El 19 de marzo, el Diálogo Interamericano organizó una conferencia telefónica para discutir el estado de América Latina y el Caribe (ALC) entrando en la pandemia de COVID-19 y la consiguiente crisis económica. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Santiago Levy, investigador principal no residente de la Brookings Institution y ex vicepresidente de sectores y conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, se unieron al presidente del Diálogo Interamericano, Michael Shifter, para hablar sobre las políticas que deben implementarse mientras esta región de 620 millones de personas vuelve a la “normalidad”.
Tanto la Sra. Bárcena como el Sr. Levy coincidieron en que esta crisis es más compleja que la de 2008-2009. El Sr. Levy explicó que en la crisis financiera de 2008, dos factores presionaron a la región de ALC: un shock externo que resultó de la disminución de los precios de los productos básicos, las exportaciones y el turismo y el colapso de los mercados financieros y la volatilidad económica. Hoy, tenemos ambas capas además del shock de demanda interna, derivado del aislamiento social y la cuarentena.
Debido a que esta crisis es diferente de la de 2008, Bárcena aconsejó que “las soluciones también deberían ser bastante diferentes”. Antes de profundizar en las soluciones propuestas por ambos panelistas, aquí hay algunos datos sobre las perspectivas económicas para la región, según lo proyecta la CEPAL.
El año pasado, la región creció 1.3%, en promedio. Este año, veremos una contracción de 1.8 del PIB en general. Peor aún, las islas del Caribe verán una disminución entre 8 y 25 por ciento del PIB debido a la disminución en el turismo. Junto con estas cifras del PIB, la organización espera que la pérdida de empleo pueda aumentar diez puntos porcentuales, lo que significa que 25 millones de personas más podrían quedar desempleadas. Como consecuencia, la pobreza y la pobreza extrema aumentarán en millones: de 185 a 220 millones y de 67.4 a 90 millones, respectivamente. Finalmente, según estimaciones de la CEPAL, el valor de las exportaciones de la región caerá entre 4.6 y 10 por ciento.
En su mayor parte, hemos visto una respuesta rápida de los gobiernos de ALC al abordar la pandemia y garantizar la salud de sus ciudadanos. Los países de toda la región se apresuraron a aplicar medidas sanitarias que redujeron los viajes de los no residentes a su país, minimizaron la circulación interna para limitar el contagio local e implementaron políticas de contención social para proteger a los grupos más vulnerables.
Sin embargo, el mayor problema que tiene la región frente a esta crisis es su debilitado sector de la salud. Por ejemplo, en promedio, hay 2.2 camas de hospital por cada 1,000 personas. En México, la proporción es de una cama por cada 1,000 personas, similar a Brasil. Algunas medidas que estamos viendo incluyen la respuesta de El Salvador para establecer un hospital que solo trataría a pacientes infectados con COVID-19. En este contexto, el Sr. Levy afirmó que “los gobiernos deberían aprobar leyes nacionales de emergencia que les permitan gastar más libremente y tomar medidas adicionales, como exigir que los hospitales privados reciban pacientes sin seguro médico, por ejemplo”.
Debido a la duración incierta de esta pandemia, se debe diseñar una respuesta económica para abordar las necesidades de los latinoamericanos y caribeños. Sin embargo, la mayoría de los países tienen una relación deuda / PIB sustancialmente más alta que la que tenían en 2008-2009, por lo que la capacidad de respuesta de la región es peor que hace 12 años.
Primero, cada país de la región debe aumentar el gasto durante un período determinado y decidir en una fecha próxima (por ejemplo, enero de 2021) aumentar los impuestos para pagar esta medida. Levy aclaró: “estos aumentos de impuestos deben ser lo más progresivos posible, enfocándose en los impuestos a la renta y, dependiendo del país, agregando impuestos al consumidor con el apoyo correcto”. La prioridad aquí es mostrar a los mercados internacionales de capital que el aumento del gasto público es transitorio y eventualmente cesará. Por lo tanto, evitando el riesgo de la región de una parada repentina en los flujos de capital y otra capa en la parte superior de un área ya presionada económicamente.
En segundo lugar, en sintonía con la Sra. Bárcena, los gobiernos deben proteger el empleo para garantizar que la demanda agregada interna no se derrumbe.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL destacó la necesidad de una respuesta multilateral a la crisis y una obligación especial de ayudar a las poblaciones más vulnerables de los hogares más pobres. También abordó la carga adicional que esta situación impone a las mujeres, quienes son las que cuidan a los niños que no van a la escuela debido a las medidas de salud vigentes.