La humanidad se enfrenta ahora a uno de sus mayores retos en forma de cambio climático. Nuestra reiterada dependencia de la energía procedente de los combustibles fósiles y otros factores como la ganadería han contribuido a calentar la Tierra cada vez más. Si el ser humano no encuentra métodos más sostenibles para obtener energía, el resultado podría ser catastrófico. Un aumento de sólo 2°C resultaría desastroso para la vida en el planeta. Ya hemos visto las nefastas consecuencias de nuestras acciones en forma de incendios forestales fuera de control y olas de calor brutales, más duraderas y frecuentes. Es necesario un cambio significativo para evitar más daños y pérdidas de vidas.
Por muy sombrías que parezcan las cosas, todavía hay motivos para la esperanza. En todo el mundo, los gobiernos han tomado medidas como limitar el uso de coches de gasolina con un aumento de los vehículos eléctricos. Países como Estados Unidos se han comprometido a adoptar métodos energéticos más limpios, y nuevas tecnologías como la captura de carbono podrían resultar prometedoras para el futuro.
Sin embargo, en lo que se refiere a América Latina, se podría argumentar que la región va a la zaga en la lucha contra el cambio climático. En Brasil, la deforestación de la Amazonia es un problema masivo, alcanzando un máximo de 15 años según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil. Sin embargo, eso no significa que los esfuerzos para lograr la sostenibilidad sean inexistentes. El 8 de junio de este año, América Latina logró un gran hito en la lucha contra el cambio climático, ya que Chile inauguró oficialmente la primera central térmica de la región.
Construida en la localidad de María Elena, en el desierto de Atacama, la obra es producto de un consorcio liderado por la empresa de infraestructuras Acciona, con el socio constructor y tecnológico de Abengoa, para la empresa EIG Global Energy. Situado en la región de Antofagasta, el desierto de Atacama se beneficia de uno de los mayores niveles de radiación solar del mundo. La construcción de la planta se anunció en 2013 con un coste de 1.400 millones de dólares. Acciona recibió el contrato de construcción de la planta allá por 2018, que consistía en construir una planta de energía solar concentrada, o CSP, que se uniría a la planta fotovoltaica de 100 MW ya en funcionamiento. Con la finalización de este proyecto, el continente cuenta ya con su primer complejo de energías renovables que combina ambas tecnologías.
En cuanto a la energía solar, existen dos tipos: la energía solar concentrada y la fotovoltaica (FV). La fotovoltaica convierte la luz solar en electricidad mediante unos dispositivos conocidos como células. Las células individuales suelen ser pequeñas y producir alrededor de 1 ó 2 vatios de potencia, cada una de ellas fabricada con materiales semiconductores. Cada célula, a menudo menos gruesa que cuatro cabellos humanos, se intercala entre materiales protectores de vidrio, plástico o una combinación de ambos para protegerse de la exposición a los elementos.
Como ya se ha mencionado, la central de Cerro Dominador combina la energía fotovoltaica con una central de energía solar concentrada. La CSP emplea espejos para concentrar la energía del sol y accionar turbinas o motores de vapor para generar electricidad. La energía térmica concentrada en este tipo de centrales ofrece la ventaja de almacenar energía y producir electricidad siempre que se necesite, ya sea de día o de noche. Sin embargo, las centrales termosolares suelen enfrentarse a algunos retos, como la financiación del proyecto, el acceso a materiales como el agua para la refrigeración o la necesidad de contar con zonas de alta radiación solar.
La planta fotovoltaica de Cerro Dominador tiene una capacidad de 100 MW y cuenta con 392.000 paneles, cada uno de los cuales transmite la energía del sol directamente hacia la red. En cuanto a la nueva planta de energía solar concentrada, un total de 10.600 heliostatos concentran la luz solar en una superficie de más de 700 hectáreas.La capacidad de almacenamiento térmico de la nueva central termosolar de Cerro Dominador asciende a 17,5 horas de almacenamiento térmico mediante sales fundidas, con capacidad para generar energía limpia gestionable durante 24 horas al día. Las expectativas de la planta incluyen el ahorro de más de 400.000 toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera cada año. En total, el complejo de Cerro Dominador evitará la emisión de 630.000 toneladas de dióxido de carbono al año.
Además, la construcción de la planta contribuye al desarrollo local al crear más de 1.000 puestos de trabajo, dando trabajo a muchos residentes de las comunas cercanas al complejo. Debido a la pandemia, la planta fue inaugurada en un formato híbrido que combinaba la asistencia online y presencial por el presidente chileno Sebastián Piñera y el ministro de Energía y Minas, Juan Carlos Jobet. En la ceremonia de inauguración, Piñera afirmó que la planta es “una enorme contribución al desarrollo de nuestro país y a la calidad de vida de nuestra gente”.
La planta tuvo algunos contratiempos financieros durante la fase de construcción, pero el director general de Cerro Dominador, Fernando González, confía en que el complejo cumplirá su objetivo. “Por supuesto, una planta que se espera construir en 3 años pero que luego tarda 6 tiene un impacto financiero”, dijo el Sr. Gonzales. “El retorno de la inversión es menor de lo que se pensaba inicialmente, pero estamos trabajando para reactivarla, para firmar nuevos contratos, para vender energía adicional que no hemos contratado”.
El 40% de la energía de Chile procede del uso de combustibles sucios como el carbón, aunque el país se comprometió a reducir sus emisiones y pretende ser neutral en cuanto a CO2 para el año 2050. El país cuenta con más planes para un futuro más verde, como su objetivo de descarbonizar al menos un tercio de sus 23 centrales eléctricas de carbón. Sin embargo, hay muchos retos en el camino de la sostenibilidad. Por ejemplo, en varias de las ciudades del norte del país, la industria de los combustibles fósiles es una fuente esencial de ingresos para muchos trabajadores.
Esto no significa que Chile no esté explorando posibles soluciones a este desafío. La tecnología de Cerro Dominador está preparada para convertir las centrales eléctricas dependientes del carbón en instalaciones de almacenamiento térmico. La reconversión de estas plantas de carbón garantizaría que los trabajadores no pierdan su empleo y, al mismo tiempo, aportaría beneficios para la salud con la mejora de la calidad del aire y del agua. La primera central que emplee esta nueva tecnología tiene previsto empezar a funcionar en 2025.
En la lucha contra el calentamiento global, Chile es un ejemplo de que América Latina cuenta con la capacidad de avanzar hacia un futuro más verde, ya que la región cuenta con un innumerable potencial de energías limpias y recursos renovables listos para ser explotados que aseguren un futuro más sostenible.