El patrimonio de recursos destinado a razones sociales, medioambientales y de buen gobierno, conocido como la Inversión Socialmente Responsable, asciende en la actualidad a 13,6 billones de dólares, de acuerdo con un estudio elaborado por la organización Global Sustainable Investment Alliance, citado en el portal Compromiso RSE.
La inversión socialmente responsable permite a los inversores incorporar sus creencias, valores y preocupaciones a su estrategia de inversión.
Existen múltiples vías de acercamiento a este tipo de inversión. La primera opera mediante filtrados. Dentro de ella se diferencian dos tipos: los excluyentes (negative screenings), que identifican y excluyen del universo de inversión aquellas compañías que no cumplen unos requisitos mínimos, y los positivos o valorativos (positive screenings), que identifican las compañías con mayor grado de cumplimiento de unos criterios estándar, dice el sitio Cinco Días.
Una segunda forma consiste el análisis best-in-class que valora las empresas de múltiples sectores según una combinación de varios criterios ESG y criterios financieros.
Hay una tercera vía, compatible con las dos anteriores, que consiste en influir en la gestión de la empresa en la que se invierte (engagement) mediante la presión a la dirección y el voto en las juntas generales de accionistas.
A escala mundial los procesos de exclusión son la principal forma de inversión responsable, con una cifra de 8,3 billones de dólares en acciones, según publica Servimedia.
Un billón de dólares en acciones correspoden al patrimonio gestionado bajo el concepto “best in class” y se concentra en Estados Unidos.
Europa es la región donde el patrimonio gestionado de forma responsable es mayor, con 65% sobre el total de la zona. Si sumamos los patrimonios gestionados en Estados Unidos y Canadá, el dato asciende al 96%.