Yoga gratuito en los barrios de Caracas

Un joven arquitecto apoyado por una congregación religiosa lleva la práctica fisico-espiritual a un sector popular caraqueño necesitado de un espacio de paz y reconciliación

Una iniciativa de un arquitecto venezolano apoyada por la congregación de Padres Claretinos intenta que en un populoso barrio de Caracas, donde lo común es la inseguridad y carencias de muchos tipos, encuentre un espacio para la reconciliación y paz mediante la práctica del yoga.

Se trata del barrio Julián Blanco, ubicado en Petare, un conglomerado de barrios populares que bordea el este de la capital venezolana. Fue ese el sitio escogido por el arquitecto Joel Valencia para iniciar una jornada que ha llamado “Yoga en los Barrios” que promete llevarse a otros sitios.

Valencia ya tiene diez años trabajando en esa comunidad con el Centro de Investigaciones Ciudades de la Gente, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV.

“Esto nació de una inquietud de muchos años, de empezar a integrar, romper fronteras, conocer sectores de la ciudad y compartir con ellos. Los barrios representan casi el 60% de población del Área Metropolitana”, señaló el arquitecto con inquietud por lo social. “Nació de la impotencia por tener esperar a las autoridades para lograr un cambio”.

Su ejemplo a seguir ha sido Medellín, Colombia, donde en las zonas populares instalaron bibliotecas para atraer a la gente de las urbanizaciones hacia los barrios.

El joven emprendedor buscó apoyo en el grupo Yoga Pedregal para consolidar su proyecto. Acudió a ellos porque desde hace unos cinco años hace yoga junto a la agrupación con sede en el municipio Chacao. La profesora Ximena López fue la encargada de dictar la primera clase y el profesor Juan Carlos Linares dará la segunda el próximo 12 de octubre.

Para los vecinos que se anotaron a la jornada de yoga se trataba de algo totalmente nuevo. Y fue eso precisamente lo que les llamó la atención.

“Para mí fue un encuentro conmigo mismo, con mi cuerpo. Una actividad bastante positiva”, dijo Enrique Suárez, habitante del barrio tras finalizar la clase. Él fue junto a su madre, la señora Petra quien sin importar su edad se aventuró a realizar cada postura.

Suárez afirma que “cuando más población participe podría contribuir a disminuir la violencia e inseguridad”.

Fuente: Reportaje original de Valentina Ovalles publicado en El Universal