Activistas y políticos latinos en Estados Unidos reflexionaron sobre las similitudes de Donald Trump con los regímenes autoritarios de sus países

Frandley Denis Julien recordó los años del régimen de Jean Claude Duvalier en su natal Haití cuando vio que los cheques de ayuda federal (stimulus checks) que el gobierno de Estados Unidos envió en abril a unas 80 millones de personas, en medio de la pandemia del coronavirus, llevaba la firma de Donald Trump. Julien recuerda que cuando tenía 10 años, Duvalier paseaba en automóvil lanzando dinero a la gente a través de la ventanilla. Este escritor y activista haitiano llegó a Estados Unidos hace 14 años, con un título de bachiller, desde el país al que Trump llamó un shithole country.

Franco Caliz Aguilar, líder comunitario, recordó a su país Nicaragua en el despliegue militar para contrarrestar las protestas que siguen en curso en Estados Unidos. En el primer periodo del régimen sandinista de Daniel Ortega –del que huyeron sus padres para pedir asilo político, en los años 80, con él siendo un niño–, Ortega desplegó a la Guardia Nacional para reprimir las protestas en las que participaron sus padres. Ahora Caliz ve los helicópteros black hawks sobrevolando las manifestaciones o la amenaza de Trump de sacar a la Guardia Nacional, esta vez en su país de acogida, y piensa en el desasosiego de su familia.

Para Leopoldo Martínez ha sido inevitable reconocer las similitudes entre Donald Trump y Hugo Chávez, la cabeza del régimen que lo obligó exiliarse de su país, Venezuela, hace 15 años. La más reciente fue la amenaza de Trump a CNN con acciones legales, porque publicaronuna encuesta que lo muestra en desventaja frente al candidato demócrata Joe Biden. Chávez, recuerda Martínez, solía dirigirse a CNN para exigir que no lo criticaran, como, acotó Martínez, la propia empresa comentó en una réplica. Martínez, fundador de IQ Latino, fue diputado de la Asamblea Nacional en Venezuela. Se fue a Estados Unidos con su familia cuando vieron inminente la persecución del chavismo en su contra. Actualmente es miembro de la dirección nacional del Partido Demócrata.

Debby Mucarsel-Powell tenía 14 años cuando llegó a Estados Unidos desde Ecuador. En las elecciones de 2018, se convirtió en la primera congresista nacida en Suramérica en ser electa para ese cargo. En 2019 se juramentó como representante del distrito 26 de la Florida por el Partido Demócrata. “La mitad de mi distrito nació, en efecto, en otro país […] Ellos saben cuando un hombre quiere hacerse con el poder, aferrarse a ese poder, despojar a nuestras instituciones democráticas y poner a la gente en peligro”, dice. Se refiere también la representante a que Trump ataca “a cualquiera que se le oponga, a él, a sus poderes y a su juicio. “Lo hemos visto desde el principio”, comenta la representante.  

Frank Mora, cubano-estadounidense, director del Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños de la Universidad Internacional de Florida, ha estudiado en la academia los paralelismos entre los regímenes populistas. En su círculo privado también conoce su funcionamiento, por las vivencias de sus familiares y amigos en Cuba con los Castro. Uno de esos paralelismos, dice, es la incompetencia. “El desastre que viene por el mal manejo, la corrupción y la prioridad política que dan a mantenerse en el poder a costa del buen gobierno”.

En su opinión, aunque Donald Trump y su gobierno no causaron la Covid-19, ni la recesión económica actual, ni los problemas raciales en Estados Unidos que han emergido con el asesinato de George Floyd, el “mal manejo” del presidente sí empeoró los efectos de la pandemia, profundizó la recesión e incita los problemas no resueltos de racismo.

Estos cinco inmigrantes o descendientes de inmigrantes, que en Estados Unidos han seguido el camino del activismo y la política, se reunieron en un seminario web para conversar sobre los “esfuerzos recientes del gobierno de Trump para socavar las instituciones democráticas ”.

El equipo de campaña del demócrata Joe Biden para las elecciones presidenciales de noviembre organizó esta charla, en la que sus participantes refrendaron el apoyo a su candidatura.

