Haciendo alusión a la frase dicha por el sancionado alcalde de Medellín Daniel Quintero “el cambio en primera”, y que le costó ser suspendido por la Procuraduría General de la Nación, el 29 de mayo de 2022, no hubo tal cambio en las elecciones presidenciales de Colombia. Ahora los colombianos tendremos que esperar tres semanas más para saber quién será el hombre que regirá los destinos de nuestra patria a partir del 7 de agosto de este año.
El próximo 19 de junio, nuevamente acudiremos a las urnas a elegir en segunda vuelta, entre dos opciones, esas que derrotaron a los políticos tradicionales y que representan de alguna manera, el cambio que anhela casi que a gritos el país entero.
Por un lado, Gustavo Petro. Un político experimentado y el líder más representativo de la izquierda colombiana, que logró el 40.3% de los sufragios, equivalente a 8,5 millones de votos en la que es su tercera aspiración a la presidencia. Es la primera vez en la historia de Colombia que esta corriente política pura y dura tiene una votación tal alta, siempre de la mano del senador y exalcalde de Bogotá, que muy hábilmente recogió las inconformidades de los ciudadanos y creó un caballito de batalla para ganar el primer cargo del país. Ese al que quería llegar en estas elecciones, pero no le alcanzó.
Y por el otro, la sorpresa de la jornada electoral, Rodolfo Hernández. Exalcalde de la ciudad de Bucaramanga, ingeniero civil, empresario de la construcción en esa zona del oriente colombiano que, con un discurso simple e interacciones en las redes sociales, especialmente en TikTok, logró el segundo lugar de las votaciones con el 28.1 % que equivale a 5,9 millones de votos. Un hombre septuagenario que únicamente era conocido en su región, con un carácter templado y algo polémico, que emitiendo un mensaje antipolítico casi siempre contra la corrupción conquistó a gran parte del electorado nacional. Llegó solo, sin alianzas políticas de ningún tipo.
Pero esta no fue la única sorpresa de las elecciones presidenciales. Por primera vez en la historia colombiana la clase política tradicional, representada en el candidato Federico Gutiérrez, quedó fuera de la instancia definitiva. Con el 23.9 % de las votaciones, equivalentes a algo más de 5 millones de votos, no le alcanzaron para pasar a segunda vuelta. Solo ganó en el departamento de Antioquia, la región donde es oriundo. Definitivamente, una gran derrota para lo que los colombianos denominamos “lo mismo de siempre”.
Con todo esto queda demostrado que los paros de 2019 y 2021 hicieron efecto en gran parte de la población colombiana que se cansó de la pésima gestión del actual gobierno y de la nula conexión del presidente Iván Duque con la realidad que vive la nación. Sumado al crecimiento del desempleo, la pobreza, la inseguridad entre otros factores que hacen que los colombianos, hoy más que nunca, pidan un cambio real, que de alguna forma transforme al país.
Se vienen días difíciles, Petro y Hernández harán lo que sea por ganarse la confianza y por supuesto, el voto de aquellos ciudadanos que no tienen claro hacía que orilla coger. La del líder de izquierda que logró seducir a varios dirigentes de la tendencia de centro para que lo apoyaran. La del gran orador que seduce a las masas en las plazas publicas donde se ha presentado, inclusive en alguna oportunidad levantó las “banderas rojas” con algo de licor en su cabeza. La que ahora sale a asegurar que se considera la opción más “institucional” que derrotó a los políticos tradicionales. O la del viejito que podría ser el abuelo de muchos de nosotros, quien ha reiterado en varias ocasiones que su única alianza es con el pueblo colombiano, el que dijo que, en un eventual gobierno suyo, todos los colombianos podrán conocer el mar, aquel personaje que el día de las elecciones prefirió estar en su casa campestre junto a su familia, que dio su discurso de victoria a través de las redes sociales y en un lugar tan inusual como la cocina de su finca. El mismo que en sus tiempos de alcalde, le dio una cachetada a un concejal opositor al que llamó mentiroso, el ingeniero que reconoció en un video que no sabía de la existencia del departamento de Vichada, ubicado en plena zona amazónica y que terminó dándole el voto ganador en los comicios, vara ironías de la vida. El que tiene investigaciones pendientes con la justicia por corrupción y el que han llamado machista y misógino, por decir en una entrevista radial que las mujeres era mejor verlas cocinando que trabajando en una posible estadía suya en La Casa de Nariño.
Hoy muchos colombianos se sienten dichosos que corrientes como el uribismo, los liberales, los conservadores y demás políticos de vieja data por fin hayan quedado fuera de combate. Para ellos hay una esperanza de que nuestro territorio pueda salir a flote y vengan mejores días para todos. Pero también están los radicales, quienes aseguran que la segunda vuelta presidencial será una elección entre el sida y el cáncer, que el desespero porque Colombia tenga un cambio ha llevado a que dos opciones bastante atípicas se estén disputando el cargo más importante del país y que podría terminarlo de hundir.
¿Logrará Gustavo Petro ser el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia? ¿La tercera será la vencida? ¿Los astros se alinearán y le darán la victoria que tanto ha soñado? ¿Seguirá hablando de fraude y golpe de estado?
¿Logrará el ingeniero Rodolfo mantenerse sin alianzas hasta la segunda vuelta? ¿Irá a plaza pública y tendrá un contacto real con la gente o se quedará entregando discursos en redes sociales y haciendo videos graciosos para TikTok? ¿Regresará a los debates?
Son apenas algunas preguntas que nos haremos y seguramente veremos reflejadas en estas tres duras y largas semanas que tendrán con incertidumbre a más de uno. ¡Qué gane el que tenga que ganar!