Aun cuando su vecino es Brasil, en la actualidad el segundo país con más casos de coronavirus después de Estados Unidos, Paraguay ha logrado contener los contagios y tiene la tasa de mortalidad más baja por Covid-19 de América Latina –2 muertos por millón de habitantes. El país avanza en la reapertura de las actividades –están en la tercera de las cuatro fases de la reactivación–.
De acuerdo con los datos oficiales, hay en ese país, hasta el 23 de junio, 1422 casos confirmados y 13 fallecidos, solo dos en el último mes. 483 personas tienen el virus activo en este momento; hay ocho hospitalizados y una persona en una unidad de cuidados intensivos. 926 personas se han recuperado.
Son cifras del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Paraguay.
El 40% de las personas infectadas tiene entre 20 y 29 años. Solo un 1% tienen entre 70 y 79 años y un 3%, entre 60 y 69.
Un reportaje de Angelo Attanasio para BBC Mundo explica que las primeras medidas de aislamiento en febrero, cuando no había contagiados, que condujeron a una cuarenta estricta temprana, el cierre de las fronteras terrestres y la situación geográfica de Paraguay han favorecido la baja incidencia del virus en el país.
Attanasio informa que, a principios de febrero, el gobierno que desde 2018 preside Mario Abdo Benítez suspendió las visas a todos los ciudadanos de China y a los extranjeros que hubieran viajado a ese país.
El primer caso con coronavirus en Paraguay se confirmó el 7 de marzo. El 10 de marzo, el segundo. Las dos personas habían llegado al país de Ecuador y Argentina. El mismo 10 de marzo el presidente Abdo Benítez decretó un aislamiento preventivo general” en todo el territorio, recuenta Attanasio: la suspensión de las clases en todos los niveles de escolaridad, y la restricción de eventos masivos y reuniones y actividades en lugares cerrados. Al poco tiempo, el gobierno decretó también un toque de queda nocturno.
“Nuestra argumentación era que estos casos provenían de países donde la circulación del virus en aquel momento no era comunitaria. La pregunta que nos hicimos fue: ‘¿Podemos descartar que adentro de nuestro país no tenemos circulación comunitaria del virus?’ Y la respuesta fue que no”, dijo Juan Carlos Portillo, director general de Servicios de Salud del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Paraguay, citado por este artículo de BBC Mundo.
Además, el país estaba viviendo “la peor epidemia de dengue que se haya registrado en Paraguay”, según Portillo, y por tanto el ya “débil” sistema de salud del país y su personal estaban “desde hacía semanas” bajo presión.
El 20 de marzo, el aislamiento preventivo se convirtió en una cuarentena estricta por decreto gubernamental. Solo podían salir de casa los trabajadores esenciales, los asistentes de personas dependientes o quienes tuvieran que comprar alimentos y medicinas o atender alguna emergencia.
Un estudio del Americas Society Council of the Americas resalta que ya el 9 de marzo el Hospital Clínico de Paraguay preparó un bloque especial para tratar a pacientes con Covid-19 y que el 21 de abril el gobierno anunciaba que terminaban de construir dos hospitales de contingencia para estos enfermos.
Por otra parte, Paraguay no tiene salida al mar, tiene amplios territorios despoblados y su densidad de población es baja. En los 406.752 kilómetros cuadrados de su superficie viven solo 7 millones 53 mil habitantes, lo que equivale a una densidad de población de 17 personas por kilómetro cuadrado.
Además, el tráfico aéreo en Paraguay es mucho menor que en el resto de la región. Aún así, el gobierno de Abdó cerró completamente las fronteras con Brasil, Bolivia y Argentina, y así las mantiene. “A día de hoy no contempla su reapertura”, escribe el periodista Angelo Attanasio en su reporte del 19 de junio. El decreto de cierre del 24 de marzo se prolongó de forma indefinida un mes después. La vigilancia fronteriza se acentuó. Con Brasil comparte Paraguay 1300 kilómetros de frontera. “Militares paraguayos fueron enviados a la región fronteriza para impedir la entrada de automóviles y autobuses de comerciantes y residentes brasileños”, informa el periodista de BBC Mundo.
Por otro lado, el gobierno de Abdó permitió que regresaran al país los paraguayos y extranjeros residentes, pero los alojó en “decenas de albergues” en todo el territorio para que hicieran una cuarentena allí de dos semanas. Hasta el momento de la publicación de la nota Attanasio había allí unas 6 mil personas. Las cifras del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social indican el 58% de los casos confirmados de coronavirus en Paraguay están en esos albergues. Según el reportero de BBC Mundo, el Estado paraguayo da alimentos y atención sanitaria en estos albergues pero también “ha habido quejas por los tratos y las condiciones de muchos de estos lugares”.
Para la reactivación progresiva de la economía y las actividades, el gobierno declaró la llamada “cuarentena inteligente” que tiene cuatro fases de desconfinamiento. Están en la tercera desde el 15 de junio. Iba a durar hasta el 5 de julio, pero se extenderá dos semanas más, hasta el 19. En esta fase ya pueden abrir los comercios no esenciales con un horario restringido; otras actividades que requieren de la presencia de clientes por más de media hora podrán funcionar con una cita previa; funcionan los restaurantes también con cita previa y reserva de mesa también con horario limitado; los docentes pueden ir a los centros educativos a dar las clases virtuales y se pueden dar clases particulares en las academias; se pueden prestar servicios profesionales a domicilio; las oficinas operan con hasta el 50% de sus empleados de forma presencial; entre otros.