Los populismos se juntan

Frandley Denis Julien dice que como hatiano-estadounidense ha vivido la presidencia de Trump como una tragedia “de dos capas”. “La primera capa es la falta de respeto constante”. El hito de esa falta de respeto fue calificar a su país y a otros países de África como “agujeros de mierda”.

La segunda capa es la reminiscencia de lo que vivió en Haití, “la sensación que tengo todos los días es que me está llevando de vuelta a Haití, a algunos de sus días más oscuros”.

Lo ve, dice Julien, en la intimidación a los medios de comunicación y a los periodistas; en la “demonización y deshumanización” de los oponentes políticos,; en cómo siembra el miedo y en lo que para él es la similitud más fuerte con el pasado de su país, “la mentira constante”. “Algunas personas dirían que el presidente miente acerca de todo, grande o pequeño, porque simplemente no es capaz decir la verdad. Pero la realidad es que mentir es parte de los planes de los dictadores, porque si te es permitido mentir sobre todo y desfigurar la verdad, y tienes a gente suficiente en la población que acepta eso con lo que los estás alimentando, eres libre de hacer cualquier cosa”.

Leopoldo Martínez recuerda que la razón por la que en Venezuela “confrontó fuertemente a Maduro o Chávez” es porque veía “cómo su plan era gradualmente socavar la democracia”. Buscó entonces a Estados Unidos como opción para su exilio por su “democracia fuerte con instituciones fuertes” y por “la movilidad y oportunidades que ofrecía a los inmigrantes”. Pero en los últimos cuatro años, con Donald Trump, ha visto minarse todo eso también.

“Así es como hacen las cosa. Mienten, niegan, desafían, reprimen, confrontan y exigen lealtad de todas las instituciones por una razón: no están interesados en resolver los problemas de la nación. Su único interés es galvanizar apoyos a su alrededor para imponer su agenda política por encima de la Constitución y por encima de la ley”, comentó Martínez.

 “La idea de un [presidente] estadounidense actuando como Chávez, Maduro, Castro o Bolsonaro, atacando la libertad de expresión y regando información falsa era impensable apenas unos años atrás”, intervino Caliz Aguilar.

El activista nicaraguüense recurrió a otra similitud entre Trump y el régimen de Ortega, esta vez el segundo, el actual. Ortega, recuerda el activista, “desafíó a la ciencia” cuando convocó a una marcha para mostrar una imagen fuerte en plena pandemia –“Su imagen es más importante que las vidas de la gente”–. Trump, dice Caliz, hace algo parecido al mudar la sede de la convención nacional republicana a Jacksonville,  porque en Carolina del Norte tendría restricciones del gobierno de ese estado para prevenir el contagio masivo del coronavirus. “Donald Trump quiere una convención sin mascarillas, sin distanciamiento social y sin respeto a la ciencia y a los datos”.

La representante Debbie Mucarsel-Powell recuerda que en su distrito mucha gente ha huido de dictaduras, en Venezuela, Cuba y Nicaragua. En esta crisis “sin precedentes”, y la más seria “que hemos enfrentado en nuestra generación”, mientras, al mismo tiempo, “nuestra nación también está lidiando con la brutalidad policial y el racismo sistémico”, Donald Trump, asegura, “abandonó a Estados Unidos cuando más se le necesita” y responde con un libreto “similar al de los caudillos y dictadores en Latino América”.

Según Frank Mora, ex subsecretario de Defensa para el Hemisferio Occidental,  la prioridad de los regímenes populistas de preservar el poder los lleva, en momentos de crisis como la actual, a profundizar la polarización. “Esto no es típico solamente de Donald Trump. Lo vemos alrededor del mundo en muchos regímenes similares, particularmente en Latinoamérica. En Estados Unidos estamos viendo una convergencia de crisis y es en estos momentos cuando el liderazgo se demuestra […]. Las condiciones que existían antes y la falta de liderazgo comienzan a salir a la superficie de forma significativa”.

Para Martínez, justo en este momento la nación estadounidense está haciendo “un referéndum sobre la gestión de Trump”.

“Somos una nación asustada y dolorida. En una crisis necesitamos líderes que den un paso al frente”, agregó la representante Mucarsel-Powell.

