite vivir más exitosamente en temperaturas extremas), otras innovaciones, más disruptivas y radicales, tienen el potencial de transformar el sistema. Este era el caso del Barefoot College.
Lo que la Resistencia trae a la Innovación Social
La teoría de resistencia tiene muchas lecciones que enseñar a aquellos involucrados en innovación social. La más importante es la necesidad de mirar el problema de manera sistemática. La cultura occidental cuenta con una larga historia de introducir soluciones (particularmente técnicas) diseñadas para resolver un problema específico, sin considerar el impacto en el sistema general que dicha solución pueda tener. Consideremos la carrera para desarrollar biocombustibles. La preocupación actual por encontrar fuentes de energía que reemplacen a los combustibles fósiles y productos derivados del petróleo amenaza con ignorar los múltiples impactos en el sistema que la producción de biocombustible tiene sobre el ambiente y la sociedad. Por ejemplo, puesto que los biocombustibles pueden crecer en tierra pobre (una ventaja desde el punto de vista de los productores), son propensos a absorber tierra que está siendo utilizada para agricultura de subsistencia en el mundo en desarrollo, convirtiendo la seguridad de la comida en algo todavía más precario.
Otro ejemplo de consecuencias negativas no intencionadas en el sistema en grande es el desarrollo del ecoturismo en las Islas Galápagos. Estas islas ofrecen una biodiversidad sin paralelo. Para mantener esta diversidad y estimular la economía ecuatoriana local, las compañías de ecoturismo compiten por llevar pequeños grupos de turistas a las islas. El gobierno controla cuántas personas pueden desembarcar en la isla, pero hay menos control sobre el número de botes que pueden navegar a vela o motor cerca de una isla. Como resultado, el creciente número de botes ha causado una drástica erosión en los arrecifes de coral. Lo que pudiera parecer una panacea puede resultar, visto desde el punto de vista del sistema en grande, una ilusión.
Un ejemplo histórico de esta innovación fallida fue el sistema escolar residencial para aborígenes canadienses. Sus proponentes creyeron que la mejor manera de “ayudar” a los habitantes aborígenes era asimilarlos mediante la enseñanza de la cultura, idioma, religión y prácticas económicas de Europa. Para lograr esto, el gobierno sacó a cientos de niños de sus hogares y los colocó en escuelas residenciales, prohibiéndoles el uso de su lengua nativa. En aquel entonces, la mayoría de canadienses blancos veía esta práctica como una solución innovadora a los problemas de los pueblos de las Primeras Naciones. Pero incluso a la luz de la filosofía social de la época, fue una intervención que no tomó en cuenta la naturaleza sistemática del problema. La intervención debilitó profundamente la resistencia general de las comunidades aborígenes, exacerbando en gran medida los problemas que la iniciativa trató de resolver en primer lugar. Esto destruyó lazos comunales y linajes, y dejó a una generación entera no sólo pobremente asimilada, sino despojada de su identidad cultural. Este es un ejemplo extremo de la falla en considerar la naturaleza sistemática de un problema social al intentar una intervención innovadora.
Entender la resistencia también puede ayudar a los innovadores sociales a balancear enfoques desde arriba hacia abajo y desde abajo hacia arriba para crear soluciones. Por ejemplo, las agencias de asistencia social temían que el trauma del desplazamiento pudiera causar estrés post-traumático a mujeres de Eritrea viviendo en campos de refugiados. Pero sucedió que siempre y cuando las mujeres fueran capaces de crear recuentos o historias coherentes y compartirlas con otros, su estrés era manejable. Similarmente, cuando se hacían esfuerzos para proveer a las personas sus comidas tradicionales (tales como “alimentos en situaciones de hambre”), las comunidades eran mucho más resistentes al enfrentar una hambruna. Por experiencias como estas, las organizaciones de ayuda internacionales están trabajando cada vez más de cerca con la gente local (escuchando y aprendiendo) en vez de respondiendo inmediatamente con soluciones de arriba-abajo.
