Hace un tiempo ya que para muchos venezolanos la reinvención es el camino. La dificultad hecha carencia y crisis humanitaria ha obligado a las respuestas creativas. No solo en las maneras de buscarse la vida en el día a día; también en la reconexión con el espacio en el que viven.
La asociación civil Ciudad Laboratorio aprovecha el confinamiento y la cuarentena para redirigir hacia lo mínimo la idea que se tiene de la ciudad: la calle, la cuadra, la manzana donde viven mientras siguen el aislamiento.
“Decidimos parar en seco ante esta emergencia e invitarlos a observar lo que ocurría allá afuera. La idea es pedirle que nos acompañen a trabajar desde lo más pequeño, desde lo más cercano, y así conseguir pequeñas pero significativas transformaciones”, convocaba Diana Chollet, del equipo de Ciudad Laboratorio.
El 28 de abril comenzaron un taller exprés gratuito, que sigue en curso hasta finales de mayo. Se llama “Pensar la noche, actuar desde lo cercano”.
El taller se realiza en colaboración con el Diplomado de Diseño e Innovación Social UCAB/Prodiseño, que lleva ya seis años en funcionamiento, el Centro Cultural UCAB y el Labo Ciudadano.
Las inscripciones ya se cerraron. El taller deja sus primeros frutos.
Ya hicieron un primer ejercicio. Pidieron a los talleristas –entre quienes también hay residentes de ciudades de otros países– que dibujaran de memoria un mapa de su calle y las aledañas, con sus nombres, los de sus edificios, los árboles que recuerdan, los comercios.
“Nos interesa el mapa que surge de tu memoria –propone el ejercicio–. Si está “torcido”, si luce “feo” o incompleto: ese es tu mapa (a veces los mapas oficiales olvidan representar espacios deliberadamente). (…) Entra y sal de él. Juega. Trabájalo hasta el nivel de detalle que consideres. (…) A veces recordamos primero las calles, las esquinas, la trama. Puede que recordemos un evento. O que primero aparezcan elementos que nos permiten triangular: una fuente, la panadería, una fachada. El señor que siempre está asomado a la ventana, el rincón de la basura”.
Los resultados quedaron publicados en las redes sociales, con el hashtag #DesdeLoCercanoEjercicios.
De Caracas, salieron croquis coloridos con las fuentes de soda de toda la vida, el río Guaire, el colegio. Mapas elaborados y bien dibujados con el camión del frutero en una esquina de la avenida Las Palmas, el autolavado, una flecha que mira al norte, a la montaña de El Ávila. Un hueco gigante en la esquina de Socorro con la avenida Fuerzas Armadas, y locales desocupados. Una maqueta hecha con corchos:
De la urbanización Cantaclaro, en la ciudad de San Carlos, en Cojedes, estado central llanero de Venezuela, aparecieron el sector B, el sector D, árboles frutales y un bodegón.
De Bogotá, cuadrículas en blanco y negro, 17 árboles, una cruz como símbolo de un centro de salud
“Hacer el mapa de la comunidad en la que vivo, desde la memoria, es un reto, no porque no pueda detallarlo, sino porque, una vez más, me doy cuenta que realmente no hago vida en estos espacios y no me interesa hacerlo”, reflexionó ohkovalski sobre el mapa que hizo de la localidad de Los Teques, en las afueras de Caracas.
El segundo ejercicio está en curso. En el croquis que ya hicieron los talleristas les toca mapear “personas y recursos” para posibles redes de solidaridad, necesarias en esta emergencia y en la situación latente de Venezuela.
“¿Con quiénes contamos o podríamos contar, para una emergencia o para recuperar/transformar la calle? ¿Qué recursos existen en esa trama cercana? ¿Hay médicos? ¿Comerciantes solidarios? ¿Gente comprometida, activa? ¿Artistas, teatrerxs, bailarinxs, periodistas, fotógrafxs? No tienes que publicar el mapa con nombres reales, lo importante es saber que esa gente o esos recursos existen, porque los vas a necesitar. ¿Quién está más cerca y quién más distante del lugar que habitas? ¿Qué vínculos son más fuertes?”.
Sobre esta red mapeada, Ciudad Laboratorio propone hacer un listado de problemas de la zona y “de oportunidades para desarrollar una acción piloto”.
La asociación Ciudad Laboratorio comenzó en 2015 a imaginarse una Caracas, la capital de Venezuela, recuperada –retomada—por sus habitantes. Ese año, en diciembre, inició el proyecto El Calvario Puertas Abiertas, que, hasta ahora, siguió dos diciembre más, en el barrio popular de El Calvario, de El Hatillo, al este de la ciudad. La propuesta es conectar a los habitantes de ese barrio con el casco central de ese distrito y la ciudad que está “abajo”, a través de sus expresiones artísticas.
La asociación tiene entre las líneas “de acción y reflexión”, descritas en su página web, la integración urbana como la de El Calvario, la democratización del suelo urbano y el espacio público, la promoción de un uso sostenible –amable con el ambiente– de la movilidad (transporte público, bicicleta), la accesibilidad de la ciudad a los peatones, el uso de la ciudad como “aula abierta” y la “mediación artística en ella”, el cuidado y la defensa de los árboles y la vegetación de la ciudad,
Hace un tiempo que también se imaginan otra noche en Caracas, célebre por su peligrosidad. En mayo pasado, hace un año, tomaron una zona de Caracas, la urbanización Colinas de Bello Monte, desde las 5 pm hasta las 10:30 pm, horas en las que la ciudad suele quedar desierta. Hubo música en vivo –incluso desde terrazas de los edificios–, danza, tertulias, tambores por el velorio de la Cruz de Mayo.
En la actualidad, Ciudad Laboratorio promueve un observatorio de mayor duración de las horas nocturnas en los barrios y urbanizaciones de Caracas, que dará resultados en septiembre.