Esta semana, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Alfredo Romero, Venezolano, activista de derechos humanos y abogado, Fundador y Director de la ONG FORO PENAL. Allí, brindan asistencia legal gratuita a personas detenidas arbitrariamente y sus familias en Venezuela y algunos otros países.
-Cuéntanos un poco sobre el Foro Penal? ¿Cómo fueron los inicios de la organización? ¿Cómo comenzó todo?
Es una organización de derechos humanos para la defensa y asistencia a las víctimas de la represión política y a las víctimas de violaciones de derechos humanos por esta represión política. Esto incluye a personas detenidas arbitrariamente por motivos políticos, torturadas, asesinadas y perseguidas.
El Foro Penal ya cumple 20 años. Tuvo sus inicios en una organización llamada VIVE, hasta la transformación en el Foro Penal, con participación en 29 países además de Venezuela, con más de 5000 activistas voluntarios que donan su tiempo para atender a las víctimas.
-¿Cuáles han sido los mayores obstáculos que ha encontrado a lo largo de los años para lograr los objetivos del Foro?
Tenemos los obstáculos que podría enfrentar cualquier activista de derechos humanos que trabaje en un régimen dictatorial. Sufrimos de amenazas constantes, tanto a los miembros de la organización como a mí, lo que genera un alto nivel de preocupación.
En el Foro hacemos un trabajo apolítico y no discriminatorio, aunque estamos inevitablemente involucrados en él. Mucha gente ofrece colaboración. Aun así, enfrentamos muchos obstáculos a nivel de tribunales y fiscales para llevar a cabo nuestro trabajo legal. Sin embargo, esto no limita nuestra acción, ya que hemos estructurado nuestro esquema en algo mucho más que legal. Las campañas internacionales, comunicacionales y en redes sociales nos permiten ampliar el ámbito de actuación del Foro.
Siempre hay obstáculos en este trabajo, especialmente en un régimen dictatorial, pero estos han sido mitigados a través de planes estratégicos de litigio legal. Las violaciones de derechos humanos no son un “éxito” para el Foro Penal ni para el país. Estas violaciones en Venezuela son lo que yo llamo el efecto “puerta giratoria”. Un encarcelamiento progresivo de cada vez más personas; por eso nuestra organización se enfoca en la asistencia específica a las personas afectadas.
-Y ahora con la pandemia de Covid19, ¿cómo ha manejado la situación de los presos políticos? La salud de los detenidos, su seguridad.
La pandemia, lamentablemente, genera restricciones en todo el mundo. En Venezuela, estas medidas se han utilizado para aumentar el control sobre la población. Durante la pandemia del Covid19, el sistema de justicia estuvo paralizado durante un año. Esto implicó una falta de acceso a los presos, detenidos y al nivel de comunicación con sus abogados y familiares.
En cuanto a las condiciones de salud, se podría decir que es incierto. Existen algunas pistas sobre el estado de salud de los detenidos y presos políticos, aunque nunca se ha recibido información oficial al respecto.
-¿Qué le ha hecho seguir comprometido durante todos estos años con la lucha por los derechos humanos y civiles de los presos políticos y su libertad?
Cuando comencé esto, no imaginaba que duraría tanto, este no era mi campo inicialmente. Todo comenzó cuando me desempeñaba como asesor de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, con el asesinato de un joven de 18 años. Tras la representación de este joven, la labor social se ha extendido a más de 12 mil personas a las que he representado directa o indirectamente, hasta la fecha.
Con el tiempo me he dado cuenta de que este trabajo no se acaba, porque siempre hay gente para ayudar. Realmente no es un sacrificio, hay muchas personas que sienten la satisfacción de ayudar con nuestra labor social humanitaria, este ha sido el motor del Foro Penal. Alcanzar la libertad de alguien genera una gran satisfacción, a pesar de los obstáculos y prejuicios económicos de trabajar en este campo. La lucha contra las violaciones de derechos humanos no es solo contra este régimen dictatorial, sino en cualquier escenario donde existan estas violaciones.
-¿Cuáles son los desafíos que enfrenta hoy el Foro Penal venezolano?