Los gobiernos tienen una fuerte influencia en sentar los parámetros y crear las oportunidades para que la innovación se lleve a cabo a niveles locales. Uno de los mejores ejemplos es la respuesta del gobierno brasilero al creciente número de casos de VIH-SIDA. En 1990 el Banco Mundial encontró que Brasil era uno de los países más afectados, con casi el doble de personas infectadas que en Sudáfrica. El Banco Mundial predijo que tanto Brasil como Sudáfrica verían incrementos astronómicos para el año 2000. El Banco Mundial recomendó que Brasil abandonase los esfuerzos en tratar a personas con VIH-SIDA y en vez se enfocara en prevención. Pero el gobierno brasilero ignoró este consejo y decidió desatar la creatividad e innovación locales. Los parámetros eran que ninguna persona—sin importar lo pobre, insignificante o analfabeta que fuera—sería descartada como estando más allá de la cura. Presionaron a la Organización Mundial de la Salud para reducir los costos de fármacos antivirales y lanzaron una efectiva estrategia de comunicación para hacer uso de condones sexy. Luego dieron enorme facultad discrecional a los líderes de las comunidades, incluyendo padres y monjas de parroquias locales, para resolver cómo llegar a cada persona infectada. Los médicos de clínicas de salud trabajaron junto a ONGs para proveer la gama completa de servicios necesarios, incluyendo estudios, educación y administrando y supervisando los medicamentos.
A pesar del alto índice de analfabetismo, Brasil logró la misma tasa de conformidad en todas las comunidades que Estados Unidos. Para el 2000, la tasa de infección había bajado a 1 en 160, una realidad muy distinta a la predicción de 1 en 4 que proyectó el Banco Mundial. Esto es un ejemplo de la teoría de resistencia en práctica—mirando el problema y la solución sistemáticamente, a través de escalas y subsistemas, y tomando en cuenta los roles que el conocimiento local y la política gubernamental puede jugar en crear una solución.
Lo que la innovación social trae a la resistencia
Uno de los atributos más importantes que un enfoque desde la innovación social ofrece es que ayuda a las personas a entender el proceso por ‘Innovation for a Complex World’ (Innovación para un Mundo Complejo) de cuáles sistemas sociales se adaptan o son transformados. En particular, el enfoque arroja luz sobre varios actores (tales como emprendedores sociales y emprendedores de sistema) que ayudan a que estos procesos ocurran.
Se ha llevado a cabo una gran cantidad de investigación en emprendedores sociales. Sin embargo, menos investigación se ha hecho sobre los emprendedores de sistemas responsables por encontrar las oportunidades para mejorar ideas innovadoras y lograr un impacto mayor en el sistema. Las habilidades del emprendedor de sistema son muy diferentes, pero complementarias, a aquellas del emprendedor social.
El emprendedor de sistema juega diferentes roles en diferentes puntos del ciclo innovador, pero todos estos roles están listos para encontrar oportunidades de conectar un enfoque alternativo a los recursos del sistema dominante. Las oportunidades ocurren con mayor frecuencia cuando ha habido una liberación de recursos a través de una transición política, crisis económica o cambio cultural. En el Great Bear Rain Forest (Bosque Lluvioso del Gran Oso) en British Columbia (BC), Canadá, una crisis económica y política fue provocada por el éxito de demandas sobre tierra aborigen en las cortes de BC y el éxito de la campaña de mercadeo de Greenpeace Internacional. Esta crisis creó una oportunidad para emprendedores de sistema (una coalición de varios ONGs) para convenir una serie de reuniones y facilitar un proceso que ha ayudado a las partes interesadas que se han opuesto vehementemente unas a otras (grupos aborígenes, compañías y comunidades leñadoras, el gobierno de BC y las ONGs ambientales) a poner de un lado sus diferencias y comenzar a crear soluciones.
