Aunque la Covid-19 nos ha mostrado a escala global que no hay certeza del futuro, los expertos –médicos epidemiólogos, científicos—se imaginan un levantamiento progresivo de las restricciones y medidas de confinamiento para la vida después del virus. Lo hacen con moderación, frente a las evidencias del comportamiento de la pandemia. Tienen algo claro: el levantamiento de las restricciones y el regreso a las actividades cotidianas fuera de casa será progresivo, y debería hacerse por etapas.
En Estados Unidos, en la actualidad el territorio epicentro de la pandemia, no hay fechas concretas. Ed Yong, periodista de The Atlantic, recuerda este dato: en Estados Unidos se están reportando un promedio de 30 mil nuevos casos diarios.
Para el regreso a las actividades habrá velocidades diferentes.
El estudio “Mapa de ruta para la reapertura“, que elaboraron ex funcionarios de la FDA y expertos epidemiólogos y de salud pública de Universidad John Hopkins, habla de cuatro etapas –Estados Unidos y la mayoría de los países están todavía en la primera–:
Fase Uno. Disminuir el contagio. Es la fase de este momento, en la que los gobiernos nacionales, regionales y locales, según el caso, han ordenado el cierre de los centros educativos, bares, restaurantes y otros espacios donde suelen congregarse grupos numerosos de personas; han restringido la circulación; han decretado el confinamiento general con excepciones de las actividades esenciales. “Estas medidas necesitarán estar vigentes en cada estado hasta que se pueda medir que la transmisión ha disminuido y la infraestructura sanitaria esté lo suficientemente reforzada para manejar de forma segura el brote y cuidar de los enfermos”, recomienda el documento.
Fase Dos. Reapertura por zonas. Los expertos estiman que en EEEUU los estados pueden avanzar de forma individual el levantamiento de las restricciones, “cuando sean capaces de diagnosticar, tratar y aislar casos de Covid-19 de forma segura, así como a sus contactos”. En esta fase, las pruebas de diagnóstico deberían estar más extendidas. Los autores ven factible que se reabran escuelas y negocios, pero con medidas de distanciamiento físico y limitaciones en las reuniones, el uso de mascarillas, una higiene estricta en los lugares públicos y la desinfección continua de los espacios compartidos. Las limitaciones han de ser extremadas para las personas mayores de 60 años y para quienes tengan enfermedades preexistentes. Quienes estén pasando la Covid-19 deberán mantener su aislamiento en casa.
Fase 3. Establecimiento de la protección inmunológica. Se levanta el distanciamiento físico. Esto podrá hacerse, dice el estudio, con tratamientos terapéuticos para los pacientes que están más en riesgo, una vacuna efectiva (científicos y científicas de varios países del mundo trabajan en crear una, pero podría tardar más de un año en estar lista) y una vigilancia y seguimiento amplios.
Fase 4. Estar preparados para la siguiente pandemia. “Después de que venzamos con éxito a la Covid-19, debemos asegurarnos de que Estados Unidos no esté nunca más desprevenida para enfrentar la amenaza de una enfermedad infecciosa”, afirman los autores del estudio. Para esto recomiendan una mayor inversión en investigación y desarrollo; la expansión de la infraestructura de salud, la salud pública incluida; y estructuras de gobernanza claras para ejecutar planes claros de preparación.
El “Mapa de ruta para la reapertura” sostiene que solo se debe pasar de la fase uno, la actual, a la fase dos cuando cada estado demuestre una reducción sostenida de casos durante al menos 14 días continuos, que es el periodo de incubación del virus; cuando sean capaces de hacer la prueba a “todas las personas con síntomas de Covid-19 y de monitorear todos los casos confirmados y a sus contactos”, y cuando los hospitales locales sean capaces con toda seguridad de tratar a todos los pacientes que requieran hospitalización sin tener que aplicar estándares de atención de crisis.
Uno de los autores de este estudio, Mark McClellan, afirmó a la televisión pública PBS que el tiempo de ejecución de estos planes en Estados Unidos dependerá de cuán afectada esté cada zona o estado y de qué tan rápido puedan llegar a tener las capacidades de avanzar entre las fases.
“Muchas zonas del país han sido afortunadas. No han tenido muchos casos. Así que para ellos será relativamente más fácil poner en práctica las pruebas y el tracking. No se necesitarán tanta gente ni tantos recursos”, dijo McClellan.
“Pienso que veremos avances durante el próximo mes, pero ocurrirá a ritmos diferentes en todo el país. Eso depende de construir estas capacidades para darle a la gente confianza para salir y avanzar hacia la normalidad sin el riesgo de contraer el virus”, resumió.
Ed Yong, por otra parte, comenta en su artículo de The Atlantic que un grupo de expertos en salud que lidera Ezekiel Emanuel, ex asesor del gobierno de Obama, considera que las órdenes generales de confinarse en casa deben continuar “al menos hasta el 20 de mayo”.
Michael Orterholm, epidemiólogo experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Minneota, fue más allá en su declaración a Yong: “Creo que la gente no ha entendido que no estamos hablando de las próximas dos semanas. Estamos hablando de los próximos dos años”.
Las pruebas de diagnóstico del virus son clave para el control efectivo del virus.
La periodista de BBC News Katty Key informó que en la actualidad se están haciendo en Estados Unidos 100 mil pruebas diarias, pero, reporta, el Centro Safra de la Universidad de Harvard considera que la cantidad de tests diarios deberían subir a entre 5 millones y 20 millones para que el control ocurra. Según el economista Premio Nobel Paul Romer, profesor de la Universidad de Nueva York citado por Key, el número de pruebas realizadas cada día debería ser de 22 millones.
Key entrevistó a Peggy Hamburg, quien estuvo a cargo de la Food and Drug Administration con el gobierno de Barack Obama. En opinión de Hamburg, lo ideal sería que también pudieran hacerse pruebas de anticuerpos y entonces que la gente regrese a la actividad económica. Pero, advierte, “no estamos todavía en capacidad de hacer eso con confianza”. No hay datos científicos sólidos sobre cuánto dura la inmunización del virus tras haber superado un contagio.
El gobernador de California Gavin Newson y funcionarios de salud pública, presentaron un plan esta semana para la reapertura progresiva de las actividades en ese estado, reportaron Jill Cowan y John Ismay de The New York Times. El momento de activarla dependerá, afirmaron, de que haya pruebas suficientes y rápidas para monitorear cualquier brote; de que los funcionarios puedan prevenir infecciones en grupos vulnerables como las personas mayores y la gente sin hogar; de que los hospitales estén suficientemente equipados con camas, ventiladores y equipos protectores para sus trabajadores; del avance en las terapias que podrían ayudar a una recuperación más rápida de los pacientes; de la adaptación de los lugares públicos para que se pueda mantener la distancia física; y de la capacidad en el ámbito estatal y local de reinstaurar medidas de confinamiento de forma rápida si fuere necesario.
Eric Garcetti, alcalde de Los Ángeles, anunció por su parte que las reuniones masivas en eventos deportivos o conciertos podrían no reiniciarse en esa ciudad antes de 2021.
Otras visiones sugieren una velocidad más rápida para reabrir la actividad económica. La periodista de BBC News habló con Tim Bossert, ex asesor de seguridad de Donald Trump, quien dice que Estados Unidos tendrá que reabrir las actividades sin la cantidad de datos que los científicos querrían, porque es muy alto el costo económico de mantener un cierre muy largo. Sugiere, por tanto, usar las pruebas que ya existen y aplicarlas en personas sin síntomas, de forma que las personas asintomáticas puedan cumplir el aislamiento.