El trabajo del Foro se ha complicado debido a la condición socioeconómica del país. En comparación con 2016, cuando la gasolina era casi gratuita, ahora es costosa y difícil de obtener. Actualmente, este tema del transporte es muy condicionante. Antes, los voluntarios solían dar su tiempo, pero ahora esta situación requiere un gasto mucho mayor para realizar la operación.
Además, el control policial del país a través de los puntos de seguridad y las amenazas dificultan nuestro trabajo.
La inmigración venezolana ha provocado que perdamos una gran cantidad de voluntarios dentro del país, aunque esto ha traído la ventaja de formar capítulos del Foro fuera del país. Hay capítulos en lugares como Israel, Holanda, Argentina, Colombia e incluso Hungría, que han servido para ayudar a la causa de los venezolanos en el exterior.
En lo que respecta a casos, en los últimos años la represión ha aumentado no sólo cualitativamente sino cuantitativamente. El menú de represión se ha incrementado. Los asesinatos y la tortura se han incrementado en los últimos años hasta convertirse en algo sistemático. La detención arbitraria se ha incrementado de manera dramática, casi 16 mil detenciones arbitrarias desde el 2014. La comunicación con los presos ha disminuido. Los mencionados problemas le han dado un rango de acción al Foro en materia de derechos humanos pero también ha complicado duramente la labor. El defensor de derecho humanos tiene obstáculos, pero precisamente su trabajo es luchar contra esos obstáculos. Es la guerra de David contra Goliat.
-Hoy por hoy, ¿Qué relación tienen ustedes con la Comisión de Derechos Humanos de la ONU?
Existe relación constante con la comisión de DDHH de la ONU, el Grupo de Detenciones Arbitrarias y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en cuestión de denuncias. Aunque las labores no sean tan rápidas, han servido para aumentar el costo de los derechos humanos en Venezuela. También servimos de asesores en materia de DDHH en varios países, como por ejemplo, Nicaragua. Además de esto, existen grupos nuestros de atención a Venezolanos fuera de Venezuela.
-¿Cuál es tu opinión acerca de lo que está pasando en este momento con Cuba y los presos Políticos?
La tradición de Cuba siempre ha sido la represión política. Ahora bien, en los últimos años, Venezuela los ha superado en materia de violaciones de DDHH. No sabemos qué resultado tendrán estas últimas protestas en Cuba, lo que sí sabemos es que el gran apaciguamiento que venía sucediendo en Cuba se quiebra con esta revuelta popular.
En mi libro “The Repression Clock: A Strategy Behind Autocratic Regimes”, explico como estos regímenes existen en un ciclo de 4 etapas, apaciguamiento, despertar, levantamiento y oscuridad. Cuba ha estado en ese apaciguamiento durante muchísimos años. El modus operandi de estos regímenes es cansar a la población para que pierdan la esperanza y dormirlos de nuevo. Si alguien sabe como hacer esto son los Cubanos.
-¿Cómo ves el futuro del Foro Penal? Si alguien lee esta entrevista y quiere saber más de su trabajo y cómo ayudar, ¿A dónde se debe dirigir?
La mejor manera de colaborar al Foro Penal es inscribirse como voluntario, tanto abogados como colaboradores de todos los sectores, a través de nuestra página web https://foropenal.com/. En cuanto al futuro, el Foro Penal seguirá haciendo la misma labor que lleva haciendo y si en algún momento existe un proceso de transición democrática, tendremos un gran nivel de protagonismo en materia penal y de DDHH en Venezuela.
-Ahora más en el plano personal, sabemos que eres músico y que has realizado hasta conciertos! ¿Tienes tiempo para la música? ¿Qué te inspira en medio de todo lo que vives con el trabajo del Foro?
La música ha sido un factor tan importante en nuestra lucha, que últimamente estamos utilizando los foros musicales. La música sirve como mecanismo de canalización del mensaje a sectores de la población que no conocen la necesidad de respetar los derechos humanos. La música ha servido de conector y atracción de personas. Existen muchas zonas con niveles de comunicación casi nulos.
Estamos trabajando en un documental acerca de cómo hacemos que el mensajes navegue con mucha más potencia dentro de las emociones de los individuos. También ha influido en la libertad del mensaje. El gobierno no reprime con la misma intensidad una reunión popular con música, que un discurso político. La música se ha convertido en un vector importante para nuestra lucha de derechos humanos.