“Donald Trump no está equipado para este momento en Estados Unidos. No ha dado respuestas en el desempleo, no hace pruebas suficientes de Covid-19 para que podamos ver si vamos a reabrir [el país], no es capaz de abordar las profundas divisiones raciales en nuestro país, sino que las está exacerbando. Y su única respuesta es el uso de la fuerza”, detalló.

Frank Mora dice que tiene una preocupación: “Que en adelante, hasta las elecciones, esto se pondrá peor. Porque cuando los populistas se ven acorralados, redoblan la polarización”.

Venezuela, Cuba, Latinoamérica

Uno de los periodistas presentes preguntó sobre cómo quedarían las relaciones con Venezuela y las negociaciones con el régimen de Nicolás Maduro si Trump saliera de la presidencia de Estados Unidos y Biden lo sustituyera.

Leopoldo Martínez respondió que Biden “está comprometido desde el día uno con otorgar el TPS [Estatus Temporal de Protección] a los venezolanos que buscan protección y refugio en Estados Unidos”, algo que, recalca, no ha hecho Trump.

“No puedes afirmar que te importa Venezuela si no te importan los venezolanos”, dijo. Y agregó que las acciones de Trump hacia ese país han “debilitado la coalición internacional” que Juan Guaidó congregó tras ser reconocido como presidente interino”, porque el presidente de Estados Unidos “no se ha enfocado en el objetivo de la comunidad internacional, que es presionar para lograr unas elecciones libres y creíbles con observación internacional, que es lo que la coalición quiere que ocurra en Venezuela”.

En opinión de Martínez, la retórica de Trump “juega con las emociones de los venezolanos, en particular los que viven en Florida” y con ello no solo ha debilitado la coalición internacional sino también “la base interna de Guaidó”. “Su propuesta ha dividido a la oposición alrededor de la fantasía de que todas las opciones están puestas sobre la mesa. El resultado final es que hoy Maduro está más fuerte, en control de las fuerzas armadas y de los asuntos internos de Venezuela, y está en el camino de mantenerse en el poder”.

Martínez sostiene que si Biden llegara a la presidencia, reforzaría la coalición internacional en torno a Juan Guaidó y a otros miembros de la oposición venezolana, para conducir a unas elecciones creíbles y justas en Venezuela como una solución reunificadora en ese país, y trabajará con su equipo para que los venezolanos en Estados Unidos reciban el TPS, y en consecuencia a sus familias en Venezuela también puedan recibir ayuda.

Por esto, dice Martínez, “la peor pesadilla para Maduro sería que Biden fuera presidente”.

A otra pregunta sobre si en una presidencia de Joe Biden continuaría la apertura de las relaciones con Cuba –con Biden como vicepresidente, Barack Obama fue el primer mandatario de Estados Unidos en hacer una visita oficial a ese país—, Frank Mora recordó que “Biden tiene un record de su compromiso con los derechos humanos en nuestra política exterior”.

“En cuanto a Cuba, el compromiso con los derechos humanos va a seguir porque lo que a nosotros nos interesa, lo que al vicepresidente le interesa, es el pueblo cubano, que ha sido reprimido por una dictadura de seis décadas”. Con Biden, afirma Mora, el enfoque sería dar herramientas a los cubanos que viven en la isla “para que ellos mismos puedan empezar a definir su futuro”. Eso pasa por reactivar las relaciones de los cubanos en su país con sus allegados en Estados Unidos, y no solamente “caer en la política equivocada de simplemente sanciones, que son una herramienta y no el fin”.

Según Mora, Trump “ha hecho todo lo posible para distanciar al pueblo cubano de nuestros amigos y amistades aquí en Estados Unidos mientras incrementa la dependencia del pueblo cubano de un régimen dictatorial”.

 Y sobre las perspectivas de las relaciones de Biden con Latinoamérica en caso de que fuera presidente, Mora trajo a la mesa lo que dijo el 21 de mayo el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, “un hombre de la derecha tradicional en Guatemala”. En una conversación virtual con el Atlantic Council de Washington, el mandatario guatemalteco dijo, al referirse al manejo de la pandemia y la deportación de inmigrantes de su país contagiados: “Eso de aliados con Estados Unidos no es cierto. Guatemala es aliado de los Estados Unidos, Estados Unidos no es aliado de Guatemala”.

