Sociedades protagonistas

En todo libro de historia, los acontecimientos de mayor trascendencia tienen un capítulo dedicado a explicar la participación de la sociedad civil en dicho proceso. En algunos años, cuando se escriba sobre esta pandemia, seguramente habrá un apartado en el que se analice el comportamiento de las personas, y el papel que desempeñaron para mitigar o empeorar las consecuencias del virus.

Porque claro está que ninguna recomendación de los organismos internacionales ni ninguna política de gobierno puede resultar verdaderamente efectiva si como sociedad no acatamos las medidas de prevención y los protocolos de cuidado. Ahora bien, ¿en todos los lugares del mundo las sociedades reaccionaron de la misma manera ante esta pandemia?

La respuesta es no y, si bien las causas son múltiples, quisiera detenerme en un factor que considero fundamental: la confianza.Las sociedades que confían en sus instituciones y en sus representantes son las que mejor responden ante las crisis y las que cumplen con mayor responsabilidad las medidas que se les imponen.

Pensemos por un momento en aquellos países cuyos gobiernos están sospechados por falsear las cifras oficiales de contagios o por gestionar de manera totalmente arbitraria la aplicación de vacunas. ¿Qué valor puede tener, para esas sociedades, la palabra de sus autoridades? ¿En qué medida los ciudadanos van a optar por seguir las reglas cuando observan que sus propios gobiernos son los que las transgreden? Los gobiernos son responsables de generar confianza en sus sociedades y, una forma de lograrlo, es a través de la transparencia en la gestión.

Dicho esto, no creo que el rol de la sociedad en tiempos de crisis sólo deba limitarse a seguir las indicaciones y los protocolos dispuestos por un gobierno. Ante una decisión política perjudicial, las personas deben asumir una posición activa, saliéndose de la zona de confort y motorizando los cambios que sean necesarios. En Argentina, por citar un ejemplo de algo que sucedió en la Región, fue la sociedad civil la que insistió con la reapertura de las escuelas generando una presión tal que llevó al gobierno a tomar esta decisión.

Pero para que este tipo de movimiento pueda darse, creemos que es importante que los ciudadanos cuenten con herramientas y espacios de participación. En este camino, desde el Instituto Republicano Internacional (IRI) trabajamos con el programa diálogos abiertos, en el que reconocemos las particularidades de cada sociedad y promovemos distintos mecanismos de participación teniendo en cuenta sus necesidades.

Ayudamos a los ciudadanos a organizarse para crear un diálogo, a trabajar de manera estratégica, a llegar a los respectivos líderes políticos de manera más eficaz y a ampliar su capacidad colectiva. Además, trabajamos tanto a nivel regional como global para ayudar a conectar a las organizaciones de la sociedad civil en América Latina y el Caribe con organizaciones similares alrededor del mundo para compartir experiencias y mejorar su impacto.

Las sociedades siempre son parte de la solución y que sean o no protagonistas depende tanto de ellas, como de los gobiernos y de las organizaciones que abogamos por el fortalecimiento democrático y el desarrollo de los países.

Antonio Garrastazu – Director Regional de América Latina y el Caribe del IRI.

Photo: mauro mora/Unsplash