A medida que estas soluciones se multiplicaron, los emprendedores de sistema se trasladaron a un nuevo rol; aquél del agente. Éstos crearon paquetes de soluciones financiera, social y técnica que ofrecieron una alternativa real al status quo. Una vez que coaliciones factibles de actores e ideas fueron forjadas, los emprendedores de sistema asumieron aún otro rol más—vendiendo estas ideas a aquellos capaces de apoyar la alternativa con recursos, políticas y medios. Cuando estas políticas fueron hechas para formalizar nuevas políticas de protección, paquetes de apoyo financiero, y promoción cultural, los emprendedores de sistema cambiaron de rol una vez más al ir al comienzo del ciclo y reformulando y desafiando el status quo. En el proceso, la capacidad del sistema social como un todo para manejar dichas transformaciones y adaptaciones se había fortalecido. El mismo proceso está siendo usado de forma modificada en negociaciones actuales en el bosque boreal.
En muchos casos, este tipo de transformación toma muchos años. Esto requiere un largo período de preparación en el que una alternativa innovadora es desarrollada y luego ampliada cuando una ventana de oportunidad se abre. En Chile, la ventana de oportunidad para la introducción de pescaderías comunitarias vino con la intersección de una crisis ambiental (el colapso de la pescadería local por sobrepesca) y una crisis política (el golpe que derrocó el régimen del presidente Augusto Pinochet). Los emprendedores de sistema se habían estado preparando para una oportunidad como esta por muchos años, creando lugares de experimentación en algunas comunidades, construyendo una red de sombras de científicos nacionales e internacionales, y manteniendo buenas relaciones con políticos y burócratas que, se esperaba, sobrevivirían a Pinochet. Fue por esta preparación, a unos pocos años del golpe, que una nueva ley de pescaderías fue pasada, consagrando a las pescaderías basadas en la comunidad y administración basada en el ambiente.
Claro está que la “administración por emergencia” es más fácil en algunas culturas que en otras. Algunas culturas permiten el movimiento libre y rápido de ideas, combinando con otras ideas en el tipo de bricolage necesario para la innovación. Estudios de resistencia a niveles de comunidad, organización e individuo sugieren que estas mismas cualidades caracterizan a organizaciones y comunidades que son resistentes a la crisis y el colapso. Las características que estas organizaciones y comunidades comparten son de baja jerarquía, diversidad adecuada, énfasis en aprendizaje sobre culpar, lugar para la experimentación, y respeto mutuo. Todas estas son cualidades que soportan la resistencia general. Si se les presta atención, la capacidad para innovación social también aumentará, creando un ciclo virtuoso que a la vez construye la resistencia de la sociedad entera.
Pensamientos finales
La gente involucrada en la innovación social y la gente involucrada en crear una sociedad resistente pueden aprender la una de la otra. La teoría de resistencia sugiere que los procesos de adaptación y transformación son dinámicos, cíclicos e infinitos. La innovación social tampoco es una solución fija; es parte de un proceso que aumenta la resistencia social y permite a los sistemas complejos cambiar mientras mantienen la continuidad de la cual dependemos para nuestra integridad e identidad personal, organizacional y comunitaria.
Para crear una sociedad resistente, es importante no depender únicamente de los emprendedores sociales, de quienes surgen las ideas innovadoras, así como tampoco podemos depender solamente de un gobierno para crear oportunidades innovadoras. En cambio, debemos estar atentos a esos momentos en los que las crisis, los desastres o una visión estratégica abren una ventana para asegurar recursos para las alternativas más prometedoras.
Por último, es importante enfocarse en un nuevo tipo de emprendedor que complementa al emprendedor social: el emprendedor de sistema. El emprendedor de sistema identifica las alternativas prometedoras para el enfoque dominante y luego trabaja con redes de otros para estimular y aprovechar las oportunidades y así ampliar esas innovaciones. Trabajando a nivel del sistema completo, los emprendedores de sistema desarrollan las alternativas, atraen los recursos y trabajan hacia el momento en que el sistema se vuelca.
Frances Westley ocupa la Silla JW McConnell en Innovación Social en la Universidad de Waterloo, donde dirige el Instituto Waterloo para la Innovación Social y Resistencia.
Traducción: Zoe Valery | IQ Latino @IQlatino