 “El presidente ve la región como una región de amenazas solo y no de oportunidades. Es cierto que hay amenazas pero hay que enfocarse también en las oportunidades. Esa es la diferencia fundamental entre el vicepresidente Biden y el presidente Trump”, comentó Frank Mora.

“Los latinos votarán”

La representante Mucarsel-Powell confía en que los latinos en Estados Unidos votarán masivamente en las elecciones de noviembre, y más en su distrito de Florida –que suele ser un estado pendular, swing state, en las votaciones–, donde, dice, “el 70% son latinos”.

“He estado hablando con ellos desde el principio y el sentimiento es abrumador. Están sumamente decepcionados con el presidente Donald Trump, están frustrados, están dolidos”, dijo. Las causas, enumera fulana: los miles que han perdido su empleo, la falta de acceso a la atención sanitaria healthcare, especialmente en la pandemia, la falta de acceso a los beneficios por desempleo.

“Los problemas que afectan a mi comunidad, que es predominantemente latina e hispana, son los mismos que afectan a los estadounidenses en todo el país, en un estado que tiene un gobernador que es un frente republicano de Donald Trump. Lo que Trump diga pasa en Florida”.

Están frustrados porque ven a sus seres queridos enfermarse, trabajar sin protección, sin que se les haga la prueba del virus. “Hemos visto gente morir de Covid en centros de detención de ICE”.

Las políticas migratorias de Trump son para Caliz Aguilar un motivo para que la comunidad latina en Estados Unidos salga a votar.

“Vimos a nuestros niños, a nuestros bebés, en jaulas, like enjaulados por esta administración. Eso es una cosa que está en la memoria eterna de nuestra comunidad”, afirmó.

Dijo, además, que el gobierno de Trump “está destruyendo las escuelas públicas y nosotros necesitamos educación”; que ni Trump ni su partido han protegido a los latinos, quienes, juntos con los afroestadounidenses, son los más afectados por la pandemia; que ahora se aproxima el problema de la vivienda, con las cuotas por pagar de los alquileres y las hipotecas, “y Trump y los republicanos solo quieren impulsar otro cheque de ayuda”.

Martínez había dado este contexto en su charla: los latinos y los afroestadounidenses no solo están entre los más afectados por la pandemia, en su salud y en su economía, sino que han sido trabajadores esenciales en la crisis que han sostenido el funcionamiento del país. Según Martínez, en la ejecución de los paquetes de ayuda que aprobó el Congreso con apoyos de los dos partidos principales, “Trump olvidó a la pequeña empresa hispana”.

“Solo el 12% de las pequeñas empresas hispanos ha recibido el paycheck protection program, es decir, tuvieron que dejar sin trabajo a gente que forma parte incluso de sus propios entornos familiares. Por eso las cifras de desempleo en la población hispana son tan altas, porque esta administración no fue capaz de ver el drama de los trabajadores esenciales, el drama de los pequeños empresarios que son parte de las minorías empresariales de este país y el drama de clase trabajadora frente a la Covid. Esas consecuencias están a la vida en la salud y en el plano económico y social

“Nuestra gente está sintiendo ese dolor y por eso van a salir a votar –continuó Caliz–, porque entienden que al final necesitan vivienda, necesitan comer y quieren un futuro brillante para sus hijos”.

“Saldrán a votar”, dijo Mucarsel-Powell. “Hemos estado hablando con líderes latinos de todo el país que han estado conversando con votantes latinos sobre por qué tienen que hacerlo, por qué esta va a ser la elección más importante de sus vidas”.

Frandley Denis Julien percibe las elecciones de noviembre como “una lucha por la dignidad humana y por la redención del alma de Estados Unidos”.

“Para todos los inmigrantes este es un momento difícil para vivir en Estados Unidos, pero también veo una oportunidad, porque nosotros, como inmigrantes agradecidos que le debemos tanto a este país, tenemos la oportunidad de retribuirle participando en un movimiento que busca redimir el alma de este país”, afirmó.