Innovador, económico y amigable con el medio ambiente son las características del nuevo sistema de tratamiento de aguas residuales implementado recientemente en la mina Veladero, Argentina, que usa lombrices californianas para la depuración. Las mismas integran un sistema de filtros para el tratamiento de aguas cloacales generadas por los servicios higiénicos y comedores del campamento. El agua tratada se reutilizará para otros procesos.
Se trata del Sistema Tohá, una tecnología ecológica cuya aplicación se concreta mediante una planta piloto instalada en el campamento. Desarrollado en la Universidad de Chile y patentado por la Fundación para la Transferencia Tecnológica (UNTEC), fue implementado con gran éxito en Chile (mina Zaldívar también operada por Barrick, es un caso), México, Paraguay y Argentina.
La decisión de aplicar el sistema intenta saldar una necesidad, “es un proyecto ambientalmente favorable que completa las instalaciones de saneamiento y resuelve la necesidad de evacuar un agua con una calidad compatible con la normativa legal que regula la descarga de aguas tratadas”, se detalló desde la empresa.
Antes de la instalación de la planta piloto, el tratamiento de aguas residuales se efectuaba mediante la modalidad de lodos activados; con este nuevo sistema el plus será la posibilidad de reutilizar el agua. Es que esta técnica de descontaminación de aguas destaca por los múltiples beneficios que brinda: no produce olor porque no hay estancamientos, es de fácil operación y mantenimiento, genera altos porcentajes de remoción de los parámetros contaminantes (nitrógeno, fósforo, sólidos suspendidos), no produce lodos inestables a diferencia de otras plantas de tratamientos.
El proceso de tratamiento consta de dos etapas principales. En la primera, el agua servida o agua residual es irrigada como en el sistema de regadío de césped y escurre por gravedad a través de un biofiltro constituido por capas de diversos materiales, como por ejemplo aserrín, viruta y piedras. Aquí se absorbe y procesa la materia orgánica. La capa superior, constituida por aserrín, contiene un gran número de microorganismos y lombrices (Eisenia Foetida). En el aserrín se anida esta especie de lombriz particularmente voraz con la materia orgánica, lo que permite, en primera instancia, retener el material grueso que contiene el elemento líquido. A medida que el agua escurre hacia las capas inferiores, llega a la capa de piedras, donde se va generando una colonia bacterial que termina con el proceso de destrucción de materia orgánica iniciado por las lombrices. Cuando finalmente el agua residual traspasa todo este sistema de biofiltros, estos organismos han absorbido y digerido la materia orgánica eliminando su principal contaminante.
En una segunda fase del tratamiento, el agua pasa por una cámara donde se le aplica radiación ultravioleta, a fin de eliminar totalmente los gérmenes patógenos. El resultado es un líquido que cumple, como mínimo, con la calidad establecida en la norma de agua de riego.
Producto de su accionar, las lombrices utilizadas en el proceso de purificación del agua servida generan un producto denominado humus, que resulta muy efectivo como abono para la agricultura. Según se informó desde la empresa, aún no se determina la disposición final del humus que genere la planta instalada en Veladero. Sucede que al tratarse de descomposición de líquidos cloacales la generación de humus propiamente dicho es muy baja, por lo que la obtención del mismo debe realizarse cada un año.
Fuente: Diario Ecología | @IQLatino