Venezuela: casi un año viviendo con el fantasma del gran apagón de marzo de 2019

Está por cumplirse un año del inicio de unos días de pesadilla inédita Venezuela. El jueves 7 de marzo de 2019 a las 4 y 55 de la tarde comenzó el apagón que terminaría siendo el más grande de la historia reciente del país: al menos 96 horas sin luz en Caracas, hasta siete días continuos en otros estados del país. Lo ocasionó una falla en la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, en Represa El Guri, al sur.

Al menos 18 de los 23 estados del país quedaron afectados. El impacto fue mayor porque el apagón incluyó a la región capital, donde los cortes de la electricidad no suelen ser tan frecuentes como en el interior.

En Venezuela ya había interrupciones continuas en el servicio desde 2009. En 2010, el entonces presidente Hugo Chávez decretó la “emergencia eléctrica”. Aunque el argumento oficial fue “la sequía” por el fenómeno climatológico El Niño, hay información periodística que da cuenta de la desinversión en el sector eléctrico y de la posterior corrupción en el otorgamiento de contratos para el equipamiento y construcción de plantas. El racionamiento eléctrico ha sido costumbre desde entonces en muchas zonas del interior, incluido el Zulia, el estado petrolero por excelencia, hoy uno de los más afectados por los cortes de electricidad.

Durante los día del gran apagón que comenzó el 7 de marzo de 2019, la comida se descomponía en las neveras; el agua también se fue cuando las bombas se apagaron; los comercios cerraron; los equipos de hospitales y otros centros de salud dejaron de funcionar; el metro se paralizó; la telefonía, celular y fija, se detuvo.

Como reportó entonces The Guardian, la oposición contó 26 muertes como consecuencia del apagón.

Fueron pocos los privilegiados que tenían planta eléctrica.

Con la crisis, apareció pronto la especulación (mucha en dólares en vez de bolívares), pero también la solidaridad entre redes de vecinos, amigos y familiares, e, incluso, desconocidos.

En todos estos meses después del gran apagón la crisis en el servicio eléctrico ha continuado en el interior. El racionamiento ha sido una de las principales causas de las más recientes migraciones desde allí a la capital de Venezuela. Un reportaje de Rosanna Battistelli y Alfredo Morales para El Pitazo publica datos del Comité de Afectados por Apagones: “23.860 fallas eléctricas en todo el país” entre enero y mayo de 2019 –esto incluye meses antes del gran apagón–. También cita un estudio del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (Ovsp), según el cual ,durante mayo y junio de 2019, las ciudades de San Cristóbal (Táchira), Maracaibo (Zulia) y Barquisimeto (Lara), en el occidente de Venezuela, “registraron cortes eléctricos casi todos los días”.

“Mis hijos lloraban por cansancio, fueron esas lágrimas las que me hicieron preparar mis maletas y mudarme a la llamada sucursal del cielo”, dijo a los autores de la nota Francisco Acosta, quien se mudó con su familia desde Barquisimeto a Caracas –“la sucursal del cielo”–. El racionamiento de energía en esa ciudad, capital del estado occidental de Lara, es diario. Desde el 7 de marzo hasta julio de de 2019 hubo allí cuatro apagones más.

Otro artículo de Francisco Rincón para Cinco 8 dice que los cortes de electricidad aumentaron en el Zulia desde el gran apagón. “En los sectores donde se racionó el servicio eléctrico al menos 12 horas al día, la gente ha pasado 4.248 horas sin luz, unos 177 días”. 

En este estado, el gran proveedor del maná petrolero venezolano, cocinan en leña “o se acuestan sin comer”, reporta Rincón. Zulia es caliente. La sensación térmica puede alcanzar los 40 grados. “Los niños lloran porque sienten mucho calor. Es difícil decirles que no tenemos agua fría [para beber]. No sabemos si se trata del racionamiento o de un apagón. Cada vez que llega la luz todos gritamos”, le dice Sara, una zuliana, al reportero.

José Sánchez, que vive en un barrio del norte de Maracaibo, la capital del Zulia, también le da su testimonio: “Vemos cómo se pierde el agua por todos los botes que hay en la calle y no podemos prender las bombas porque no tenemos luz. Sentimos impotencia porque a veces ni tenemos con qué bañar a los niños”,

Acosta escribe que para acciones cotidianas como hacer una transferencia bancaria o comunicarse con familiares en el interior mucha gente tiene que recorrer largas distancias para llegar a lugares donde haya señal telefónica e internet. “Esta realidad obliga a caminar metros y hasta kilómetros o a trasladarse en vehículos, lo cual los expone a la inseguridad. En el caso particular de las mujeres, también las hace más vulnerables a sufrir ataques físicos, psicológicos y sexuales”.

Este año todavía incipiente, con la fecha aniversario del gran apagón muy cerca, el fantasma de esos días vuelve a espantar. Hay quienes temen otro apagón.

Entre el 29 de febrero y el 1 de marzo, hubo fuertes bajones de luz en los estados de Mérida, Trujillo, Barinas, Portuguesa, Táchira, Cojedes, Apure, Yaracuy, Lara, Amazonas, Carabobo, Falcón, Zulia y Guárico. La información emanó del observatorio de internet NetBlocks, que identifica las caídas en el servicio de la red en Venezuela. En efecto, debido a las interrupciones en el servicio eléctrico, la tarde del domingo cerca del 35% de la conectividad en Venezuela estaba apagada.

Ese fin de semana, la carabobeña ciudad de Puerto Cabello, al centro norte de Venezuela, sobrepasó las 48 horas sin servicio eléctrico.

En Caracas, reportaron bajones de luz en sectores del centro y el este.