Recientemente se celebró la Vigésimo Sexta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow (Escocia) del 31 de octubre al 12 de noviembre.
Entre los asistentes, queremos destacar a Ramón Cruz Díaz, quien es presidente de la Junta Directiva de Sierra Club. Y la mención especial que le hacemos es por ser el primer latino en la presidencia de esta organización medioambiental.
Cruz hace hincapié en la justicia y la equidad en cuestiones medioambientales. Habló desde Glasgow, donde asistió a la COP26, para un encuentro con medios de comunicación organizado por Ethnic Media Services.
El encuentro
En un principio la citada reunión estaba prevista para noviembre de 2020, pero la pandemia de COVID-19 ocasionó que se aplazara. La conferencia también incluyó la decimosexta reunión de las partes del Protocolo de Kioto (CMP16) y la tercera reunión de las partes del Acuerdo de París (CMA3).
El acuerdo, aunque no es jurídicamente vinculante, estableció la agenda mundial sobre el cambio climático para la próxima década. Se acordó que los países se reunirán el próximo año para comprometerse a reducir aún más las emisiones de dióxido de carbono (CO2), gas de efecto invernadero que provoca el cambio climático.
También hay compromisos de aumentar significativamente los fondos para ayudar a los países menos favorecidos a hacer frente a los efectos del cambio climático y a cambiar a energía limpia. Los líderes mundiales acordaron eliminar progresivamente las subvenciones que reducen artificialmente el precio del carbón, el petróleo o el gas natural.
Entre las principales inquietudes planteadas en el evento, se señaló a países desarrollados de bloquear recursos para mitigar el impacto que el cambio climático ya ha tenido en las naciones en desarrollo. Mientras tanto la migración y la falta de recursos en estos países, no haría más que acelerar el ritmo del cambio climático, según los especialistas que asistieron.
Habla Cruz Díaz
Ramón Cruz Díaz es licenciado por la American University de Washington D.C. y la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey. Ha trabajado como subdirector de la agencia estatal de regulación medioambiental de Puerto Rico, y ha ocupado cargos de responsabilidad en el Environmental Defense Fund, la Partnership for Nueva York y el Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo.
En su relato sobre las experiencias que vivió en el reciente encuentro de Glasgow, Cruz Díaz destacó que se tocaron temas como los éxitos al enfrentar el cambio climático, las políticas, procesos y colaboraciones internacionales, los países que han adoptado los documentos y las omisiones de naciones como India y China respecto a este asunto.
Advierte que ya el 85% de la población mundial está afectada de una u otra forma por el calentamiento global. Sin embargo y aunque las metas no se han logrado, considera que “Estamos en un camino de avance, no de retroceso”.
Se considera optimista a pesar de todo, y asegura que las críticas vienen de personas que no entienden la complejidad de los procesos.
El experto dice que la COP26 avanzó en varias áreas. Para él, la más importante fue que “Los países acordaron que los más desarrollados deben proporcionar recursos para ayudar a las naciones vulnerables a combatir el cambio climático”.
También destaca que se asumieron importantes compromisos para reducir la deforestación, frenar las emisiones de metano, poner fin a la financiación internacional de los combustibles fósiles y acelerar la eliminación del carbón.
Para el ambientalista, la confianza en Estados Unidos ha sido torpedeada en los últimos años, tras la actitud tomada por el expresidente Donald Trump y su administración.
El clímax de esta etapa adversa fue el abandono del Acuerdo de París. Sin embargo, Cruz ve como positivo que el presidente Joe Biden traiga al asunto ambiental en su agenda. Advierte que no ve políticas adecuadas de parte del gobierno federal estadounidense, por lo cual va a tocar a gobiernos regionales y locales poner más de su parte.
Aplaude la meta de cerrar más de la mitad de las plantas de carbón y aconseja a los países poner todo lo que esté de su parte. Sin embargo, teme por la disponibilidad de los recursos económicos necesarios y porque “No tenemos tiempo”.
Cambio climático y migración
Se estima que para el año 2050, entre 48 y 216 millones de personas pueden convertirse en migrantes climáticos en los países del mundo en desarrollo, incluida América Latina.
El estremecedor dato fue mencionado por Alex De Sherbinin, Director Asociado de Aplicaciones Científicas e Investigador Superior Científico del Centro de la Red Internacional de Información sobre las Ciencias de la Tierra (CIESIN), Escuela del Clima de Columbia y su Instituto de la Tierra. De Sherbinin es un experto en migraciones climáticas.
Afirma que los patrones climáticos globales han cambiado durante el último siglo, provocando eventos más extremos, que incluyen huracanes, olas de calor y sequías.
“El cambio climático también ha acelerado la movilidad de la población. La población de las zonas con menos precipitaciones emigrará a las zonas con suelo y agua abundantes”, explica.
Clima y desigualdades
Dana Johnson es Directora Senior de Estrategia y Política Federal de WE ACT por la Justicia Ambiental. Ella alega que fue el momento político en Estados Unidos lo que puso al país en desventaja, ya que no se pudo presentar un plan fuerte, que recogiera el compromiso con la justicia ambiental.
Para Johnson fue inadecuado que compañías energéticas instalaran exhibiciones en la conferencia para hablar de supuestas tecnologías verdes. Ella las considera“soluciones falsas” que son poco efectivas para enfrentar la situación actual del problema.
La activista llama a abordar lo que califica como racismo ambiental, que afecta a gente de color y bajos recursos. Enumera que a ellos los afectan “Los malos gobiernos, la privación de derechos y las desigualdades económicas”. Ejemplifica con India y África, como zonas que ella considera sacrificadas en favor del consumo de otras.
Agrega que hay urgencia de un movimiento de justicia ambiental. Se necesita que la gente sea participativa en la toma de decisiones, para contribuir en lo que pasa en sus comunidades.
En cuanto a la situación específica de Estados Unidos en el momento actual, apoyó el nombramiento de la abogada ambientalista Brenda Mallory al frente del Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca.