El lunes, nuevas cifras de Reuters mostraron que el número de muertes por coronavirus en América Latina ha superado la cifra de muertes en los Estados Unidos y Canadá por primera vez desde el comienzo de la pandemia.
La semana pasada, la directora regional de la Organización Mundial de la Salud, Carissa Etienne, advirtió sobre la aceleración del número de casos de coronavirus registrados en América Latina y el Caribe. Hace dos meses, Estados Unidos representaba el 75% de todos los casos de coronavirus en las Américas. Mientras Estados Unidos sigue encabezando la lista de países con la mayoría de las muertes en general, con 135,055 muertes, comenzamos a ver una historia diferente en América Latina. El lunes, la región registró 144,680 muertes, en comparación con 143,847 en América del Norte. 72,100 de estas muertes ocurrieron en Brasil, el país individual con la segunda tasa de mortalidad más alta.
Tres jefes de estado latinoamericanos, la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, han contraído el virus. “El mensaje es que este virus es impredecible y no respeta la raza, la clase o las personas en el poder, a pesar de la seguridad en torno a cualquier presidente,” dijo a Reuters el director de la Organización Panamericana de la Salud para enfermedades transmisibles, Marcos Espinal.
Como señaló Etienne, algunos de los problemas más persistentes de América Latina contribuyen a la escala y la aceleración mortal del virus en la región: desigualdad, pobreza, división política y sistemas de salud con fondos insuficientes, particularmente en regiones remotas. Áreas de alta densidad, como las favelas de Brasil, son particularmente vulnerables al virus. Estudios estiman que el número de personas infectadas podría ser hasta 30 veces más alto que los oficialmente registrados. La minimización de la gravedad del virus por parte de los líderes de los dos países más poblados, Brasil y México, también ha contribuido a dificultad en contenerlo.
La semana pasada, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, instó a los gobiernos latinoamericanos a abordar los impactos sin precedentes del virus en América Latina, lanzando una iniciativa política para la recuperación de la región.
El mensaje de Guterres destacó los impactos de la crisis en grupos ya vulnerables, incluyendo las comunidades indígenas, las personas mayores, las personas discapacitadas, los migrantes, los refugiados y las mujeres. La iniciativa pinta un futuro posiblemente sombrío si la crisis no se aborda: una contracción del 9,1% en el producto interno bruto, la mayor en un siglo, un aumento del 13,5% del desempleo, lo que serían 44 millones de personas desempleadas, un salto al 37,2% de la pobreza y 15.5% de pobreza extrema.
Además, Guterres pidió apoyo internacional a América Latina, así como cambios estructurales para abordar las “causas profundas” de los problemas de desigualdad, inestabilidad política y desplazamiento. Enfatizó el fortalecimiento de la “gobernanza democrática, la protección de los derechos humanos y el estado de derecho”, y la necesidad de “mayor responsabilidad y transparencia”.
“Juntos, podemos superar esta crisis y construir sociedades inclusivas y sostenibles para todos,” concluyó el jefe de la ONU.
Photo: Raul Arboleda/AFP/Getty Images